Expediente: Fénix

Capítulo 3: La Primera Pista

Nathan salió de la estación de policía con la mente hecha un lío. Derek había mencionado algo sobre un "límite", pero el agente no sabía si se refería a su mente, a lo que estaba pasando en el pueblo, o algo mucho más grande. Todo parecía desmoronarse a su alrededor. Los científicos del gobierno habían estado investigando el caso desde el principio, pero las pistas eran vagas, y la información... clasificada.

El sol comenzaba a ponerse sobre el horizonte de Nevada, tiñendo el cielo de un naranja intenso, mientras Nathan se dirigía hacia el centro de investigación que el FBI había establecido en un terreno aislado. El edificio era una fortaleza moderna, alejada de la vista pública, rodeada por montañas que daban la sensación de estar atrapado en una burbuja aislada del resto del mundo.

Nada en este lugar parecía ser lo que Nathan esperaba. Las instalaciones estaban demasiado bien protegidas, incluso para un caso que, a simple vista, parecía tratarse de desapariciones inexplicables. Al llegar a la entrada, fue recibido por Dr. Laura Stevens, una experta en biotecnología y genética que había sido asignada al caso.

—Gracias por venir, agente Cole. —Laura, una mujer de cabello corto y gafas delgadas, le tendió la mano—. Necesitamos que vea algo.

Sin decir más, la guió hacia un laboratorio subterráneo. En el aire se sentía una tensión palpable, y Nathan notó que, a pesar de ser un lugar de investigación, el ambiente estaba cargado de una extraña quietud. Al entrar, la visión que lo aguardaba era… inquietante.

Sobre una mesa metálica, cubierta con una lona, había un cuerpo. No un cadáver, pero tampoco algo humano en su totalidad.

—¿Qué es esto? —preguntó Nathan, con una mezcla de asombro y desconfianza.

La doctora levantó la lona lentamente, revelando a una persona. Un hombre que parecía estar vivo, pero que no se veía en su totalidad como un ser humano. Su piel era grisácea, casi translúcida. Tenía marcas profundas, similares a las de Derek, pero más severas. No era un humano normal, ni por asomo.

—Este es uno de los abducidos que regresó hace tres semanas. —La doctora explicó, señalando la figura en la mesa—. Llamémoslo el "sujeto 3". No sabemos qué ocurrió exactamente con él, pero lo que encontramos en su cuerpo no tiene ninguna explicación científica que pueda dar cuenta de lo que está sucediendo.

Nathan observó el cuerpo en silencio, sintiendo un nudo en el estómago. No era solo el miedo a lo desconocido lo que lo asustaba. Era el hecho de que esta persona, este hombre, estaba cambiando, de alguna manera, ante sus propios ojos. Los experimentos alienígenas parecían ser mucho más que simples abducciones. Estaba claro que algo mucho más siniestro se estaba desarrollando bajo su nariz.

—¿Es este el único? —preguntó Nathan, manteniendo la calma.

—No. —Laura negó con la cabeza—. Hay más. Mucho más. Pero ninguno de los sujetos muestra el mismo patrón. Algunos están desarrollando capacidades extraordinarias, otros... están perdiendo su humanidad por completo.

El rostro de Nathan se tensó. Esto era mucho más grande de lo que había imaginado.

—¿Y cuál es la conexión entre todos ellos? —preguntó, mirando a la doctora.

—El Área 51. Todos tienen algo que ver con los experimentos que se realizan allí. —Laura lo miró directamente a los ojos—. Lo que está pasando aquí no es un accidente. Es un plan en marcha. Y si no encontramos lo que lo está impulsando, todos estaremos en peligro.

Un escalofrío recorrió la espalda de Nathan. Lo que comenzó como una simple investigación sobre desapariciones, ahora parecía un desastre mucho mayor, uno que no podía controlar. Y cuanto más profundizaba, más claro era que las respuestas podrían ser mucho más aterradoras de lo que había pensado.




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