Experimento Auroa 4: Anochecer

Un día para ti 5: Cada año.

Lunes 12 de octubre – Primer Distrito.

 

–Yo podría hacerte los agujeros en las orejas, así podrías usar muchos más aros.

Mis ojos se encontraban tapados por una venda, no podía ver absolutamente nada y solo me quedaba seguir la voz de mi amiga. Ella me guiaba por los pasillos de mi propia casa mientras tenía las manos levantadas para evitar chocarme con algún mueble o pared.

-No te preocupes eliz, solo pienso utilizar los que me regalo New Quay. No voy a andar comprando más.

-Oh está bien, pero ya sabes a quien llamar si cambias de parecer -no podía verla, aunque por la forma en la que contesto podía imaginarme que su sonrisa se borró del rostro. Me imagino que ella habrá dicho eso ya que se debe sentir mal por no lograr conseguirme un regalo de cumpleaños, aunque me aburrí de repetirle que eso no era necesario.

-Detente un segundo – la forma tan brusca en la que mi amiga dijo esas palabras me dio a pensar de que estuve a punto de golpearme contra algo por lo que me detuve al instante.

Acto seguido mis oídos sintieron como una puerta de madera era abierta y un momento después volvió a hablar mi amiga –Ahora sí, solo sigue derecho.

Di un paso hacia adelante seguido de otro y otro, sentía algo de miedo al hacerlo porque mi mente ya se imaginaba al resultado. De todas formas, lo hice, pude sentir como mi cuerpo atravesó el marco de la puerta hasta encontrarme en la otra habitación. Aunque esta casa era gigante viví aquí por casi toda mi vida, así que tenía un plano mental hecho en mi cabeza y me hacia la idea de a que cuarto me llevo Elizabeth.

Una vez que sentí estar del otro lado de la puerta fue que me detuve, escuché los pasos de mi amiga acercarse hasta mi para desatarme el nudo de la venda alrededor de mis ojos -¡Feliz Cumpleaños ale! – una gran cantidad de voces distintas gritaron eso al mismo tiempo que la venda caía al suelo.

Como me lo imaginaba ella me llevo al comedor, la habitación más grande de la mansión, aunque no se encontraba la característica mesa larga, sino que en su lugar había muchas mesas circulares a los costados las cuales estaban llenas de comida, de los muros y el techo colgaban lindas decoraciones.

Pero había algo que me incomodaba demasiado y me provocaba mucha vergüenza, eso era la cantidad de personas que vinieron <Yo nací este día, pero muchas otras personas también. Que tanta gente venga aquí solo por mí me molesta> estaba tan molesto que podía sentir toda mi cara tornarse roja de los nervios, me sentía tan avergonzado por esto que tenía la necesidad de reírme para desahogarme. No obstante, intente hacer todo lo posible para contenerme y no quedar en ridículo.

-Ay ale no seas tímido y ve a saludar – pude sentir las pequeñas manos de Elizabeth empujando mi espalda, dándome el valor que necesitaba para reaccionar.

Una gran y molesta multitud se formó a mi alrededor para saludarme < ¿Por qué la gente hace todo esto si no lo merezco? Que molesto> me incomodaba y avergonzaba mucho la situación, aunque de todas formas comencé a saludar a todos los invitados.

La primera persona a la que me encontré fue un chico rubio con lentes, él era el receptáculo del aspecto del Ocaso –Buenas noches Aleister, feliz cumpleaños – dijo el estrechando mi mano. El aspecto que flotaba a su lado también me saludo.

-Muchas gracias Lean, espero que la pases bien - intentaba poner mi mejor cara, aunque era difícil mantener mi sonrisa.

Más adelante me encontré con varios ex compañeros de la escuela, entre ellos estaban Sarah, Angela, Mia y Lacielo. Ellos me saludaron y les devolví el saludo –Disculpa que Lisandro no haya venido, pero él te manda un feliz cumpleaños también – me conto mi antiguo compañero de cabello rosado.

-No te preocupes por eso, también mándale saludos de mi parte –me hubiera gustado que viniera así podía verle su cara de idiota, habría sido muy divertido.

Otra chica de mi escuela que también se encontraba era la otra Sarah y a su lado podía ver a Casiopea.

Luego me encontré con Bruce, el otro Doppelganger y su amiga…Azul creo que se llamaba. Los tres estaban bien vestidos y también se acercaron a saludarme.

Así estuve por un rato, mis mejillas comenzaron a dolerme de mantener tanto tiempo una sonrisa y prácticamente atravesé todo el gran comedor hasta llegar al otro lado. Al final del camino se encontraba New Quay y como no podía faltar, mi hermoso sebas, cuando nuestras miradas chocaron ambos nos acercamos para besarnos –Te dije que no tenías que hacer nada de esto tonto.

-Qué suerte que te haya gustado – me contesto con una sonrisa lo que solo provoco que me sonrojara más.

Pero algo en todo esto no encajaba, era como si algo faltara -¿Y dónde está Ari? – pregunte confundido.

-Él me dijo que se fue a preparar tu regalo y que vendría más tarde – contesto a mi pregunta New Quay.

-Solo espero que no sea nada problemático o que llame demasiado la atención – susurre.

El capacidad uno se acercó a mí y rodeo la parte trasera de mi cuello con su brazo –Deja de pensar en esas cosas amigo, es hora de disfrutar de la fiesta. Asi que vamos a divertirnos.

 

 

 

El salón estaba completamente a oscuras, había una bola disco colgando del techo y varios laser de distintos colores que iluminaban el lugar, una gran cantidad de humo se generaba de una maquina escondida y la música estaba tan fuerte que los vidrios vibraban.  Muchas personas se encontraban bailando en el centro del lugar mientras un famoso DJ ponía la música.

A mis dos amigos y a mí siempre nos encantó la idea de ir a fiestas, aunque al momento de estar en una no sabíamos muy bien cómo actuar y como ahora nos encontrábamos parados al lado de la mesa de comida sin mucho para hacer –Maldito Noah que se borró a último momento – maldijo Azul levantando su puño al aire, mientras que con el otro sostenía un una copa de cristal con gaseosa.




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