La habitación de pinturas se había convertido en la habitación más antigua y más descuidada de aquella casa. Las paredes daban la impresión que se vendrían abajo en cualquier momento mientras que lo que una vez perteneció al techo cubría el suelo en forma de polvo. No era un problema días antes pero ahora era un obstáculo en su búsqueda de las hojas de la libreta. Por más que buscaron toda la noche no obtuvieron resultados.
— Estoy seguro que la primera vez que descubrí el cuarto estaban regadas por todo el pasadizo.
—Y cuando yo llegué ya no había nada— termino de concluir Azeri —Es como si alguien hubiera estado dentro de la casa en ese momento.
—Espero que no fuera para tomar las hojas—Principito suspiro con pesadez— No comprendo por qué no las recogí.
—Es algo parecido a un hechizo, Principito—sugirió Azeri— cómo si no fueras tú en ese momento— la luz de seguridad de su rostro poco a poco se vio reemplazada por la duda y añadió con cierta incertidumbre: — bueno algo parecido.
Principito asintió levemente con la cabeza, mostrándose de acuerdo con aquellas palabras, luego observo detenidamente aquella destartalada habitación y mientras sus ojos pasaban por entre las grietas varias preguntas saltaron a su mente ¿Qué más ilusiones lo habría tomado como verdad? ¿Qué más le esperaba?
—Será mejor salir de aquí—alertó Principito, sabía que aquella estructura no resistiría demasiado tiempo, los crujidos estruendosos de la enorme casa era una alerta que no debían pasar desapercibida. Cuando ambos jóvenes se dirigieron a la puerta principal escucharon que la casa volvió a crujir pero el sonido ya no provenía de sus débiles paredes sino de las ventanas.
— Principito— llamó Azeri aterrado. El aludido inmediatamente siguió el recorrido de su vista fue entonces donde las observo, habían un montón de ellas que observaban divertidas y con una juguetona sonrisa las caras de terror de Azeri y Principito.
No perdieron más el tiempo y buscaron alguna salida que quedará próxima a ellos, miraron a su alrededor y tan solo observaron puertas que lo llevaban a habitaciones contiguas, pero sin rastro de alguna salida. Fueron en esos segundos que se dieron cuenta que estaban atrapados cuando a las ideas no se les pudo ocurrir mejor idea que sacudir la casa. De un momento a otro las cosas volaban de un lugar a otro para finalmente caer al suelo o golpear a uno de ellos. Sin embargo no era suficiente para las ideas negras, y empezaron a golpear enloquecidamente las ventanas. La rápida reacción de ambos les permitió salir casi ilesos de las rápidas flechas cristalinas que se desprendían de la ventana. Uno de estas flechas había hecho un corte no tan profundo pero bastante doloroso en la mano de Azeri, que de no haberse protegido probablemente el cristal se le hubiera clavado en el ojo en el peor de los casos.
—Tranquilo Principito— dijo Azeri con una ligera sonrisa al observar la preocupación del rubio— estoy bien... aunque me vendrían bien algunas vendas.
Otra vez los golpes los sorprendieron y lo siguiente que escucharon fue alarmante para ambos, un estrepitoso crujido proveniente del techo los alarmó y no perdieron el tiempo en salir del lugar donde segundos después caería una enorme viga. El estruendo que causó su contacto con el suelo fue ensordecedor.
Después del ensordecedor golpe una nube de polvo se expandió por todo el lugar— Azeri— llamó Principito mientras se cubría los ojos, esperaba al menos distinguir la voz del aludido del molesto zumbido de sus oídos. No obtuvo respuesta solo las carcajadas por parte de las ideas negras.
Principito quiso hacer aparecer su espada pero nada ocurrió —Azeri— llamó de nuevo y las risas de las ideas negras parecía ser más fuertes, lo cual solo significaba una cosa: estaban demasiado cerca de él. De nuevo los estruendosos crujidos, las ideas no pararían hasta que todo quedara completamente destruido —Aze...—fue interrumpido por un extraño objeto plano que lo hubiera aplastado si no hubiera reaccionado dando unos pasos atrás. La caída de este objeto logro que nube de polvo comenzara a disiparse, al menos temporalmente, lo cual le permitió observar detenidamente aquel objeto, eran los cuadros con las fotos familiares en los que se tomó con aquel señor que decía ser "su padre" y la señora, "su madre", los cuales luego del incidente en su presentación no los volvió a ver. Su sorpresa fue grande al darse cuenta que en la foto ya no había rastro de aquellas sonrisas forzadas, ahora era una foto en la que únicamente aparecía él.
—¡Principito! ¿Sigues ahí? Estoy bien— Principito se alegró por escuchar a Azeri, sin embargo, seguía sin poder visualizarlo.
—¿Dónde estás?
—Bueno no te voy a mentir podría estar mejor pero al menos no estoy tan mal— Principito trató de acercarse al sonido de la voz, pero apenas podía distinguir algo en la nube de polvo— Principito ¿Escuchaste eso? —dijo Azeri alarmado.
—No— Respondió el aludido extrañado. Su panorama ya no parecía ser tan obscuro y creía haber descubierto donde se encontraba Azeri.
—Creo que algo se acerca... algo muy enorme— Principito iba a responder que aún no escuchaba nada, hasta que lo escuchó, eran demasiados pasos y algo gigante los acompañaba. Pronto una criatura intimidante en forma de mano y de dedos largos hechos con ideas negras a pareció en escena.
Principito se llevó la mano al pecho instintivamente y se puso en posición de guardia, pero no ocurrió nada, estaba demasiado débil y sin poderes. La enorme mano, en modo de amenaza termino de aplastar lo que quedaba de aquella enorme casa— Azeri.. ¡Azeri! ¿Dónde estás? —Preguntó Principito alarmado, frenéticamente buscándolo con la mirada, y al mismo tiempo observaba con miedo como la enorme bestia estaba cada vez más cerca de él. La enorme mano no tardó en tratar de asestarle un golpe pero Principito pudo esquivarlo cuando corrió por debajo de aquella bestia. Aprovecho la confusión de la enorme bestia para seguir buscando con la mirada a Azeri, quien encontró tirado boca abajo en el suelo cubierto por polvo.