Expediente W

Capítulo 7-A

Linda deja ir a Hermet con unas pequeñas disculpas por haberlo sacado del trabajo y por haber perdido su archivo. La hiena, lejos de molestarse, agradece la dedicación del equipo y pasa a retirarse.

Por tu parte, sientes ahora admiración por la híbrida, la cual parece un tanto molesta por lo que acaba de ocurrir.

–No era necesario que…

Shut the fuck up! If you want to solve this, prove it! –dijo molesta la mitad zorro a Albus, quien ahora sabes es su subordinado. La mujer pasa directo a su escritorio, donde busca otro archivo–. Los asesinos no eligen a sus víctimas al azar. Si son bestias, entonces podríamos pensar que se trata de un racista humano, pero no es el caso.

–¿Cómo puede estar tan segura, teniente? –Decir eso hace que Linda te vea de inmediato con ira, mas luego nota tu cara estoica y orgullo de trabajar a su lado, por lo que dicha expresión se va suavizando hasta una leve sonrisa.

–He conocido racistas antes. Prefieren golpear y humillar antes de asesinar. Les gusta dejar el mensaje. Cuando son cultos, es cuando ya asesinan, pero no creo sea el caso. Hay magia involucrada, ya es un hecho. Tenemos que acelerar esto por ese medio y me parece que, quien hizo esto, no sólo conocía bien a la muchacha, sino que tenía algo en contra de ella.

–Es fácil concluir algo así. No obstante, pone a muchos en la mira y será difícil saber quien tiene magia y quien no. No podemos ir de casa en casa lanzando el hechizo de Detect magic. You know?

Did I propuse that? We need to focus in the evidence. The lack of it maybe is a hint itself –propone la teniente, lanzado otro caso frente a ustedes, tomado por ti.

–¿Olivia Leaves? Era una profesora que se la pasaba encerrada en casa.

–¿Qué tal éste? –entrega la mujer a Albus otro archivo, cosa que hace al lobo levantar las cejas y mirar a su superior algo nervioso.

–¿Roger Balenciaga? Era estudiante de odontología. El archivo menciona que era bastante popular.

–¿Qué tiene en común una maestra y un estudiante popular? Además de la escuela.

–El odio –expresas, en conclusión, cosa que hace sonreír a Linda.

–Creo que nuestra maestra no era la más simpática. Es obvio decirlo de Roger. ¿Qué puedes decir de él, Albus? –La pregunta provoca que el lobo levante las orejas y cola, sonrojado por dicha cuestión.

–Pues… No hablamos mucho. Parecía alguien simpático, para ser honesto. –Esto te deja un tanto perpleja, para luego entender que Albus seguro conocía al chico y que, después de saber lo de Eliazar, deduces que pudo haber algo más que una charla.

–Separémonos en dos equipos. Iremos a investigar a Olivia Leaves. Albus, quédate aquí e investiga cual de las demás víctimas tenían una mala reputación. En los archivos debe haber algo. Yo encontré referencias a la apatía de la maestra de inmediato –ordena Linda, cambiados los roles de antes entre ambos.

–Eso significa que iré con usted, teniente.

–¿Objeciones?

–¡No! Para nada. Cuando diga. –Sonriente y confiada, Linda te pide seguirla, yendo detrás de la híbrida a la salida a toda velocidad, subiendo al auto y arrancando para llegar a donde trabajaste el último año. La universidad autónoma de Asfalto, o mejor conocida como UTA. Tu alma mater.

Una vez ahí, bajas del coche y observas las esculturas insignia de la gran plaza central de la ciudad universitaria, cosa que te trae recuerdos y nostalgia, visto aquello por Linda.

–¿Algo que deba saber? –pregunta la teniente, a lo que sales del trance y cierras la puerta del vehículo.

–Bueno, yo estudié en esta universidad. Pasaba por aquí a diario.

–Me imagino. En ese caso, guíame a la facultad de lenguas y filosofía –propone Linda, a lo que con gusto te pones a su lado y le indicas el camino, observados por los múltiples alumnos que parecen deslumbrados por la belleza de tu jefa, algo que sin dudas habías notado ya, pero ahora que la vez como una autoridad, parece que esos aspectos han resaltado de la nada sobre aquella.

Al momento de llegar a la facultad, Linda se impresiona bastante al ver las estatuas y los murales del sitio, y cuando parece que iba a comentar algo, su teléfono suena, lo que la hace tomarlo. Parece ser otro móvil, no el del trabajo que ha estado usando desde que la conoces.

Bugger! You gotta be kidding me! Necesito tomar esta llamada. Por favor, adelántate y pregunta lo que puedas. No tardo –dice la híbrida al suspirar de molestia, darse la vuelta y tomar la llamada sin detenerse.

Por tu parte, avanzas hasta donde se halla la sala de maestros. Al entrar ahí notas que todos los docentes te observan con una especie de molestia. Piensas de inmediato: «algunas cosas nunca cambian».

–Buenas tardes, profesores. Vengo a hacer unas preguntas, soy la oficial… –En eso y ya mostrada tu placa, una profesora interrumpe.

–¿Tiene permiso de la dirección para estar aquí? –cuestiona molesta.

–No necesito permiso de nadie para hacer preguntas sobre un caso de homicidio. Nadie está arrestado, ni mucho menos. Sólo serán unas cuentas preg…

–¡Si usted no tiene respeto por esta institución, nosotros menos a usted! No importa que porte una placa, no debe…

–¡Nelly! –exclama un hombre de escaso cabello y mirada desafiante–. Ya basta, si no quieres responder, no lo hagas. –Eso hace enfurecer a la mujer de mediana edad, la cual toma sus cosas y sale por la puerta trasera, molesta. –Van a venir a por usted. Tiene diez minutos, oficial –menciona aquel hombre, por lo que te apresuras.

–Sé que ya han pasado cinco años del incidente, y es posible que la quieran cubrir un poco, pero necesito saber si la profesora Olivia Leaves era odiada o si era nefasta. –Aquello provoca impresión entre los docentes, además de la risa del hombre que te defendió.

–A mi parecía bastante agradable. Era callada, pero no recuerdo haber escuchado reclamos sobre ella –menciona aquel sujeto, recargado en su asiento y entrelazando sus dedos por encima de su pecho.




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