Experimento Auroa 4: Anochecer

Organización Andrómeda 2.

Miércoles 14 de octubre – 05:50 am.

 

Un montón de extraños ruidos acabaron con mi fase profunda del sueño, aun así, no me desperté hasta escuchar ese fuerte golpe. Sentí como una botella de vidrio fue arrojada hacia la pared muy cerca de mi cama, esta se rompió en cientos de pedazos y algunos de ellos cayeron sobre mi cama lastimándome mucho.

Un fragmento de vidrio cayó en mi rostro abriéndome una herida en el cachete de la cual comenzó a salir mucha sangre –Ya muévete niño inútil – era la voz del encargado de la residencia que sonaba muy molesto y borracho.

Observé el reloj despertador y todavía faltaba tiempo para que siquiera sonara la alarma, pero lamentablemente ya viví mucho esta situación en el pasado. Lo mejor sería hacer lo que él dice antes de que comenzara a golpearnos, me vi obligado a abandonar toda la necesidad de sueño que tenía y con mi corazón latiendo intensamente me levante de la cama como ordeno el supervisor.

Mi cuerpo no podía parar de temblar, pero debía controlarme para que la situación no empeorara -N no hay problema, ya…ya estoy de pie.

El supervisor de la residencia tenía otra botella de vidrio en su mano y la utilizo para golpearme en el rostro haciendo que caiga al suelo del impacto –Ehhh ¿Qué no escuchaste estúpido? Apresúrate y cámbiate inútil, yo iré a despertar a los demás y tu haz el desayuno – un muy fuerte olor a alcohol salía de su boca, era algo molesto.

Hay ocasiones en las que nuestro mal supervisor toma demasiado y eso lo lleva a un estado en el que intenta cumplir bien con su trabajo, aunque lo hace de la peor manera posible. Un moretón violeta se formó cerca de mi ojo izquierdo mientras que mi mejilla derecha tenía una línea roja por el corte de antes, pero igual me puse de pie –Yo también despertare a los demás, po por favor. No se…se preocupe.

El adulto se detuvo para observarme y rápidamente coloque mi mirada en el suelo para no verlo a los ojos, él se molestaba más cuando nosotros lo veíamos directamente y podría golpearnos más fuerte –Así que hoy te levantaste servicial, está bien. Hazlo, pero ¡apresúrate!

Me saqué mi pijama lo más rápido que pude para luego colocarme mi uniforme, no me importaba habérmelo puesto mal, solo quería hacerlo rápido. Una vez listo me apresure en correr a la habitación de Elías para despertarlo, me arrodille a un lado de su cama y comenzó a empujar su hombro para hacerlo abrir los ojos.

Su cabello, negro como el mío, se movió de un lado para otro hasta que por fin logre despertarlo, levanto sus parpados revelando unos ojos azules -¿Bruce? –Parecía tener todavía mucho sueño, aunque cuando me observo con más detenimiento se despertó de golpe -¿Qué te sucedió en la cara? – pregunto levantándose de un salto.

Yo me ahorre las palabras y eso fue suficiente para que él entendiera –Ya veo, entonces mejor me apresurare.

 

 

Era demasiado temprano en las calles del distrito, el sol todavía era tapado por las nubes, un frio viento recorrió las calles y con suerte uno podía encontrar uno que otro auto en circulación. En situaciones como estas es que me gusta evitar ir a la escuela, pero luego de conocer a Alba ella me dio el poder de la regeneración y las heridas en mi rostro ya habían sanado por completo.

Mi recorrido estaba acompañado de cuatro niños menores a los 12 años, ellos también viven en mi residencia y debo llevarlos a sus escuelas antes de pasar por la mía. Uno de ellos estiro la manga de mi uniforme para llamar mi atención -¿Qué sucede? –quise saber despegando mi vista del lindo cielo nublado.

-En mi escuela me enseñaron que esa violencia del hogar hay que denunciarla a la Fundación S.P. 

La preocupación de los menores me hizo sonreír inconscientemente –Ya lo sé, Elías y yo si hicimos eso una vez hace algunos años. Pero en nuestra residencia únicamente viven Nebula Trails, la fundación deja de lado el problema cuando se trata de nosotros o siempre lo posponen indefinidamente. Encima después de eso el encargado se enteró de que hicimos la denuncia y…bueno, no acabo bien para nadie.

-…

-Pero ustedes son muy pequeños para preocuparse por eso, dejen que los mayores nos encarguemos ¿está bien? -los niños volvieron a sonreír y rápidamente cambiamos de tema para hablar hasta que llegáramos a sus escuelas.

Una vez que estuve 100% seguro de que entraron a su escuela me di media vuelta, observe la hora en un reloj colgando de la calle y si no me apresuraba llegaría tarde yo. Hoy no estaba de buen humor así que llegar tarde era lo que menos me interesaba, quería sentir que tenía el control de lo que pasaba en mi vida y quería caminar a la escuela.

 

 

 

 

Escuela Ejemplar – 08:15 am.

 

Me encontraba de buen humor esta mañana –Está bien, hoy nadie llego tarde asi que… - antes de que pudiera mover un dedo me detuve abruptamente. Del otro lado de la reja de la entrada a la escuela se encontraba un chico de cabello negro y cara larga, el cual transmitía un aura deprimente, era uno de mis compañeros de curso, el rarito del curso, Bruce.

-¿Puedes abrirme por favor? – pidió él con una frágil voz bajando la mirada –Llegue dentro de los 15 minutos que se consideran llegada tarde.

-Si solo hubieras llegado un minuto más podría dejarte afuera, de hecho, podría hacerlo ¿Quién se enteraría? O mejor aún ¿A quién le importaría? Pero tienes suerte de que estoy de buen humor – me acerque a abrirle la reja de entrada al rarito del curso.

Él en ningún momento me dirigió la mirada a los ojos, parecía como si fueran a castigarlo o golpearlo por mirar a alguien a los ojos…era una tontería –Gracias Mer.

-Solo cállate y vamos al curso.

-¿No debo ir a la oficina de la preceptora? –quiso saber. Como si le gustara que lo castigaran.

-Te dije que estoy de buen humor así que camina antes de que se me pase.




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