Exohumano

Capítulo 11. La apuesta final.

En la siguiente carrera, en la holográfica las apuestas eran muy dispares y solo con una participante eran menos del 1%. Se trataba de Kaguya. Hacia tanto que no escuchaba su nombre que cuando lo anunciaron me sentí aliviado. La había abandonado por completo. Si tan solo hubiera ido a buscarla sabría que aquel día era el posiblemente el ultimo que la vería. Ante el riesgo de perderla en la carrera corrí a hablar con ella. Pero los guardias de seguridad se interpusieron, no me dejaban entrar a las pistas sin ser participante. Por suerte, vi al Slung en las gradas y llamé su atención, vino hacia mí enseguida.

—Necesito hablar con Kaguya —supliqué desesperado.

—No te ha preocupado en un mes —replicó—. ¿Qué te hace pensar que quiera hablar contigo?

—Porque es mi hermana. Y si es necesario participaré en esa carrera o lo que haga falta.

—Creí que tenías miedo.

—Más miedo me da perder a mi familia. Es lo único que tengo.

El entrenador se apiadó de mí y mintió a los guardias para que me dejarán pasar con Kaguya. Cuando ella me vio allí volteó la cabeza para no verme.

—Sé que estás enfadada, pero…

—Nos abandonaste —dijo acariciando la cabeza a Yung, me fijé que tenía una brida—. Esperaba que regresarás a verme entrenar, a veces quería ir a la tienda para contarte mis avances, pero pensaba que no te interesaría y abandonaba la idea cada vez.

—Tenía mucho miedo. Desde la primera carrera no puedo pensar con claridad. No quiero morir ni verte morir a ti también. Me da igual ganar, solo quiero que Yung y tú estéis bien. Os dejé atrás y me equivoqué. Lo siento.

—Solo te perdonaré si me ayudas —aseguró ella entregándome un radar con forma de ovalo—. Me lo dio el entrenador para localizar los aros, me presenté como la conductora y la guía para no tener que participar con un desconocido en el mismo equipo, pero ahora que estás aquí puedes ser tú el guía.

Asentí con firmeza. Comprendí que la primera vez habíamos participado sin la preparación suficiente, pero ya teníamos todo lo necesario. Una nueva esperanza llenó el vacío que había dejado nuestro primer intento. Dejé a un lado el miedo poniendo la mente en blanco.

El presentador anunció a los participantes y justo antes de nombrarnos a nosotros reveló a un trío: eran los mismos que conocimos en la cola antes de la primera carrera en la que participamos y que se pelearon para situarse los primeros. Se trataban de Infamous Dagger, el agresivo que pegó por colarse y sus dos compañeros fieles que lo seguían a todas partes: Litare y Elion. A estos últimos el presentador no les hacía comentarios sobre su aspecto escamado o como era desagradable ver que desviaban sus tres ojos en direcciones diferentes unos de los otros o se relamían con una lengua las corneas. No se atrevería a molestarnos como hacia con nosotros por ser distintos al resto de participantes. También mencionó de pasada el nombre de su casladia: Gunt.

También conocimos el nombre de su colosal casladia: Gunt. En el cual entraban por su boca y lo dirigían desde el interior. Por lo visto participaban otra vez por haber perdido la anterior carrera en la que estuvieron como nosotros.

No me parecía justo que participasen 3 cuando el resto éramos dúos y tampoco me tranquilizaba saber que tendríamos que competir contra ellos.

Pero el presentador no se olvidó de nosotros:

—¡Los pelados han regresado! Y las apuestas por ellos son peores que la primera vez. En fin, la esperanza es lo último que se pierde aquí, porque lo primero es la vida. Veamos si nuestros participantes de hoy sobreviven. ¡Qué empiece la carrera!

No tardaron en dar la luz de salida. Kaguya se agarró de la brida de Yung y yo a la cintura de ella con los brazos mientras sujetaba el radar. Kaguya condujo a la bestia hacia delante y le ordenó con un siseo que avanzará. Había aprendido a llamar su atención sin necesidad del silbato, me sentía muy orgulloso de ella.

Un rugido y entramos por el aro.

Cuando pilotaba yo, aunque Yung me hacía caso, íbamos a dónde él quería y marcaba su propio ritmo, sin embargo, con Kaguya al frente, Yung iba más rápido y el destino lo indicaba mi hermana. Liberé un brazo de su cintura para ver el radar. Indicaba un punto dorado a un radio de 2,5 rt, escala muy usada en algunos planos de realidad, que si lo pasaba a km eran 3,87 km que teníamos que recorrer por un vasto campo de espigas amarillas. Cabalgando entre estas se desprendía un polvo blanquecino en el aire.

En aquel plano el cielo estaba cubierto de nubes que reflejaban la luz del atardecer. A nuestra espalda se podía ver una estrella rojiza por un pequeño claro del cielo y delante nuestra crecía nuestra sombra alargada que alcanzaba al trío de Infamous y sus compañeros.

Nos pusimos a la derecha de ellos. Kaguya los saludó. Estos respondieron dando un coletazo con Gunt que nos envió hacia atrás estrellándonos contra el suelo. Aquella trampa nos retrasó, ya no veíamos a nadie delante ni detrás nuestra.

Encima, para colmo, empezó a tronar y llover lluvia morada. De la tierra, provocando un leve terremoto, salieron las espigas. En realidad, eran seres similares a un cubo lila con cuatro patas regordetas y las espigas eran antenas que movían como si una brisa las moviera sobre sus cabezas. Yung saltaba encima de las cabezas para avanzar. La tropa se movía de un lado a otro como si estuvieran danzando. Expulsaron polvo blanquecino de un orificio que tenían entre las antenas nublando el ambiente. Era casi imposible ver por dónde había que continuar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.