Experimento Auroa 3: Ocaso

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Martes 29 de Septiembre – Decimo distrito- Hospital General.

 

Estuvimos todo el día anterior averiguando donde se encontraría esta persona que tan mala suerte tuvo en su vida, luego de un extenso trabajo por fin logramos descubrir su paradero. El incidente del experimento de control ocurrió en el décimo distrito y nos enteramos de que un grupo de desconocidos detuvieron el experimento antes de llegar a completarse. Esto provoco que aquel pobre individuo quedara internado en un hospital de aquí, pero eso fue hace ya varios días por lo que ahora debería estar un poco mejor.

Cerré mis ojos y mis pulmones liberaron una bocanada de aire, los tres miembros del grupo Orión nos encontrábamos frente la puerta de esta persona, esta persona a quien no pudimos salvar –Cambiando de opinión lo mejor será no molestarlo –Sugerí retractándome de todo lo que llevamos a cabo.

-Oh no señor, nos dejaron salir únicamente por este día y debemos aprovechar eso –Insistió Sarah mirando las pulseras metálicas que los tres miembros de Orión teníamos en las muñecas. Según lo que nos dijeron nosotros tres todavía estábamos en “recuperación” y por esa razón solo podíamos salir del hospital una vez a la semana y solamente si portábamos estos rastreadores disfrazados de pulseras.

Elena también pensó en este repentino cambio de opinión mío –Tendríamos que esperar una semana para poder volver a salir, no deberíamos perder más tiempo y entremos de una vez.

Me daba mucha vergüenza mirar a la cara a alguien a quien le fallamos, utilizar nuestros poderes para ayudar a personas más débiles, ese era uno de nuestros ideales y no logramos cumplirlo. De todas formas nos encontrábamos aquí, sin embargo -Eh…Espera  ¿Qué estás Haciendo? –Sin previo aviso Sarah simplemente se acercó a la puerta de la habitación y la abrió, sucedió demasiado rápido como para que pudiera detenerla y Elena tampoco se percató de eso.

La puerta blanca se abrió completamente y revelo un cuarto sencillo, tenía una ventana, un placar, un baño y una cama con una persona recostada en ella. El chico recostado serenamente en la cama de hospital no parecía ser mayor a los 19 años, su piel era pálida pero no en un buen sentido y  su cabeza carecía completamente de cabello como si hubiera pasado por una quimioterapia.

Sin duda esta persona se sorprendió mucho al vernos a nosotros tres entrar y clavo su mirada de ojos grises en nosotros.

Elena levanto su mano y movió sus dedos –Holis –Dijo intentando ser amable.

La cara del paciente sentado allí no cambio en absoluto –Disculpen creo que se equivocaron de cuarto –Nos informó poniendo una triste sonrisa –Es imposible que alguien venga a visitarme a mí.

-Ohhhhh- Un sonido de ternura salió de la boca de Sarah, el parecía una persona solitaria que nunca tuvo a nadie y paso por muchas cosas, pero aun así él se esforzaba en poder sonreír ante unos extraños. Eso debe haber hecho que el corazón de Sarah se inflara de ternura.

Los tres entramos completamente al cuarto y yo cerré la puerta a nuestras espaldas –No te preocupes, no nos equivocamos de habitación.

El chico levanto una ceja acompañando una expresión de sorpresa -¿Quiénes son ustedes.

Mis dos compañeras tranquilamente acercaron  una silla a la cama, ellas actuaban como si esta fuera su casa y visitaran a un viejo amigo, yo simplemente me pare detrás de ellas.

-Nosotros somos el Grupo Orión –Nos presentó Elena separando sus manos para costados opuestos como si formara un arcoíris imaginario.

De forma un poco más tímida Sarah continuo -¿Nos recuerdas?

El chico de ojos grises seguía sorprendido por la inesperada visita, aun así el llevo su mano a la barbilla en un gesto de pensar y medito la pregunta de mi compañera unos segundos –Ahora que lo dicen creo que sí. Ustedes son los que fueron enviados a detener a esos criminales que atacaron el laboratorio de Royal Company ¿No es así?

De nosotros tres Elena fue la que más se emocionó al escuchar que si nos recordaba –Así es –Contesto ella levantando y subiendo la cabeza muy rápido.

-Intente llamar su atención, pero justo cuando me miraron simplemente desaparecieron en el aire –Continuo recordando el chico -¿Para qué fue que vinieron? –Agrego al final de sus palabras.

Sentí que como líder del grupo Orión esta era mi momento para hablar, y eso fue justo lo que hice –Estem…lo que sucede es que…queríamos...- Tome y solté aire muy rápido –Queríamos disculparnos contigo por no haberte podido ayudar. Al ver tu situación intentamos detener el experimento pero lamentablemente no lo logramos, y tuviste que pasar por todo eso.

El chico se quedó atónito por unos momentos, parecía que estaba experimentando algo nuevo y no sabía cómo reaccionar ante esto –Muchísimas gracias, lo siento pero no sé qué más decirles –Esas no eran las palabras que las chicas y yo nos esperábamos de algo así, pensé que nos retaría y castigaría por no haberlo podido ayudar. El estaría en todo su derecho de hacerlo, como grupo Orión nosotros queremos usar nuestros poderes para ayudar a los demás y no logramos cumplir con ese trabajo. El paciente en la cama continuo hablando –No sé cómo podría devolverles ese esfuerzo.

-¡No digas tonterías! –Replico Elena en voz alta –Pensé que estarías enojado con nosotros, no pudimos ayudarte –Ella mordió con fuerza su labio inferior al no saber de qué otra forma descargar esas malas emociones de su interior –Haremos lo que quieras para compensártelo, solo dinos cómo podemos ayudarte.

-Esta no es una historia de héroes y villanos, todos solamente somos personas guiadas por nuestros intereses y motivaciones personales –Nosotros tres nos quedamos confundidos ante esas palabras pero sin hacer nada el chico de ojos grises continúo hablando –Desde muy pequeño me obligaron a estar en esta ciudad a la fuerza, sin relacionarme con nadie simplemente llenaron mi cuerpo de fármacos y estímulos para desarrollar más la peculiar habilidad que ellos mismo me pusieron contra mi voluntad. El hecho de que ustedes simplemente lo hayan intentado ya significa mucho para mí –El chico llevo su mano al pecho y presiono con fuerza la tela de su bata de hospital –Enserio, muchas gracias –Parecía querer llorar, pero por alguna extraña razón no lo hizo.




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