Sábado 24 de octubre –Tercer distrito - Instituto Ritsumeikan.
La silla metálica en la que me encontraba sentado estaba muy fría, el lugar en el cual estaba parecía más una sala de tortura que un centro de investigación y desarrollo: había muy poca iluminación en el lugar, todo el ambiente se encontraba muy frio y había un fuerte y característico olor a látex.
Mi brazo derecho se encontraba reposado en el apoyabrazos de la silla y asegurado con un cinturón de cuero, aun con la poca iluminación podía ver claramente las venas debajo de mi piel. Y en ese momento es cuando una pequeña maquina se acerca a la silla donde me encuentro, esta levanta su brazo robótico en el cual se encontraba conectado una afilada aguja, sin dudarlo un segundo el pequeño robot clava la aguja en mi brazo y un frasco de vidrio comienza a llenarse con un líquido rojo oscuro, era mi sangre lógicamente.
Una vez que el frasco se llena con un poco de mi sangre, retira la jeringa lo que provoca que de mi boca salga un jadeo, acto seguido el pequeño robot utiliza su otro brazo para colocar un poco de algodón sobre el punto rojo de mi vena y lo pega a la piel con un pedazo de cinta adhesiva.
Terminando con su tarea se retira y varias luces más se encienden provocando que el lugar se vuelva mucho más brillante que antes. En la pared de la habitación una puerta automática de vidrio se desliza a un costado y una persona ingresa al lugar; él llevaba el uniforme del instituto, una venda negra que dividía su puntiagudo cabello de su frente y una bufanda roja justificada por el frio del laboratorio.
-Eso ya sería todo –me informa Ryoku hablando en inglés y con su acento noruego, un acento que a diferencia del frio del lugar si provoca que mi piel se vuelva de gallina.
Me sentía un poco cansado por todas las pruebas y estudios que me llevan haciendo toda la mañana, hasta los médicos de antes dijeron que el cansancio podría ser un efecto secundario, pero no debía preocuparme. Utilizando más fuerza de la que esperaba me puse de pie y comencé a caminar hacia donde se encontraba él –De nuevo, muchas gracias por acompañarme. Esta escuela es muy grande y tiene muchos lugares, para alguien nuevo como yo es fácil perderse.
-Jajajajajaja no te preocupes, siempre es un placer. Aparte tienes suerte de que te hayan hecho venir un sábado.
Ambos abandonamos la sala y comenzamos a caminar por un pasillo hacia la salida del lugar –Es que a los Nebula Trails nos pusieron últimos para hacernos los exámenes de salud y todo eso, y como no somos muchos se hacía medianamente rápido –le respondí dándole el verdadero motivo del porque vine hoy.
Ryoku paso su tarjeta de identificación estudiantil por el escáner de la puerta y esta se abrió dejándonos salir al jardín de la escuela, una vez afuera los fuertes rayos del sol alumbraron mi rostro impidiéndome ver por un rato, hasta que mis ojos se acostumbraron a la luz. Los dos continuamos nuestro recorrido hasta la entrada de la escuela, no sé qué tenía que hacer él hoy, pero parecía que tenía el día libre.
-Pero eso termino siendo algo bueno –refuto el chico noruego, parecía que intentaba mostrarme el lado bueno de ser alguien sin un poder en una ciudad donde todos sus ciudadanos tienen habilidades extraordinarias –Tuviste que ver cómo era este lugar a lo largo de la semana, todos los laboratorios de la escuela estaban llenos de gente, todos los turnos para los exámenes de salud y demás estaban agotados.
Dejé salir un suspiro y decidí rendirme ante sus buenas intenciones por mostrarme las cosas buenas de ser un rechazado por el sistema en una ciudad que te excluye –Tienes razón, fue bueno ahorrarme todo ese caos –mis ojos observaron la linda naturaleza llena de vida y color verde del jardín –la tranquilidad es mucho mejor.
Mientras ambos caminábamos surgió un silencio incomodo, aunque todavía podía escucharse a los animales y pájaros del jardín –No te molesta ¿verdad? –quise saber para romper el incómodo silencio.
-¿Qué? –me respondió confundido, pero después de pensarlo unos segundos se dio cuenta de a que me refería –Ahhh, no. Claro que no, está todo bien que venga tu amiga…ya sabes, mientras más mejor –ayer a la noche hable con él por la UnderLine para preguntarle si Sarah podía acompañarnos también. En un principio pareció que él se puso algo triste, aunque rápidamente deseche esa idea de mi mente; Ryoku estaba con los mismos ánimos de siempre.
Un gigantesco muro de cemento y metal de color blanco y gris le daba fin al hermoso jardín que la Institución cuidada tan bien, a su vez un gran arco marcaba el final del camino de ladrillo que seguíamos y también funcionaba como entrada y salida del colegio. Sin embargo, sumado a todo eso existía un hecho más a remarcar, una gran multitud de personas se encontraban reunidas a las afueras de la institución; pero la gran mayoría de ellos no vestían el uniforme de la escuela, sino que eran personas de afuera que se quedaron allí atraídos por alguna razón.
Observe al chico con una venda negra en la frente y él estaba igual de confundido que yo, así que mientras ambos salimos de la escuela pasamos cerca de esa multitud de gente para ver porque había tanto alboroto.
Repentinamente el dedo índice de una persona en el centro del grupo de gente me señalo -¡Oye tú! Que suerte que ya saliste, te estaba esperando desde hace rato.
-¿Yo? – me señale a mí mismo totalmente rojo de la vergüenza y confundido.
La persona que era el centro de atención se abrió paso entre la multitud hasta acercarse a mí, una vez frente a frente no podía creer de quien se trataba. Esa persona se sacó sus lentes de sol para revelar unos brillantes ojos de color violeta, su cabello era negro de una mitad y blanco de la otra -¡¿ALEISTER?! ¿Qué…qué…qué estás haciendo aquí?
-¿Lo conoces? –me pregunto Ryoku muy confundido.