Expediente: Fénix

Capítulo 6: La Caverna del Proyecto Fénix

Nathan y James corrían a través del laberinto de pasillos del complejo, con las criaturas oscuras pisándoles los talones. El sonido de sus pasos frenéticos resonaba, pero parecía que las criaturas nunca se detenían, siempre estaban cerca, siempre acechando.

Nathan se obligó a pensar con claridad mientras avanzaba a toda velocidad. ¿Qué era ese "Proyecto Fénix"? Si lo que había visto en los monitores era cierto, las criaturas que los perseguían no eran humanas, ni siquiera parecían de este mundo. ¿Acaso era un experimento fuera de control?

—¡Agente Cole! —gritó James desde detrás de él, su respiración entrecortada—. ¡Nos están acorralando!

Nathan no podía permitirse pensar en eso ahora. Tenía que encontrar una salida. Los sistemas de seguridad estaban caídos, y cualquier intento de comunicarse con el exterior era inútil. Las criaturas habían saboteado las líneas de comunicación y cerraron todas las puertas principales.

—¡Tenemos que llegar a la sala de control central! —dijo Nathan, mirando a su alrededor, buscando alguna señal de la ubicación. Si podía acceder a la sala de control, tal vez pudiera restablecer el sistema y detener lo que estaba sucediendo.

El sonido de las criaturas acercándose los hizo acelerar el paso. Pero no era solo el eco de sus pasos lo que los aterrorizaba. En algún lugar detrás de ellos, podía oírse una voz distorsionada, como un susurro arrastrado por el viento.

La caverna nos aguarda.— La voz resonó por los altavoces rotos del complejo, como un eco lejano. Nathan se detuvo por un segundo, desconcertado.

—¿Qué significa eso? —preguntó James, mirando a su alrededor, pero no encontró respuesta.

Antes de que pudieran continuar, el sonido de un enorme golpe hizo temblar las paredes. Algo estaba abriéndose en las profundidades del complejo. Algo enorme.

Sin previo aviso, las paredes del pasillo comenzaron a desmoronarse. En un parpadeo, un gigantesco agujero apareció frente a ellos, una grieta profunda que parecía no tener fin. El aire se volvió más denso, y una extraña energía comenzó a emanar del abismo.

—¡Es la entrada! —dijo Nathan, mirando el agujero. Parecía que una cámara secreta o un laboratorio oculto se encontraba abajo, más allá de la grieta. Era allí donde todo había comenzado, y era allí donde probablemente terminaría.

James, sin pensarlo, comenzó a descender primero, saltando con dificultad por la grieta. Nathan lo siguió rápidamente, y mientras ambos se adentraban en las profundidades, un extraño resplandor verde comenzó a iluminar el espacio a su alrededor.

La caverna a la que habían descendido estaba llena de maquinaria, cables suspendidos, y equipos de investigación desbordando de tecnología avanzada. Pero lo más inquietante de todo era la figura en el centro de la sala.

Era una figura humanoide, pero su cuerpo estaba cubierto de marcas extrañas y metálicas. Su rostro estaba parcialmente cubierto por una máscara. Lo más aterrador de todo era su tamaño, mucho mayor que cualquier ser humano. La figura parecía estar conectada a la maquinaria que llenaba la caverna, como si fuera parte de ella.

¿Es esto el Proyecto Fénix? —preguntó James, con voz temblorosa.

Nathan no respondió. Se acercó cautelosamente hacia la figura, con la sensación de que cada paso los estaba acercando a un abismo aún mayor. En la pantalla frente a la figura, una secuencia de datos parpadeaba.

Un mensaje apareció en letras rojas:

"El Proyecto Fénix ha completado su fase final. Iniciando la fase de replicación."

Nathan entendió entonces lo que estaba pasando. El Proyecto Fénix no era un simple experimento. Era un intento de crear seres híbridos: humanos y tecnología fusionados, capaces de replicarse y evolucionar a un ritmo vertiginoso. La figura ante ellos era solo el primer intento.

En ese momento, el sonido de pasos pesados resonó detrás de ellos. Nathan giró rápidamente y vio a los seres, las criaturas oscuras que los habían estado persiguiendo, acercándose con una velocidad aterradora. Pero algo era diferente ahora. Las criaturas parecían estar más organizadas, como si siguieran un plan.

—¡Debemos detenerlo ahora! —gritó Nathan. Corrió hacia el panel de control, buscando cualquier manera de desactivar el sistema, pero al tocar los cables, una descarga eléctrica lo lanzó hacia atrás. Estaba claro que el sistema de defensa del Proyecto Fénix ya no podía ser detenido por medios convencionales.

—¡Salgamos de aquí! —gritó James, mientras el suelo comenzaba a temblar, y las criaturas se acercaban con una precisión mortal.

Nathan miró la pantalla nuevamente y, con una determinación feroz, recordó las palabras de la voz distorsionada:

"La máquina nos despertó. Ya no hay vuelta atrás."

En ese momento, una idea retumbó en su cabeza. No podían escapar. Lo único que quedaba era destruir lo que había sido creado. Ellos no solo habían abierto la puerta a lo desconocido, sino que también habían liberado el verdadero horror del Proyecto Fénix. Ahora debían decidir: destruirlo todo o dejar que el caos se desatara en el mundo.




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