Expediente: Fénix

Capítulo 11: El Último Enlace

La energía negra que había emergido del núcleo parecía consumirlo todo a su paso. Las paredes flotantes, la estructura del espacio y las pantallas comenzaron a distorsionarse, creando una visión surrealista y aterradora. La entidad dentro de la red no solo estaba tomando control de sus mentes, sino que ahora también moldeaba la realidad a su antojo. Nathan sentía que el tiempo se desvanecía, como si el mismo concepto de la realidad fuera ahora una ilusión.

—¡No hay tiempo! —gritó James, luchando por mantenerse en pie mientras las distorsiones del espacio seguían deformándose alrededor de ellos.

¡Tienes que desconectar el núcleo completamente! —La figura de la sombra, que ya no era más que una proyección etérea, apareció frente a ellos, flotando en medio del caos. La voz de la entidad era fuerte, resonante, como un eco lejano y a la vez cercano. —Solo así podrán liberar las mentes atrapadas.

Nathan corrió hacia el panel de control central, observando los números parpadear con velocidad creciente. Sabía que estaba más allá de cualquier medida convencional; destruir el núcleo de forma física ya no era suficiente. Necesitaban romper la conexión mental, desintegrar la red desde su núcleo digital, antes de que la entidad pudiera establecerse completamente en sus mentes.

No es tan sencillo como apretar un botón, Nathan. —La voz de James tembló mientras se acercaba. —Si rompemos la conexión, ¿qué nos va a pasar a nosotros?

Nathan no miró a James. Sabía la respuesta. Nada bueno. Pero no tenían elección. La entidad ya estaba en sus mentes. Para destruirla, debían arriesgarse a perderse a sí mismos.

El último mensaje en las pantallas emergió de nuevo:

"ADVERTENCIA: SISTEMA DE RECONEXIÓN EN MARCHA. CONTROL DE LA CONEXIÓN ESTABLECIDO."

Nathan apretó los dientes. La entidad estaba comenzando a tomar control, extendiendo sus hilos dentro de sus mentes, queriendo moldear sus pensamientos, sus recuerdos, sus deseos.

—¡Lo haré! —dijo Nathan, con la voz rasposa, sin dudar un segundo más.

Con un par de movimientos rápidos, empezó a manipular las conexiones. Sabía que el proceso sería doloroso. Destruir la red significaba destruir la conexión entre ellos y sus recuerdos, cortar el lazo que los mantenía vivos, en cierto modo.

No lo hagas, Nathan. ¡Piensa en lo que estamos a punto de perder! —James le gritó, pero su voz estaba vacía, como si algo dentro de él ya estuviera desvaneciéndose. La red ya lo había tocado.

Sin poder detenerse, Nathan apretó el botón de desconexión final.

Una onda de choque recorrió el espacio, y todo se sumió en la oscuridad. El último rugido de la entidad resonó como un susurro lejano en sus oídos.

Silencio.

Nathan se desplomó de rodillas, su cuerpo temblando. La habitación flotante ya no era una distorsión; había regresado a su forma original, aunque los cables rotos y los paneles apagados dejaban claro que la batalla había tenido un costo.

—¿Lo conseguimos? —preguntó James, entre respiraciones agitadas. Su voz sonaba vacía, como si la presencia de la entidad aún se mantuviera en sus mentes.

Nathan miró alrededor, pero no había señales de la entidad. El aire estaba tranquilo, las pantallas apagadas y las distorsiones desaparecidas. Lo habían logrado. Habían destruido la red. La entidad ya no tenía control sobre ellos.

Pero, ¿qué quedaba de ellos después de todo esto?

La sensación de vacío, de incompletitud, era palpable. No sabían cuánto de sus recuerdos habían sido alterados, cuánto de su humanidad había sido arrasado por la red. Nathan miró a James, cuyos ojos vacíos no reflejaban el ser humano que conocía.

¿Qué nos ha pasado? —dijo James, con la voz quebrada, como si estuviera buscando algo dentro de sí mismo. Algo que no podía recordar.

Nathan sintió que la realidad se desvanecía nuevamente. Si bien la entidad había sido destruida, las cicatrices quedaban. ¿Quiénes eran ahora?

La figura que había aparecido anteriormente apareció una vez más, pero esta vez, su presencia era débil, como una sombra que se desvanecía con la luz del amanecer.

—Lo han logrado... —dijo la figura, con una tristeza evidente en su tono. —Pero el Proyecto Fénix no termina aquí. La red ha sido destruida, pero su legado sigue. Ustedes... ustedes son los últimos vestigios. La humanidad... la humanidad no será la misma después de esto.

¿Y ahora?

Nathan miró al vacío. ¿Había conseguido la victoria? ¿Habían salvado lo que quedaba de la humanidad? Pero a qué costo. Algo de ellos había quedado atrás, algo que no podrían recuperar jamás.

La figura desapareció, y con ello, la única respuesta posible.

Fin del ciclo.




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