Experimento Auroa 4: Anochecer

Concierto de astros entrópicos 4.

En uno de los callejones del tercer distrito se encontraban 3 personas caminando tranquilamente y sin muchas preocupaciones, dos chicos y una chica. La chica con un parche metálico en un ojo abrazada junto a su hermano del cuello, por detrás ellos dos eran seguidos por el ultimo en el ranking de los capacidades uno.

-Así que era muy literal lo de que no ibas a volver a soltarlo –comento New Quay.

La dulce chica de esponjoso cabello rubio se encontraba desbordando de felicidad de una forma nunca antes vista, a su vez su hermano mayor agarra con fuerza las manos que rodeaba su cuello. La actitud y emociones que transmitían ese mercenario corrompido por las profundidades de la ciudad había cambiado bastante, ahora podía vérselo casi siempre con una sonrisa al lado de su hermana –Pero no puedo entenderlo New Quay –comento Elizabeth -¿Por qué Aleister me oculto que sabía sobre mi hermano? –aunque rebosaba de felicidad ella se sentía muy mal en el fondo de su ser por la traición de su amigo.

-Él sabe lo importante que esto era para ti, pero quería que te reconciliaras con tu hermano en un gran evento donde pudieran divertirse, ponerse al día –respondió la duda de su mejor amiga el capacidad uno.

-¿Qué? –exclamo sorprendido el caza recompensas –Ese tipo edgy no tiene la cara de que haría algo tan dulce y tierno por alguien. Además de ustedes dos no creo que se hable con nadie más.

-Ay no, no, te equivocas –refuto su hermana –Aleister es solo tímido para abrirse o demostrar afecto.

El chico de dientes puntiagudos no podía creerse algo así, pero proviniendo de su hermana lo más probable es que sea cierto.

Caminando para salir de ese largo callejón New Quay observo el cielo y se percató de como este estaba teñido de un fuerte color anaranjado, avisando sobre el final del Ocaso para dar inicio al anochecer. Eso lo hizo caer en cuenta de la realidad –Está bien chicos, ya hicieron todo lo que querían, pero es hora de dejar de ignorar a Aleister y regresar.

Lo más posible era que su mejor amigo se encontrara muy molesto por esto, aunque al ver la felicidad de su amiga ese enojo se desaparecería rápidamente.

Con un poco de mala gana ambos hermanos aceptaron, aunque fue todo inútil ya que en ese momento un temblor comenzó a hacer mover todo de tal forma que los tres casi pierden el equilibrio –Eso fue muy fuerte –comento SoulEater.

-Según mis cálculos el punto cero provino de la plaza central. Y debe haber sido muchísimo más fuerte que aquí.

-Mejor nos apresuramos en ir al lugar –agrego la chica.

Los tres estaban a punto de ponerse manos a la obra cuando repentinamente, antes de poder dar siquiera un paso, la figura de un hexágono de dos metros de alto se generó bloqueando su salida del callejón. El noveno capacidad uno, guiado por los colores verde y violeta del portal, reconoció al instante de quien se trataba -¿Mercy? –se preguntó él totalmente sorprendido por esa inesperada aparición. No tenía sentido ni ningún motivo que ella hiciera acto de presencia aquí.

-¿Quién es? –quiso saber Elizabeth.

-Es alguien que me derroto hace tiempo…la octava capacidad uno –contesto su amigo mientras que a la par la figura de una joven mujer alta salía del hexágono. Ella usaba lentes, dos trenzas que le llegaban a la rodilla y una falda negra muy corta –Hey no te veía desde la reunión de capacidades uno New Quay.

-¿Tú tienes algo que ver con el temblor? –pregunto este último algo molesto.

-Claro que no, y me encantaría poder ponernos al día, pero no hay tiempo. Tres de los ocho miembros de la alta mesa de directores fueron asesinados en tan solo una semana, y bajo las órdenes de los restantes debes venir conmigo inmediatamente.

Un aire de incertidumbre cubrió por completo el lugar, aunque no quisiera, el número nueve estaba obligado a aceptar e irse junto a ella si esa era una orden de los superiores. No es como que tuviera o pudiera elegir algún otro camino, él quería quedarse con su amiga y su recién reconciliado hermano, él quería estar con su amigo de vuelta y tranquilizarlo mientras estaba molesto. Pero eso no iba a ser posible.

-Apresúrate, pero tenemos muy poco tiempo –comento la octava.

Los dos hermanos observaron a New Quay y este con su cabeza baja comenzó a caminar hacia el portal de Mercy, pero algo extraño sucedió después de dar unos pasos. Los dos capacidades uno y los dos hermanos se quedaron sorprendidos cuando el portal hexagonal desapareció repentinamente -¿Esto es una broma? –le pregunto New Quay a su compañera capacidad uno.

-Estúpido esto es muy importante, no tengo tiempo para bromas.

Parecía que una discusión estaba a punto de iniciar entre dos de las nueve personas más fuertes de la ciudad, y eso podría terminar muy mal, pero para su suerte, o, mejor dicho, para su mala suerte ese algo los interrumpió -¿Qué? ¿Por qué? No puedo abrir otro portal –mientras la octava decía eso el aire comenzó a tornarse mucho más frio y el cielo comenzó a anochecer.

-Espera…tienes razón –New Quay observo sus manos confundido, él intentaba transformarse en Mercy, pero simplemente no podía hacerlo.

Aumentando su confusión una tétrica voz sin alma y corrompida pudo escucharse al final del callejón –Ellos…ellos huelen a aspecto –ante los cuatro aparecieron dos figuras que hace un momento no estaban allí. La primera parecía ser una adolescente mientras la segunda era la de un hombre adulto.

-¿Quiénes son? –pregunto sin miedo la chica de esponjoso cabello rubio, pero su hermano se colocó delante de ella para protegerla y abriendo uno de sus frascos para comer lo que estaba dentro obtuvo la habilidad estrella de telequinesis. O eso es lo que él pensaba.

-No lo entiendo, hago bien los cálculos, pero el poder no se manifiesta.

-Ninguno de nosotros puede utilizar nuestras habilidades estrella –llego a la obvia conclusión el número nueve.




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