Experimento Auroa 3: Ocaso

Un día en las frías sombras de la ciudad_150

Martes 29 de septiembre- 06:00 Am- Distrito 10- Residencias estudiantiles.

 

No entendía nada de lo que estaba sucediendo a mi alrededor, simplemente me limite a ser un simple espectador, impotente observando todo el caos y destrucción a mi alrededor, era algo parecido a ser un fantasma.

El escenario que me rodeaba era apocalíptico, todo estaba en llamas y sumergido en la desesperación. Los seres vivos que corrían y suplicaban salvación no parecían ser humanos en lo más mínimo. En el centro de todo este caos logre identificar 5 figuras, cuatro de ellas formaban un circulo y observaban a quien estaba en el medio.

-Entonces está decidido, ya no hay ninguna oposición –Comento la figura central terminando el tema, este ser si parecía ser humano, su pelo era corto y negro pero sus ojos eran como ver una galaxia o una constelación, eso no era humano. Ninguna de las cuatro personas se opusieron a sus palabras, quien parecía ser el líder era significativamente menor en estatura al resto.

Las cuatro figuras se tomaron de las manos y quien estaba en el centro comenzó a flotar en un evento de luces con un estilo místico. Algo dentro de mí me decía que estaba a punto de ocurrir algo muy malo, sin embargo antes de que eso pasara dos de las figuras voltearon a verme, entre todo el caos logre ver de quien se trataba, era una chica de pelo azul y ojos verdes y a su lado una persona de pelo naranja y ojos también verdes.

-Muchas gracias por reunirnos Bruce –Exclamo la chica vestida con una túnica blanca y bordes dorados.

-Eres el mejor –Agrego el chico.

Todo el fuego, muerte, explosiones, destrucción y desesperación que me rodeaban desaparecieron, quedaron sumergidos en una estela de luz celestial que inundo todo y en ese momento…

 

Mis ojos no tuvieron más opción que abrirse ante los estímulos externos –Otro día más con vida, no sé si aguantare –Susurre con un montón de sueño al percatarme de que mi corazón y cerebro seguían funcionando.

-Ohhh vamos ¡no seas así!–Exclamo el responsable de despertarme. Su pelo era igual de negro que el mío y sus ojos azules resplandecían con emoción y ganas de vivir como todos los días. ¿Cómo puedes tener ganas de vivir despertando todos los días aquí? Eso era algo de Elías que nunca entendería. En cambio mis ojos grises si representaban mi esencia totalmente –Prepara tu uniforme y luego despierta a los menores ¿Esta bien? –Me ordeno mi compañero saliendo de mi habitación –Yo despertare a Marcos y Dante para que me ayuden.

Ahora que la realidad me arrastro devuelta al sufrimiento podía sentir la incomodidad de mi cama, esta estaba muy gastada por el tiempo, el relleno se le salía del interior y los resortes estaban sueltos. Lo mismo sucedía con las sabanas sucias y llenas de agujeros, la lavadora se había roto y era más complicado mantener las cosas limpias.

Sin más remedio me levante y aun con sueño camine hacia el placar donde guardaba la poca ropa que tenía, había hecho esta rutina tantas veces que mi cuerpo memorizo el camino. Abrí las dos puertas de madera y saque el uniforme de mi escuela “Ejemplar” –Maldición –Dije al observar el estado de mi chomba, el encuentro que tuve ayer en el primer distrito dejo secuelas, un agujero se encontraba en el centro de la chomba resultado del cuchillo que me clavaron en el pecho -¿Ahora como solucionare esto?

 

Me asome por el marco de la puerta al comedor –Elías ¿Podrías prestarme tu suéter? –Le pregunte a mi compañero, este se encontraba terminando de preparar el té para todos los residentes de este edificio.

Con una clara sonrisa contesto –Por supuesto, está en el cajón debajo de mi placar-

-Graciassss.

Antes de poder marcharme, Dante ingreso al comedor con 4 niños menores a los 12 años siguiéndolo de cerca, su pelo despeinado por falta de tiempo era marrón y sus ojos rojos –Permiso Bruce –Dijo, me hice a un lado y lo dejé pasar junto a los niños. Una vez que todos pasaron logre tener el camino despejado para ir al cuarto de Elías, pero una pequeña conversación que logre escuchar me mantuvo donde estaba unos segundos más.

-Pudiste haberme despertado así te ayudaba a preparar todo.

-Ay pero Dante te veías tan cómodo durmiendo que no podía molestarte para esto.

-No puedes seguir cargando todo en tus hombros cuando te toca despertarnos.

Decidí no escuchar y sin perder tiempo me fui de ese lugar.

Caminando por el pasillo del edificio a un lado pase por la puerta del supervisor de nuestro edificio, como era de esperarse de ese imbécil se encontraba durmiendo. Lo normal en una residencia estudiantil es depender del supervisor para que nos despierte, nos prepara el desayuno, nos ayude con los deberes y básicamente cumple la función de un padre o madre. Pero si tuviéramos que depender de este ninguno de nosotros hubiera llegado tan lejos vivos, por una vez intente evitar esas “malas vibras” como las llama Elías y continúe mi camino hasta su cuarto, yo no tenía suéteres, pero él sí tenía uno un poco viejo y ese debería bastar para cubrir el agujero de la chomba y que no me retaran en la escuela.

Un rato más tarde me senté a tomar el té con el resto -¿Te divertiste ayer Bruce? Porque estabas muy agitado cuando volviste –Dijo Elías intentando comenzar una conversación.

-Yo no lo llamaría divertirse, más bien fue muy agotador.

Parecía que ahora él le haría la misma pregunta a Dante pero antes de lograr hacerlo el último integrante que faltaba entro a la sala, era el chico más alto de todos nosotros, sus ojos y pelo eran verdes y tenía una gasa pegada en un cachete. Su presencia aquí cambio el foco de atención completamente.

-Oh Marcos ¿Ya te cambiaste la gasa? –Pregunto Elías, por lo que me entere él había participado ayer en otra pelea más y le habían dado bien su merecido.

-Estoy bien –Contesto Marcos disgustado –Y ya deja de estar encima de mí, no eres mi madre.




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