Sin que me percatara de la situación todo había vuelto a la normalidad, estaba caminando por los oscuros pasillos de la mansión mientras una muy fuerte tormenta podía escucharse fuera, todo estaba completamente a oscuras, pero aun así podía guiarme con facilidad por el lugar. De repente llegue al final del pasillo donde se encontraba una puerta, del otro lado debería haber unas escaleras de caracol que me llevarían al primer piso.
No obstante, cuando abrí la puerta lo que se encontraba del otro lado era una habitación completamente oscura. Del otro lado también parecía que era de noche y había una cama de dos plazas, aunque solo la de abajo estaba siendo ocupada.
Confundido, ingrese en la habitación guiado otra vez por lo que sonaban como llantos ahogados, me acerque a la cucheta y un pequeño niño de cabello negro tenía su cabeza enterrada debajo de la almohada a la par que lloraba y se lamentaba - ¿Otra vez Aleister? –me pregunte a mí mismo. Intentando tocar su hombro con mi mano, pero al igual que la última vez solo lo atravesé - ¿Por qué? –me lastimaba mucho escucharlo llorar desconsoladamente –Si solamente pudiera…
Antes de terminar de hablar la puerta por la que entre volvió a abrirse y un niño de apariencia 3 años mayor, cabello rojo y ojos verdes entro a la habitación. Sin ningún respeto este encendió la luz para iluminar la habitación, me puse de pie para alejarme un poco y ese otro niño tomo mi lugar. A diferencia de mí, él si podía tocar al pequeño niño de aproximadamente 10 años.
-Por favor mi señor, no se sienta mal.
Un llorón Aleister desenterró su cabeza de la almohada, sus ojos violetas brillaban por las lágrimas que salían y la funda de la almohada estaba empapada, y con mocos –No lo entiendas S19 – escuchar a ese niño referirse a la versión más joven de mí por su modelo y unidad clavo una daga en mi corazón.
Podía recordar cómo me sentía en ese momento, estaba confundido y me sentía mal de solo verlo a él estar mal. En el interior de la red no se encontraba una forma correcta para reaccionar a esta situación y no sabía qué hacer, por lo que simplemente me concentre en dejar salir lo que sentía en mi interior –Tal vez no lo entienda, después de todo ni siquiera puedo ser considerado como un humano real. Pero de todas formas lo que si entiendo es que no quiero que usted se sienta mal mi señor.
-Pero Mercedes se fue –tener que remarcar ese suceso solo provoco que el niño llorara con más intensidad –Ella era mi única amiga y ahora se mudó a otro distrito, mis hermanos tampoco quieren jugar conmigo y como tengo un profesor privado no conozco más personas porque no voy a la escuela.
Ese niño sí que estaba poniendo la situación difícil, aunque su sirviente se mantuvo firme y dio una declaración –Tal vez no pueda cambiar eso y me disculpo. Pero si aun así hay algo que yo pueda hacer por usted mi señor por favor pídamelo.
Comenzando a entrar en razón el niño llorón paso su manga por el rostro limpiándose las lágrimas y los mocos –Entonces no me abandones tú también S19, quédate siempre conmigo.
Era una petición egoísta, y, aun así, con calidez en su corazón el sirviente acepto gustoso –Si mi señor –contento con una sonrisa.
-Pero yo todavía no me olvide de esa promesa, aunque este muy molesto, no me aleje Aleister –intente gritarle esas palabras a aquel inocente, pero fue demasiado tarde. Toda la habitación con ellos dos incluidos desapareció.
Comencé a caer por un abismo negro y cuando me percate ya estaba en la planta baja.
Me sentía completamente perdido en mi propia casa, en la que siempre había vivido, aun así, mientras caminaba en búsqueda de las escaleras tenía un pensamiento en claro -Ya nadie puede lastimar a sebas, yo lo protegería. Por ese motivo me volví tan fuerte, de esa forma nunca nadie más causaría problemas.
Pero antes de que pudiera seguir pensando en eso unos fuertes rayos de luz ingresaron por los ventanales a mi costado lo que me obligó a cerrar mis ojos por un momento, detuve mis pasos al lograr escuchar una voz proveniente del jardín de afuera. En específico eran dos familiares y detestables voces.
-Concéntrate Aleister, debes atrapar la bola –dijo una versión infantil de Abelardo al mismo tiempo que sostenía una pelota roja en su mano. Un pequeño yo, feliz de poder jugar con sus hermanos mayores, asintió con la cabeza.
El gemelo mayor lanzo la bola y con mucha concentración su hermano menor logro atraparla. Pero en ese instante, Alexis, quien estaba parado al lado de su hermano gemelo, hizo un silbido con sus labios lo que llamó la atención de unos de los perros bulldogs que se encontraban en el patio. En específico ese perro mascota era reconocido por ser el más torpe y violento al momento de jugar.
Deje salir un suspiro molesto al tener que estar recodando esa situación –Que tonto era por favor, ni siquiera intente esquivarlo.
Aquel perro comenzó a correr hacia el pequeño niño de ojos violetas mientras este distraído intentaba llamar la atención de sus hermanos para que ahora ellos atraparan la bola –Ahora ustedes estén atentos chicos.
Sin embargo, algo de lo que no tenía recuerdo sucedió. Antes de que ese perro golpeara al niño por la espalda alguien se colocó en medio como una pared de carne, otro niño: esta vez aquel de cabello rojo y ojos verdes se había lanzado en medio para que el perro impactara con él en vez de conmigo.
Después de escuchar un fuerte golpe impactar contra el césped, fue que el pequeño Aleister se dio cuenta y giro su cabeza - ¿Estas bien S19? ¿Qué estás haciendo ahí? ¿Por qué juegas con ese perro? Es muy torpe él para jugar – sentí algo frio en mi pecho al escuchar a mi versión infantil llamar a sebas de esa forma.
Con las rodillas raspadas y toda la cara manchada de tierra el sirviente se puso de pie para acercarse a los dos gemelos molestos porque su broma no resulto como esperaban –Les voy a pedir que la próxima vez sean más cuidadosos con mi amo…mis señores.