PRÓLOGO

No todas las historias comienzan con un beso, algunas empiezan con una conversación incómoda, un gesto torpe o una mirada que no sabe a dónde ir.
Crecí aprendiendo a no esperar demasiado de nadie, porque las expectativas eran la forma más rápida de romperse. Sin embargo, en medio de pasillos nuevos y rostros desconocidos, encontré a alguien que no me pidió que fuera otra persona.
Descubrí que el amor no siempre llega como un relámpago; a veces es un goteo constante que llena poco a poco el vaso. Aprendí que compartir el silencio puede ser tan íntimo como compartir un beso, y que hay personas que, sin saberlo, se convierten en un refugio en medio de tu propio caos.
Este libro no es sobre finales. Es sobre comienzos, sobre aprender a quedarse, sobre las pequeñas cosas que sostienen algo más grande. Es sobre los días en que la vida no es perfecta pero aún así eliges quedarte a mirar la lluvia desde el mismo lado de la ventana.