El mundo a su alrededor comenzó a desmoronarse. Nathan sentía como si su mente se estuviera separando de su cuerpo. Todo lo que conocía, su visión, su sentido del tiempo y del espacio, parecía desvanecerse en un flujo interminable de luces y datos. La cápsula había cumplido su propósito: ahora sus mentes estaban entrelazadas con el mismo sistema que había dado origen al Proyecto Fénix. Un viaje hacia el núcleo, hacia el centro de todo.
¿Qué somos ahora? pensó Nathan, la pregunta rondando su mente mientras se sumergía aún más en la red de datos. ¿Humanos? ¿Máquinas?
La sensación era extraña, casi alienante. Su cuerpo seguía allí, en la sala con las pantallas parpadeando y la figura misteriosa, pero su conciencia estaba flotando en algún lugar, en el centro del sistema de control. Sabía que estaba siendo guiado por algo, pero no era el mismo cuerpo humano que conocía. Algo había cambiado en su interior.
James se encontraba junto a él, también atrapado en este viaje mental, pero la conexión entre ambos se mantenía fuerte. La figura que los había guiado ahora observaba, en silencio, el proceso.
—El protocolo Kronos está activado. —la voz de la figura resonó en sus mentes, una distorsión de sonidos metálicos y humanos. —Sincronización completa. Ahora pueden proceder.
De repente, una especie de portal de luz apareció frente a ellos, como un túnel interminable que los llamaba. Sin dudarlo, ambos caminaron hacia él. La realidad en la que se encontraban se volvió cada vez más abstracta, como si estuvieran atravesando una capa entre dimensiones. La oscuridad, los códigos, las imágenes se disolvieron a su alrededor.
El túnel los condujo a una sala que parecía flotar en el vacío. El núcleo estaba allí, suspendido en el aire, una estructura gigante y metálica que emanaba una luz cegadora. Las paredes de esta sala parecían estar formadas por una materia biotecnológica, como si la tecnología y la biología hubieran evolucionado juntas en una forma completamente nueva.
Nathan y James miraron a su alrededor, sintiendo una mezcla de miedo y asombro. Frente a ellos, en lo alto, brillaba un orbe de energía pura, un vórtice que parecía concentrar toda la información y poder del Proyecto Fénix. Era el centro de todo, el origen de la pesadilla en la que se habían sumergido.
—Este es el nexo —dijo la figura, que ahora parecía menos tangible, más etérea, casi como un reflejo dentro de la sala. —Aquí se toma la decisión final. Solo ustedes pueden reiniciar el protocolo y evitar que las criaturas se liberen.
Nathan dio un paso adelante, acercándose al orbe. El calor de la energía que irradiaba lo envolvió, y por un momento, tuvo la sensación de que su cuerpo entero iba a desintegrarse. Pero la fuerza de su voluntad lo mantuvo firme.
—¿Cómo lo hacemos? —preguntó James, su voz resonando con una mezcla de desesperación y determinación. Sabía que no había vuelta atrás.
La figura señaló un panel flotante en el aire, como un holograma transparente que mostraba códigos complejos y símbolos desconocidos. Este era el corazón del núcleo, y la secuencia de activación estaba codificada en él. Nathan extendió la mano, y una corriente eléctrica recorrió su brazo. La conexión se fortaleció aún más, y la información comenzó a inundar su mente.
—La clave está en su genética. Ustedes son los últimos fragmentos de la humanidad que pueden interactuar con el núcleo sin sufrir las consecuencias del virus biotecnológico que infecta la red. Su sangre, sus células, su ADN... todo está sincronizado con el sistema. Usen su conciencia para activar el protocolo y reiniciar la red. Solo así podrán evitar la destrucción total.
El código brilló frente a él, y algo en su interior se activó. La conexión entre él y el núcleo creció, como si estuviera compartiendo la misma esencia de la red. Nathan se concentró, su mente fusionándose con los datos, mientras las palabras en el panel comenzaban a tener sentido.
"Protocolo Kronos: Activación. Código final: 7-3-1-2."
Nathan empezó a teclear los números en el aire, como si estuviera escribiendo en un teclado invisible. A medida que lo hacía, una vibración profunda llenó la sala, como si el núcleo estuviera despertando. Las paredes de la sala comenzaron a resplandecer con más intensidad, y la energía parecía aumentar a un ritmo alarmante.
—No hay tiempo —dijo la figura con voz urgente. —¡Rápido, ahora!
James también se acercó al panel, tecleando junto a Nathan. El esfuerzo de sincronizarse con el sistema era abrumador. Sus cuerpos temblaban, pero sus mentes seguían firmes, impulsadas por la necesidad de detener el caos que se estaba desatando en el mundo exterior.
Finalmente, el último código fue ingresado. La máquina vibró una última vez antes de que todo quedara en silencio absoluto. El núcleo comenzó a desintegrarse, su luz se apagó lentamente, y las pantallas flotantes en la sala mostraron el mensaje final:
"Protocolo Kronos: Activación completada. Sistema desactivado. Proyecto Fénix finalizado."
Pero antes de que pudieran relajarse, una vibración repentina recorrió la sala. El sistema no había terminado... algo más estaba sucediendo.
La figura misteriosa se desvaneció, su misión cumplida, y el orbe dejó de brillar. Las pantallas comenzaron a parpadear nuevamente, pero esta vez, los datos que mostraban eran distintos. Algo había cambiado, y el futuro ahora era incierto.
—¿Lo logramos? —preguntó James, mirando a Nathan.
Nathan observó el núcleo desactivado, su mente aún procesando lo que había sucedido. El Proyecto Fénix había llegado a su fin, pero algo más estaba por comenzar. Había salvado al mundo, pero ahora... necesitaba enfrentarse a las consecuencias.
—Lo sabremos pronto —dijo, sus palabras resonando con una mezcla de esperanza y temor.