Experimento Auroa 3: Ocaso

Incertidumbre_Receptaculo_002.

Sin duda mi cabeza me dolía un montón, podía sentir como si esta palpitara y algo dentro quisiera salir, pero eso fue algo que se vio ligeramente suprimido por otra cosa. Un molesto sonido que no paraba de sonar y que me obligo a abrir los ojos, al hacerlo me percaté de que estaba en mi cama, acostado y tapado.

-Oh por mí, no lo puedo creer –una voz comenzó a hablar lo que solo provoco que mi dolor de cabeza aumentara. Saqué uno de mis brazos del interior de las sabanas para apagar el reloj despertador, aunque al momento de presionar el botón en la mesa de luz me topé con que este ya no estaba ahí.

Acto seguido la figura de un adolescente de ojos verdes y cabello naranja apareció flotando arriba de mi a pocos centímetros, esta extraña entidad sostenía en sus manos mi reloj despertador –Discúlpame, pero creo que tu extraño artefacto numérico se ha descompuesto. No deja de sonar.

Lleve mis dos manos para taparme el rostro a la par que decía –Ay no –de a poco comenzaba a recordar todo lo que sucedió anoche -¿En serio todo eso fue real?

-Hasta el último detalle –contesto aquel ser.

En respuesta, yo tome el reloj que tenía entre sus manos y apague la alarma –Su función es hacer ese sonido –conteste su estúpida duda antes de continuar –No recuerdo cada detalle. Sé que estaba por morir, después que te tenía en frente de mí y por último desmayarme.

Sin el reloj en sus manos aquella entidad comenzó a dar vueltas alrededor de mi cuarto en búsqueda de algo para entretenerse, él tocaba mis figuras de colección, apreciaba mis posters y así –No te preocupes tampoco es mucho para recordar –comenzó a hablar al mismo tiempo que sostenía entre sus manos una lapicera vieja que al presionar un botón encendía luces de colores –Me resultaste un espécimen muy interesante y al llegar a la conclusión de que debía preservarse un poco más tu existencia te convertí en mi receptáculo, eso me dio acceso a todos tus recuerdos y al ver el tipo de pasado que tenías, más la situación en la que te encontrabas, te di una forma de salvarte.

Escucharlo decir eso ultimo me hizo recordar algo, con mi mano de alguna forma había desintegrado la navaja de alguien. Sin embargo, yo no tenía una habilidad estrella para poder hacer eso, desde que hice la Iniciativa Estrella Fugaz que fui catalogado como un Nebula Trail…alguien incapaz de desarrollar una habilidad estrella.

Mi cerebro llego a una conclusión lo que me hizo levantarme de la cama abruptamente, me acerque a aquella entidad de túnica blanca con bordes dorados la cual encendía y apagaba la luz de mi cuarto con ignorancia -¿Tú me diste una habilidad estrella?

-Si así es como lo llaman ustedes.

-Pero no lo entiendo, eso es imposible ¿Qué eres?

Algo más pareció llamar la atención de ese extraño ser, pero no se trataba de algo material. Fue mi pregunta lo que hizo que se enfocara por completo en la conversación -¿Qué soy? –repitió mi pregunta –Lo último que recuerdo es caer a este planeta y buscar algo interesante…pero no sé nada más. Aunque ahora tengo en mi cabeza cada recuerdo y momento de tu vida.

-Oye eso es muy privado. No estoy entendiendo nada de esto, pero no veas los recuerdos de cuando estoy en el baño…o de mi infancia en general.

-Tardeeee.

-¿Pero recuerdas porque estás aquí? –volví a centrar el tema de la conversación. Hipnotizado por ese ser, inconscientemente acerque mi mano a su pecho, podía sentir la tela de su ropa, era muy cálida y provocaba una sensación de calma y seguridad <En efecto es algo físico que puedo tocar, puedo sentirlo aquí. No es una alucinación>

-¿Te encuentras bien? –pregunto esa entidad lo que me hizo caer en cuenta de mis acciones.

-La verdad que me duele la cabeza –conteste alejando mi mano.

-Ah eso es un efecto secundario de volverte mi receptáculo, ya se te pasara.

-¿Receptáculo?

-No sé lo que significa, pero todavía en mi mente tengo algunas palabras.

Mis ojos se abrieron de la sorpresa –Seguro eso puede ayudarnos ¿Qué palabras tienes?

-Hmmmm, Celestial, Constelaciones, Astros, receptáculo, libro de la ley, juicio…y…y ¡ALBA!

-¿Alba?

Comenzando a desesperarse aquella entidad de apariencia adolescente comenzó a dar vuelta toda mi habitación en búsqueda de algo, busco en los cajones de mis repisas sacando toda la ropa de adentro y dejándola tirada en el suelo, re busco debajo de los colchones de mi cama dejando todo desordenado y así –Oye, oye ¡Oye! Tranquilízate ¿Qué es Alba?

El ¿chico? De cabello naranja y ojos verdes se detuvo de golpe para observarme –Ella, tengo que encontrarla a ella. Creo que esa es mi misión.

-¿Y sabes dónde está?

-No, pero sí que si estoy cerca de ella me percatare de su presencia al instante.

Comencé a pensar en algunos asuntos caminando de un lado a otro cuando inesperadamente la puerta de mi cuarto se abrió –Ey Leandro son las 7 de la mañana, no puedes estar gritando así –la persona que interrumpió molesta en mi cuarto era mi hermanastro. Un chico de cabello rojo y ojos marrones.

Al verlo me paralice por un segundo e impulsivamente me acerque para golpearlo en la cara sin pensarlo dos veces, este último llevo su mano al cachete y cerro su otro puño con fuerza -¿Qué mierda te pasa estúpido?

-Por tu culpa ayer me rodearon varios pandilleros, me golpearon entre todos para darte un mensaje. Ya deja de hacer estupideces Josué.

-Uhhhhh fuertes declaraciones –comento Ocaso acercándose lentamente hacia mí.

-Y tú cállate –conteste girando mi cabeza, fastidiado, para verlo.

-Pero si no dije nada todavía –hablo mi hermanastro.

-No te decía a ti, hablaba con él –señale a ese chico curioso por todo lo que se encontraba.

-Leandro somos los únicos dos aquí.

Mis ojos se abrieron y comencé a sentirme como un estúpido -¿Solo somos nosotros dos aquí?




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