Experimento Auroa 2: Alba

Exp. Control 3: Incompatibilidad entre dos fuerzas relativas.

No entiendo a donde querían llevar esas personas a mi amiga, tampoco entendía el motivo por el cual lo hacían, lo único que entiendo es que debo darme prisa. guada perdió la señal del rastreador, lo más seguro es que lo hayan descubierto, pero eso ya no importa ya que sé que mili se encuentra en el tren que salió hace 15 min, guada hará todo lo posible para intentar detener ese tren mientras que yo me subo a este con la esperanza de alcanzar a esos hijos de puta.

Sinceramente me encontraba muy ansioso, no sabía que podrían hacerle esas personas a mili así que tenía que darme prisa. Intentando calmarme a mí mismo me senté en el asiento que indicaba mi boleto, me daba rabia la impotencia que tenía al no poder llegar más rápido <Tantos avances científicos y todavía no se descubrió la teletransportación funcional. Que desperdicio> debido a la hora no había mucha gente que se tomara este tren, así que salió rápido de la estación. Como era de esperarse el tren iba a su máxima velocidad. De todos modos eso no me quito los nervios del cuerpo, miraba para todos lados y movía mis manos y dedos en un intento de gastar toda esa energía que se acumuló dentro de mí. Pero sorpresivamente algo llamo mi atención. En un vagón entraban 40 personas en dos filas de 20 asientos, yo me encontraba en los asientos del fondo de la fila de la mano derecha, y la otra única persona adentro estaba más adelante en la fila a mano izquierda, y en ella vi algo que me sonó familiar. Esa persona tenía un corte de pelo que me recordaba a uno de mis compañeros de colegio, sumado a esto el color del pelo también era extrañamente parecido, era pellirrojo -¿Julián?- me pregunte a mí mismo en voz baja –Nah, no lo creo. Aunque lo fuera igual no me interese, solo estorbaría- sin embargo, también existía la posibilidad de que se tratara de esa persona de la otra vez, el cual era idéntico a Julián, aunque también descarte esa idea rápidamente.

Pensé que lo mejor sería volverme a comunicar con guada para que me diera más información sobre las personas que secuestraron a mili, tome mi celular e intente llamarla en repetidas ocasiones, pero no me contesto. Ahora también tenía miedo de que le hubiera pasado algo a ella. Me asusté mucho cuando oí la puerta delantera del vagón abrirse –Sí que estoy muy preocupado, debo relajarme y concentrarme- me dije a la vez que llevaba mi mano al pecho para sentir lo apresurado de mis latidos.

Quien entro por la puerta fue solamente otro pasajero más, una mujer. Esta se detuvo a hablar con aquel chico de pelo rojo sentado más adelante, mientras más lo miraba más me preguntaba que hacia ese pellirrojo nerd aquí, no sabía sobre su vida pero por lo poco que si sabía  solo me daba a pensar que no tenía sentido que estuviera aquí. Por mi mente recorría la idea fugaz de pedirle ayuda, pero simplemente no podía darme ese gusto, no debía meterlo en cosas que no le incumben, era algo que debía hacer yo solo. Aparte las posibilidades de que en realidad fueran ese compañero de colegio eran iguales a las que no lo fuera.

La charla entre ellos dos término y aquel pellirrojo abandono el vagón. La chica que hablo con él comenzó a caminar hasta encontrarse en el centro del vagón, me llamo la atención la forma tan rara en que se movía, como si estuviera hipnotizada.  Para cuando caí en cuenta de lo que sucedía ya era demasiado tarde para reaccionar. De su ropa la chica saco varias latas, las arrojo al suelo y estas explotaron soltando un extraño gas violeta -¡Mierda!- grite por la sorpresa. Al instante intente tomar un almohadón de los asientos para tapar mi nariz, pero no pude despegarlos de su lugar, como segunda opción intente desesperadamente abrir la ventana a mi lado, pero tampoco pude hacerlo, estaba pegada, sellada o algo así.

Observe mi alrededor desesperado, la chica que tiro el gas se encontraba inconsciente en el suelo ¿Estaba muerta? ¿Fue un ataque suicida? ¿Saben que voy por mi amiga? como última opción intente romper la ventana pero el gas se estaba filtrando por los dedos de mi mano con la que me tapaba la nariz, podría haber intentado usar mi habilidad para separar el gas del oxígeno. Comencé a hacer los cálculos mientras aun intentaba romper el vidrio, pero no logre terminar ninguna de las dos opciones. De un momento para otro todo se envolvió en oscuridad.

 

 

 

Sobre el techo del tren en movimiento se encontraba una chica, llevaba un vestido de estilo sudafricano de color rojo fresa y con un largo pelo rubio, caminando sin temor a caerse ella se detuvo una vez que se encontraba arriba del vagón de cierto capacidad dos -Oh jajajajjajajaj- una risa muy elegante salió de su boca mientras era tapada con su mano –Ese chico tiene tantas dudas, es tan indeciso que es perfecto. Es hora de comenzar con la diversión- aquella mujer bien vestida saco un walkie talkie y se comunicó con alguien -La fase dos ya está completa, ahora inicia la fase tres. Cambio.

-…-

-No te preocupes, acabare antes de llegar ahí. Cambio - la chica volvió a guardar el radio y corrió el mechón de pelo de su frente dejando al descubierto una gema incrustada en su piel. Ella cerró los ojos y la peculiar piedra comenzó a brillar.

 

 

 

-Maldición no puedo creer que me hayan atrapado de nuevo. Se suponía que santi debía vigilar, la próxima vez que lo vea le voy a romper la nariz por traicionarme asi - un profesor había desaprobado a uno de mis amigos, así que entre todos decidimos hacerle una broma. El problema fue que me terminaron agarrando a mí.

-El peor castigo que podían darme en esta época del año, malditos adultos tontos- seguí insultando por mi mala suerte. Otoño había llegado a la ciudad Auroa y el gigantesco patio de la escuela se encontraba cubierto por hojas cafés que caían de los árboles, como castigo yo tenía que encargarme de todas esas hojas.

Deje salir un suspiro mientras tiraba mi peso al rastrillo para tomar un pequeño descanso –Y todavía me falta el reto de la directora, no puedes arruinar tu vida con tan solo 9 años y bla bla bla- agregue imitando su fea y aguda voz de bruja. Retome mi agobiante trabajo que parecía que no terminaría nunca, ya eran las 18:00 y todavía no iba ni por la mitad. Pero el castigo podía esperar debido a que repentinamente escuché unos llantos provenientes de detrás de la bomba de agua de la escuela –Cualquiera cosa para no hacer esto- me dije a mi mismo mientras mandaba a volar el rastrillo y pateaba el montículo de hojas que recogí para dirigirme rápidamente al origen de esos.




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