Experimento Auroa 5: Amanecer

Epilogo 2: Un Último Beso.

La brillante luz del amanecer se abría paso por las ventanas de la cocina de la Mansión Ashford, algo que me resultaba un poco molesto tomando en cuenta que me acababa de levantar y mis ojos todavía no se acostumbraban al sol. Aun así, con mi pijama puesto fui a sentarme en la barra, del otro lado se encontraba un hermoso chico de cabello rojo y ojos verdes como esmeraldas cocinando el desayuno.

En frente de mi estaba Sebas y colgando de la pared arriba de él había un televisor de pantalla plana mostrando las noticias –Por cierto –me habló mi amor –Ya recibí un informe de los demás Doppelgangers de la mansión, por suerte no han sufrido daños graves por el terremoto de ayer, aunque encontraron varias fallas en la infraestructura para reparar –al terminar de hablar volteó los panqueques que hervían en la sartén sobre las hornallas del horno.

-Que bien –conteste frotándome mis ojos algo cansado todavía –Diles que preparen un presupuesto para cuando regrese esta noche del trabajo –respondí para después centrarme en las noticias que pasaban por el televisor encendido.

En estas se encontraba un reportero en hablando sobre el incidente que azotó ayer la ciudad –Lo que se creía que era solo un terremoto normal dejo de serlo cuando alas brotaron de la tierra, el cielo se tiño de rojo y extrañas figuras aparecieron en el aire –comentaba el reportero de poco cabello y algo regordete.

-Sin duda toda una escena sacada de un escenario de fin del mundo Tom –habló una voz femenina de otra reportera.

-La Fundación S.P está llevando a cabo investigaciones al respecto, pero nuestras fuentes confiables señalan que todo esto se debió a un experimento que se salió de control, una máquina que analizaba poderes de ilusión se descontrolo y provocó todo este desastre junto a un pobre sujeto de pruebas que afortunadamente está en el hospital con heridas leves.

La reportera siguió hablando –Fuertes declaraciones Tom, la magnitud del poder liberado hace pensar a algunos que podría tratarse de un capacidad uno que nos oculta la ciudad. O peor aún, de un legendario capacidad cero perdido.

Tome el control para apagar la televisión una vez que las noticias se pusieron fantasiosas y perdieron la seriedad, justo en ese momento Sebastián se volteo para traer una jarra de jugo de naranja con dos vasos que coloco en la barra para servirme un poco.

-Muchas gracias amor –conteste una vez que terminara de servir el jugo de naranja recién exprimido. Tome el vaso en mi mano y observe su contenido con detenimiento para después dejar salir un suspiro.

-¿Tan rápido te pusiste a extrañar a Ari? –soltó eso Sebas repentinamente –Ojala que mis panqueques te ayuden con eso.

-Bueno, él era muy molesto, pero, aun así, puedo sentir su ausencia en mí –respondí muy sinceramente. Sin embargo, en ese instante el reflejo de Ari niño apareció dentro del jugo de naranja en el vaso que tenía.

Esto me sorprendió de sobremanera, pero antes de que mi cuerpo pudiera reaccionar de alguna manera sentí un frio viento recorrer mi piel, al levantar mi vista me percaté de que ya no me encontraba en la cocina de mi mansión y el amor de mi vida desapareció de en frente de mis ojos. En su lugar todo fue reemplazado por una pradera verde que se extendía hasta donde mis ojos alcanzaban a ver, había unas pocas flores blancas y el cielo era de un color purpura junto a manchas que eran nubes; pero lo más sorprendente eran los 13 soles que podían apreciarse en el cielo.

-¿Sebas? ¿Sebas? Maldición ¿Qué tenía ese jugo? -gire mi cabeza para ambos lados y no encontré nada, pero cuando regrese a ver al frente apareció ante mí un árbol, el único árbol que podía ver, y oculto debajo de su sombra estaba alguien un poco más alto que yo, con cabello celeste y una remera azul debajo de una túnica blanca con bordes dorados, dos alas salían de su espalda y tenía una corona de estrellas.

-Discúlpame por la demora receptáculo Aleister Ashford, me tarde casi un segundo, pero debía preparar todo para el juicio –me hablo Ari, eso provoco una sensación cálida y reconfortante dentro de mí. Todo eso a pesar de solo haberse ido por un día que pensé que sería para siempre.

Sabía que lagrimas aparecieron en mis ojos, aunque intente contenerlas, de la misma forma que intente contener mis ganas de salir corriendo a abrazar a ese idiota –No pasa nada, pero para mí se sintieron como 24 horas.

-Para los mortales siempre pasa tanto tiempo –habló con una sonrisa para acto seguido chasquear los dedos.

A mi derecha aparecieron repentinamente al igual que yo Bruce y Leandro mientras que a mi izquierda estaban Anna y Sarah, todos igual de confundidos y sorprendidos ante el surrealista paisaje que estaban presenciando -¿Ale? –me vio Anna para seguido abrazarme -¿Qué está sucediendo aquí?

-¿Recuerdan el juicio del que les comente? Hasta donde entiendo esto parece tener algo que ver.

Y junto a la par que aparecieron ellos, los aspectos de los astros y constelaciones salieron a la derecha de ari y los aspectos del alba y el ocaso a su izquierda -¡Hola Astrea! Te extraño mucho.

-Yo igual Anna.

Se gritaron esas dos rompiendo con el aire de la situación.

-Excelente, ahora solo falta todo el resto –dijo Ailwas antes de volver a chasquear sus dedos. Esta vez cinco sillas aparecieron y los aspectos se sentaron en ellas, aunque la del medio, donde iba ari, era más alta que las demás. Sumado a todo esto algo similar a gradas de un coliseo nos rodearon por los costados y por detrás, estas estaban llenas de lo que parecían ser ángeles con tres pares de alas y algunos otros seres cósmicos.

Logre escuchar como una voz me llamaba desde las gradas, gire mi cabeza al origen y se trataba de Raguel -¡Buenas Aleister! Mándale mis saludos a New Quay.

Observando entre las personas del público logre ver a Dante, el receptáculo del aspecto del conocimiento, y a sus espaldas estaba este mismo aspecto. Con esto en mente entendía que todos los seres que no tenían alas eran aspectos junto a sus receptáculos, lo que me dejo realmente sorprendido al presenciar a tantos. Eran más de los que yo me imaginaba.




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