Experimento Auroa 2: Alba

Agrupación de estrella 1: Cerca de ti.

Lunes 21 de septiembre – 6:10 am

 

No puedo afirmar que fue un buen sueño, pero sin duda era mejor que los que había tenido antes. No me molesto despertarme y olvidarme casi de todo lo que paso en mi cabeza, después de todo la realidad tenía que arrastrarme de vuelta a ella contra mi voluntad. Abrí mis ojos para encontrar parado al lado de mi cama a un chico de pelo negro como el mío, pero con ojos azules que irradiaban energía, esta semana era el turno de Elías de despertarnos así que era de esperarse que él me levantaría. Una vez despierto no tenía tiempo de luchar contra el sueño, tenía muchas cosas por hacer, al igual que todos los chicos de mi edad o mayores que viven en esta horrible residencia.

Mientras Elías despertaba a los demás chicos de nuestra edad, para que a su vez ellos lo ayudaran a despertar y preparar a los menores, yo me fui hacia la cocina y comencé a preparar el desayuno para todos. En total éramos 8 chicos entre mi edad o superior y 16 menores a los 12 años. Revise el interior de la despensa y con suerte encontré tres tiras de pan de hace dos días –Esto no alcanza para todos- dije mientras las sacaba de ese húmedo cajón de madera. Prendí la hornalla y saque una sartén–Supongo que si las hago tostadas tal vez alcance. Y si faltan pues yo no comeré y listo –Elías era el tipo de persona que si se enteraba de que no tenía comida sacrificaría la suya para entregarla, pero no haría eso si no se entera de que no había para todos jajajaja.

A la par que el pan se calentaba puse agua a hervir y saque la taza de cada persona. Tampoco teníamos muchos saquitos de té, pero con uno bastaría para hacer dos tazas. –Hmmm cuando vuelva del colegio y si el estúpido de nuestro supervisor está despierto le pediré dinero para comprar más alimentos, ya se nos está acabando todo - por concentrarme demasiado haciendo el desayuno casi se me queman todas las tostadas, para mi suerte logre salvar casi todas a cambio de quemarme las manos. Antes hubiera comenzado a insultar a toda la existencia pero gracias a mi recién adquirida capacidad de regeneración pude evitar esa parte, cada vez estoy más acostumbrado a soportar dolores muy fuertes ¿Estaré perdiendo mi sensibilidad al dolor?

Después de eso no sucedió mucho. Coloque todo en las tres viejas mesas que usamos para comer y todos vinieron a desayunar. Cuando los más pequeños ya habían comido pude darme algo de tiempo para arreglarme yo, que todavía seguía en pijama. Busque y me puse mi uniforme, este aun tenia algunas manchas, pero nuestro lavarropas no era el mejor del mundo y no tenía tiempo para preocuparme por eso ya eran las 7:00 am.

Me reuní con Elías nuevamente y los demás para distribuirnos quien acompañaría a cada chico a su escuela, en conclusión, yo tenían que llevar a tres, por suerte ellos iban a la misma escuela y esta quedaba cerca de mi colegio. Me despedí de todos y partí con los niños. Al bajar encontré la puerta principal abierta, el viejo estúpido olvido cerrarla de nuevo, que suerte que a nadie se le ocurriría robar en un complejo de residencias estudiantiles.

A la vez que acompañe a los tres niños hasta su escuela aproveche para observar el cielo, el cual estaba muy nublado, como si estuviera por llover; a la par corría un fresco viento y sumado a la casi inexistente presencia humana en la zona debido a la hora hacia que el lugar pareciera una película de terror, parecía un día perfecto para morir. Por suerte mi destino no quedaba a más de 10 cuadras de mi escuela. El problema fue que ellos no caminan precisamente rápido y para cuando los deje en su escuela ya eran las 7:50 am y en mí escuela las clases comienzan a las 8:00 am.

Una persona cualquiera hubiera corrido en un último intento de llegar a tiempo, pero con tanta distancia por recorrer más mi condición física sabía que la simple idea de intentarlo ya sería inútil -Al menos sé que ellos tres llegaron a salvo. Espero que los demás también- murmure para mí mismo mientras continuaba caminando con total tranquilidad, de esa forma lograba no estresarme más de lo que ya estaba. La puerta principal de mi escuela ya se encontraba cerrada para cuando llegue, igualmente me acerque y para mi sorpresa me encontré con Mercedes del otro lado de la puerta. Comencé a golpear el cristal de la puerta para llamar su atención y por suerte resulto, al parecer hoy ella era la encargada de los pasillos.

-¿Hola?- ella me observo con decepción -No digas nada, solo ve a la oficina de la  preceptora - yo baje la cabeza, podía sentir como le disgustaba que la mirara –Entiendo- y me fui a la oficina. Normalmente ella ni se molestaría en hablar, solo utilizaría sus poderes de control mental y mandaría a quien se encuentre < ¿Tanto me odian como para ni usar sus poderes en mí? Que estúpida que es eso>

La preceptora en este momento se encontraba ocupada así que me senté en una silla afuera de su oficina. Al poco tiempo un chico de despeinado cabello rulado también ingreso, era uno de mis compañeros, Tomas, su cara se encontraba con los ojos completamente blancos y parecía un robot. Él tomo asiento en la silla a mi lado y cuando sus ojos volvieron a la normalidad. En ese momento recordé lo que me dijo Julián una vez mientras realizábamos unas pruebas en el laboratorio “Debes ser más sociable” me dijo “Sé que debe ser difícil, pero inténtalo” así que eso hice, lo intente. También el Dr. Damián me hablo sobre como las emociones podían afectar poderes como los míos. Sé que él debe tener una mala imagen mía, pero no perdía nada intentándolo.

-¿También llegaste tarde?- le pregunte luego de reunir mucha valentía en mi interior, pero no obtuve respuesta. Antes ni siquiera hubiera intentado hablarle, seguro era un estúpido como el resto de mis compañeros, pero por algún motivo que hasta yo desconozco lo intente una vez más -Es lo peor toparse con Mer cuando está de encargada- comente.

Me costó un poco pero escuche que él me respondió en voz baja –Si, lo es -me anime mucho al escuchar su respuesta, por un segundo olvide las ganas de morir que tenía. Pensé en seguir la conversación pero la preceptora nos interrumpió, ella nos regañó por llegar tarde, nos puso media falta y nos mandó a nuestro curso. Me llamo la atención que al llegar Gabriel no estaba, era difícil no notarlo ya que se sentaba delante de mí, me parecía raro que un chico ejemplar como él se ausentara.




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