Habían pasado unos días, con los chicos todo iba bien, Kael siempre era un poco más distante pero desde el centro comercial, había mejorado un poco. Ahora yo estaba hablando con mamá contándole cómo me iba:
—Cielo Jade me preguntó por ti, dijo que te escribiría, no sabía nada del viaje.
—Sí, olvidé decirle. —Jade era una amiga de mi colegio anterior, no éramos muy cercanas, solo lo necesario en las clases para no aburrirnos demasiado.
—Y dime ¿Ya te llevas bien con los niños?
—No son niños mamá —reí. —Eso creo.
—Ya verás que te gustará estar allá. Cariño, esa universidad es maravillosa, será muy bueno para tu futuro que estudies ahí.
—Sí...—digo pensativa. —Tengo hasta junio para decidir mamá, no me presiones demasiado.
—No, no, jamás —río por su rapidez al hablar.
"Señora Michaela se solicita su presencia en la sala de juntas"—se escucha al fondo.
—Cariño, tengo que colgar ahora
—Está bien ma, cuídate.
—Tú más cielo, te queremos mucho.
—Igual.
Al finalizar la llamada me acosté mirando el techo por un momento, cuando me llega un mensaje de mi hermano:
"¿Cómo estás cara de rana?"—y le respondo:
"Bien, cara de sapo ¿Y tú?".
Al ver que se acercaba la hora de la cena, decidí darme una ducha. Ducharse es algo diario y normal pero, esta vez pareció darme vida.
Terminé de ducharme y me coloqué un short y una blusa solo para salir del baño. Puse "Presiento" de Aitana y Morat a todo volumen y prendí el secador para comenzar a secar bien mi cabello (ya estaba resfriada como para que empeorara), mientras cantaba.
«Sí, me gusta cantar y no, no se me da mal. Creo».
Estoy cantando y bailando sola en mi cuarto cuando noto algo en mi balcón pero lo ignoro, hasta que vuelve a pasar y veo un avión de papel caer desde, ya saben desde qué dirección.
Dado esto salgo a ver qué pasa y veo a un Kael molesto mirándome.
—¿¡Qué pasa!? —veo varios aviones de papel en el suelo —¿Y eso?
No dice nada.
—¡Baja el volumen! —lo hago y vuelvo al balcón pero aún se escucha. Solo entonces me fijo en su remera blanca pegada.
¿Va al gym? —pienso inconscientemente y me pongo roja al darme cuenta que lo dije en voz alta.
El muy idiota se está riendo.
—¿Por qué? ¿Se ve bien? —parecía un tomate.
—¡Claro que no! —qué otra opción que mentir. —Al contrario, lo digo porque... deberías ir.
—Ya... tú, también, esos shorts te quedan mal. —él sonríe y yo hago una mueca.
—¿Cuál es tu problema?
—Tú y tu música.
—¿Eh?
—No me dejas concentrar. Baja. Tu. Música.
—¿Por qué debería?
—¿Por educación?
—Tú no eres muy educado que digamos. —dicho esto entro al cuarto, cierro las cortinas y subo la música nuevamente.
¡Qué vergüenza! —me froto la cara.
«Pero es cierto que se le ve bien».
¡Calla...!
Espera¿Mis shorts me quedan mal? —me miro al espejo.
Plana no estoy—murmuro para mí. —¿Debería comenzar el gym?
Idiota. —me digo a mi misma.
Me cambié de ropa, me coloqué una pantaloneta negra ancha y un top corto con mangas negro y escote en V. Me puse unas medias y unas chanclas negras que compré.
Me hice un recogido al descuido en el cabello y lista. Me coloqué perfume y salí a buscar a Kev para cenar.
Él se había convertido en mi mejor amigo aquí en la casa.
—¡Hola...!—saludé entrando a su habitación mientras él se peinaba.
—Hola —sonrió.
—¿Listo? —asintió y bajamos a comer.
Nos sentamos a la mesa en nuestros respectivos lugares y claro, la "K" mayor venía tarde.
—Hermano ducharse no toma dos horas —dijo Kyan que, milagrosamente, no usaba su móvil. —Incluso Emma que es una chica llega a tiempo.
—¡Eh! —protesto en broma. Kael fijó la mirada en mí. Es extraño.
Le pregunté con la mirada pero su expresión no cambió. Yo lo miré, estaba vestido con un jersey negro y su cabello negro mojado caía en sus oscuros ojos que no había podido descifrar. Ambos intercambiamos miradas por un segundo hasta que Ana habló. Él bajó la vista a su plato y yo miré a la señora Blythe. Hoy Mike estaba trabajando hasta tarde, por lo que solo estábamos ella y nosotros.
—Emma cielo, faltan tres días para que comiencen las clases —asiento —¿Por qué tú y los chicos no salen antes, ustedes se llevan bien y me temo que con las clases no puedan divertirse con frecuencia.
—No me agradan mucho las fiestas
—Puede ser algo pequeño.
Miré a Kevin sonriente y él alegre asintió.
—¿Kael? —inquirió Ana y la expresión oscura del chico cambió a una de inocencia.
—Claro madre.
—Mañana es el cumpleaños de una amiga—agrega Kev— ella también estudiará en nuestra universidad. Podríamos ir y no es algo grande.
—Ah mira—dice Ana y yo asiento emocionada.
No soy muy de fiestas pero tampoco de quedarme aburrida en casa (a menos que tenga un buen libro o una buena peli para ver).
La cena terminó y yo subí y me puse el pijama. Luego fui a la habitación de Kev a ver una película de terror, que habíamos acordado antes. Mala idea para mí.
—Pero ¿¡Por qué se queda ahí!? ¿¡Es tonta!?
—Es una película Emm.
La chica de la película entra por un pasillo oscuro del hospital psiquiátrico, solo una tenue luz se asoma y la música vuelve el ambiente aún más aterrador.
—El monstro va a aparecer...lo se...Ay no puedo ver. —Kev se rió
La chica sigue caminando y llega a una habitación, prende la luz, hay una puerta sellada y las paredes están llenas de escritos con sangre. La música de fondo no ayuda. De pronto se apagan las luces y se escucha un silbido escalofriante.
—¡Quítala, quítala!—grito aterrorizada y Kev se ríe.
—Eso no da miedo Emm.
De pronto un líquido negro comienza a correr por debajo de la puerta cerrada mientras se abre y aparece el monstro horrible.
¡Ah...!—gritamos ambos y se termina la película.
—¡Mierda! ¡Te lo dije!