Expediente Biblico

CAPÍTULO V.

Experiencia de liberación.

 

 


LA PIEDRA A TUS PIES...

Sólo Dios puede perdonar y librarnos de nuestras cargas y pecados.

 

 

 

     Recuerdo haber hecho cientos de cosas malas, algunas vienen a mi memoria y otras no... pero lo cierto es que aun así con todo eso, Dios me amó tanto que se despojó de toda vestidura de gloria para salvarme dos mil años atrás... 
¡Cuán grande es su amor, que infinita es su misericordia! Que no sólo lo hizo por mí, sino que también lo hizo por ti.

Y si sientes que llevas toda una vida deshuesado... yo no podré entenderte como él lo hace. Créeme, tan sólo date la oportunidad... y dale la oportunidad a él para para entre en tu vida. ¿Cómo? Muy sencillo, sólo postrándote y clamándole a su nombre. No es mayor cosa. Eso sí, tienes que arrepiente de corazón para que él esté allí, recuerda que el escudriña neutros corazones. Un ejemplo que te doy está en el libro de Génesis. 

 

6. Entonces el Señor le dijo: «¿Por qué te enojas y pones tan mala cara? 7 Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo a él. Génesis. 4: 6–7.

 

Aquí podemos ver claramente como Dios lee los corazones, nuestras mentes. Ante él nada se esconde. Así que te invito a que lo intentas, búscalo que no puede negarse ante un corazón contriste y humillado. Así sin dudas él se manifiesta... y tú y sólo tú vivirás esa experiencia, que te llena cada rincón de tu vida. 
Por eso no debemos abandonar, ni sustituir a nuestro ¡PRIMER Y GRAN AMOR! Ni mucho menos debemos abortar lo con ofensas.

Quiero decirte algo que descubrí, por boca de un hermano. 
Si tu vida es un caos... si crees que naciste para sufrir... si crees que nadie te ama... déjame decirte que te has dejado envolver con las mentiras del adversario. Éste quiere que tú te deprimas, que te confundas, el anhela que te pierdas del sendero de la Verdad. 

¿Sabes... por qué el satanás se ensaña contigo? 
Es porque eres valioso o valiosa para los ojos de Dios. Tú eres mucho más que una herramienta de poder para el Señor... eres una joya preciosa delante de sus ojos. Él te ama apasionadamente, él espera pacientemente que le hables... él llora cuando te ve triste, es él quien guarda cada lágrima y te ofrece una promesa, te ofrece su amor a cambio de nada... es él quien guarda tus caminos y te aparta del peligro, es él. El caballero que toca la puerta esperando con amor a que le abras y le digas: Señor, ven pasa y queda te conmigo. Eres mucho más valioso de lo que te imaginas. Y aunque los demás no lo vean, ni se percaten... él si lo ve y lo aprecia."

Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. 8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

Isaías 55:6-8

Por eso abandone mi buen departamento, y mi "buen trabajo"... 
Cuando ese día de culto dijeron: 

El que desea seguir al Señor como Misionero puede levantarse.

Yo me levante, pero nunca me había imaginado que tenía que abandonar todo por seguir al Señor. Y por amor a Él lo hice. Recogí mis maletas, abandone a mi compañera de cuarto, deje mi trabajo que recién tenía un mes y me había dejado fija porque habían notado mi buen desempeño, devolvió mi uniforme de trabajo. Deje "mis amistades". Me gané el repudio de algunos... pero todo me valió porque mientras estuve con ellos hice lo malo delante de Dios. 
Cometí las aberraciones de un modo descarado... y cuando Dios me dio la oportunidad de ser misionera recordé lo que él Señor me había mostrado en visión... "Las cuarenta semanas para la fundación de la nueva iglesia".

Sólo los que le OBEDECEN a su voz podremos ser salvos, y yo deseaba con todas mis fuerzas eso. Deseaba cambiar lo más rápido posible. Doliera cuánto dolieran las consecuencias de mis actos... porque ciertamente é Señor me libertó cuando vio mi alma derramada en plena adoración del culto, estaba ya dentro con el grupo de Misioneros.

Lloré amargamente, Lloré tanto como cuando lo hizo el apóstol Pedro.
Estaba arrodillada alabando lo, tenía que estar postrada casa vez que oraba por mis errores. Estaba desesperada, sentía que no podía con mis cargas... creía que Dios estaba tan molesto que no me quitaría éste peso... tenía el alma hecha flecos y con ella mi conciencia. Vivía con los ojos hinchados de tanto gemir... 
Y fue justo en aquella hora de adoración donde mis ojos halló reposo. El descanso por fin había venido a mí. Era esa la hora divina en que mi alma encontró la felicidad y empecé a sonreír más. 
Mientras adoraba postrada, de rodillas. Con los ojos cerrados, y con las lágrimas corriendo por mi rostro; como dos fuentes rotas... era abrumadora los torrentes lágrimas que brotaban de mí. Y fue allí en ese preciso instante donde el Dios de gloria se manifestó delante de mí por primera vez una visión. ¡Gloria y honra a su poderoso nombre!

 

Y fue así lo que Dios me hizo ver.




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