Durante la noche, la búsqueda de Albus, Linda y tuya fue bastante exhaustiva para ti. Tomaste café una y otra vez, fuiste al baño repetidas veces, y en una de esas casi te quedas dormida, pero consigues seguir adelante por el bien de la investigación.
Cuando parecía que ya no había esperanza, Pedro llega hasta tu lugar de trabajo con un archivo en mano, cosa que les entrega al lanzarlo al escritorio de Linda.
–Hermet Moreno fue entrevistado el día del asesinato de Caddace Marina, la primera víctima encontrada del asesino conocida como «El cazador». No tiene familiares cercanos, sólo un primo político que se llama Carlos Aguirre. Es un híbrido de carnero. Ambos viven en la misma colonia. Tal vez por eso los viste –emite el mapache, a lo que Linda accede a la red de información sobre Carlos, lo que le despliega todo un archivo.
–Carlos ha sido arrestado por compra y abuso de narcóticos. Se ha de tratar de un adicto y es posible que Hermet le estaba vendiendo o facilitando eso en el momento –expresa Linda, un tanto decepcionada, lo que pone a pensar al lobo.
–¿Qué fue lo que dijo en la entrevista?
–Al parecer nada importante. Fue destruido su testimonio, ya que no lo encontré entre las grabaciones. –Aquello extraña a Linda, la cual, molesta, pensaba decir algo, mas Albus pone su mano enfrente de ella y la detiene.
–Una lástima. ¿Sabe quién lo entrevistó? –cuestiona el lobuno.
–Sí, por supuesto. Fue uno de los aprendices del mismismo Jaime. Su profesor, Lector/a –menciona el detective nocturno al señalarte, lo que te impresiona.
–¿Fausto? –preguntas, confundida.
–¿Dónde se haya ese tal Fausto? –cuestiona Linda al ver la respuesta afirmativa del mapache.
–Falleció víctima del asesino. Fue uno de los siniestros más impresionantes, pero salió en los periódicos con un nombre falso para no generar pánico al tratarse de ser el encargado de la investigación en ese entonces –explicas, lo que provoca a Linda y Albus verse entre sí con algo de confusión y extrañez.
–¿Y cómo lo sabe usted, Lector/a? –comenta Pedro, con una sonrisa malévola en su rostro.
–Me lo confesó Jaime en mi tesis, detective. Una disculpa de parte de ambos por eso.
–Well… Creo que no nos quedará de otra más que ir con el señor Henn. Lector/a, se qué va a decir que no, pero está a punto de desfallecer. Vaya a descansar a las camas del fondo y repórtese en dos horas con nosotros para partir –menciona el lobo, a lo que asientes apenada, mas no hayas de otras mas que casi arrastrarte hasta dicho lugar, donde caes desfallecida.
Dos horas pasaron en un parpadeo a tu perspectiva, tu alarma no te despertó, por lo que Linda va a hacerlo, asustada tú al ver su rostro tan pronto abres los ojos, lo que provoca que te golpees con la litera que tienes encima, pues es lo que hay disponible para descansar en la comisaria.
–¡Auch! ¡Perdón por tardarme, estaba muy cansada, y…! –Linda sonríe leve y te interrumpe despreocupada.
–Está bien. Es entendible. Prepárate, lávate la cara y te vemos abajo. –Con ello, la híbrida sale del lugar, mientras tu sigues apenada por la situación incomoda que acaba de suceder.
Ya en la entrada de la estación, y con un rostro medio soñoliento, Albus te saluda con una expresión Jovial, acercado un café a ti por Linda, cosa que agradeces al instante, notado que es justo como te gusta, algo que destacas.
–¿Cómo supiste que me gusta así?
–Anoche te serviste como ocho. ¿Cómo no lo iba a saber? –explica la híbrida, subidos al coche ambos, dejado el copiloto para ti.
–¿Por qué…?
–Vamos, Lector/a. Vas a tener que mantenerte despierta como copiloto. Sube y abróchate el cinturón –invita Albus, a lo que haces caso, cerrada la puerta y notado por los tres que Pedro abandona la comisaria. Eso hace al lobo a hablarte–. Lector/a, quisiera hacerle una pequeña pregunta –dice el detective sin dejar de ver a Pedro.
–Sí, diga.
–¿Qué tan común es que destruyan evidencia? Por más irrelevante que parezca –pregunta aquel, lo que te causa intriga, más cuando lo volteas a ver y notas cierta astucia en los ojos dorados de tu jefe, al igual que interés en Linda por escuchar la respuesta.
–Siendo sincera, en la escuela nos enseñan a no descartar nada. No hay protocolos como tal, a como tengo entendido. Seguro cada lugar se maneja diferente, pero es bien sabido que, mientras un caso no se deseche, cualquier cosa es bien archivada en caso de tener relevancia en un futuro. –Albus sonríe ante esto, mientras que Linda se coloca un mano en el mentón, pensativa.
–¿Deberíamos buscar más a fondo?
–No, my dear. Es posible que ya los haya desechado. Hay que ir con Hermet antes que sea demasiado tarde. Fuck Henn for now. –Sin pensarlo más, Albus arranca el auto y se dirige hacia el hotel Zeenu Bait, lugar donde la hiena trabaja, al cual llegaría en un par de minutos, en donde le verían los oficiales al estar estacionados frente al lujoso sitio, ubicado en el centro de la ciudad.
–¿De verdad cree que Pedro nos oculte algo? –mencionas al estar esperando a Hermet, cosa que provoca una risilla en el lobo.
–No sospecho de él –aclara Albus sin mirarte, mostrando los caninos.
–Aún –reitera Linda, con las piernas y brazos cruzados en el asiento de atrás–. Los policías de Mozhikon son famosos por ser competitivos. Se me hace una estupidez, pero así con las cosas acá. No voy a culpar a Pedro por ser un idiota y ocultarnos información, pero no podemos descartar que tiene que ver con el cazador. Haría sentido el porque no lo encuentran –explica la híbrida, lo que te deja impresionada y alterada.
–¡No lo creo! ¿No creen que exageran un poco? ¡El señor Pedro no parece ser una persona así! ¿No es muy apresurado sacar tales conclusiones?
–Lo es, por eso dije «aún» –explica Linda, a lo que Albus retoma.
–Tranquila, Lector/a. Por ahora nuestros ojos están tras Hermet. Si hay algo más, entonces inclinaremos la vista hacia donde sea necesario. Por ahora, hay que centrarnos en…