[Documento c4P J20A - ¿Qué es un día normal?]

Jueves 20 de agosto.

Me encontraba sentado en el sillón de la sala observando con repulsión a quien estaba delante de mí, en frente de mí se encontraba sentado en el suelo ese mocoso de muy larga cabellera roja mirándome con una ingenua sonrisa. Dos sentimientos totalmente opuestos eran irradiados de cada uno y podía sentirse la tensión cuando estos chocaban en el medio de nosotros.

 El ambiente se volvía algo incómodo porque me observaba silenciosamente como si estuviera embobado conmigo. Como resultado de su mirada yo le devolvía otra totalmente opuesta pero él ni se inmutaba, esta situación comenzaba a sacarme de quicio así que me levante de donde estaba sentado, el mocoso me siguió con la mirada.

Su mirada era como un molesto radar que me perseguía a donde fuera -¿Qué es lo que quieres? –Quise saber molesto y llevándome las manos a la cabeza.

El niño lo pensó unos segundos –Estar contigo es suficiente –

-Aghhhhh –Dejé salir un grito de desesperación, este pendejo no tiene remedio – ¡Pues deja de mirarme entonces! –Le exigí.

¿Qué es lo que hace Astria para encargarse de este mocoso? La última vez que los vi se encontraban viendo la televisión. Maldita Astria ¿Por qué tenía que irse y dejarme  a mí con él?  Para eso era mejor que ella se lo llevara consigo, o que me hubiera llevado a mí y lo hubiéramos dejado al mocoso encerrado aquí.

-¿Quieres ver televisión? –Le pregunte como una salida para que dejara de observarme.

Su respuesta no fue de mucha ayuda –Si eso es lo que quieres hermano mayor entonces está bien –Siento que me va a explotar una vena si continuo con él.

Aun así yo tenía que intentar mantener la calma y sobre todo tenía que tratarlo bien a él. El mocoso del que tengo que encargarme es TCC, la Torre de Comando Central de una gran red de información entre clones esparcidos por esta ciudad, si él se sentía amenazado sin darse cuenta bloquearía todos los canales de comunicación de información y el casco sería totalmente inútil. Lo único que tengo que hacer es esperar a que el casco de análisis ciberneuronal HmX termine de cargarse para que pueda usarlo en él. Pero faltaba mucho tiempo para eso y el niño era tan inquietante que me desesperaba, solamente se quedaba ahí sentado en el suelo, observándome.

Tome el control remoto y volví a sentarme en mi sillón para encender la televisión, tenía la esperanza de poder distraerlo con algún programa infantil o algo -¿Hay algo en específico que quieras ver?-

-Yo veré lo que tú veas hermano mayor-

Otro grito de frustración salió de mi boca -Aghhhhh – Choque las dos palmas de mis manos y le suplique a un ser superior en voz baja –Por favor Astria regresa pronto-

Mi compañera de pelo negro y largo atado como una cola de caballo tuve que salir hoy por algo crucial, hace algunos días ella tuvo un accidente cuando nos enfrentamos a un grupo de mercenarios por el casco HmX. Hoy ella tenía una cita con un hospital cercano de este distrito para que le removieran el extraño dispositivo negro que se encontraba pegado donde estaba su herida, nunca me moleste en averiguar cómo funcionaba así que seguía sin poder explicar lo que ese dispositivo hacía.

Yo le rogaba a alguien superior que ella volviera pronto pero sabía que eso sería difícil, antes de que ella saliera le encargue que de camino de vuelta comprara algunas cosas para el casco. Dispositivos simples que se encuentran en cualquier ferretería.

Un peculiar sonido atravesó mis oídos sacándome de mis pensamientos hacia el mundo real, era un sonido con el que yo no estaba familiarizado pero si escuche varias veces en mi vida.

El mocoso sentado en el suelo a mi lado llevo sus dos manos en dirección a su estómago –Tengo hambre –Expreso.

Si dependiera de mi yo lo ignoraría y no le daría de comer, pero existía una posibilidad de que el tomara eso como una agresión y al sentirse amenazado por eso bloquearía los puertos de la red de comunicación. Y eso era algo que no podía permitirme.

Lleve mis dedos a mi frente y comencé a girarlos para encender el foco de mi cabeza <Piensa Oscar, piensa> Mi método dio resultado y una buena idea se formó.  Intente cambiar la expresión de repulsión en mi rostro por una más agradable -¿Te gustaría salir a comer un helado? –Le sugerí.

Sus ojos se iluminaron radiantes –Nunca desde mi creación probé un helado, solo conozco su sabor por la información que recibo –

-Oh no eso es súper triste ¿Significa que si quieres el helado mocoso?-

Él asintió con la cabeza y un suspiro salió de mi boca –Está bien, espérame un segundo – Levantándome una vez más de donde estaba sentado camine por el pasillo con destino a mi habitación. Una vez allí entre toda esa oscuridad revise el casco que se encontraba en una esquina con un cable que terminaba en el tomacorrientes, no le faltaba mucho para poder comenzar a funcionar. Antes de abandonar mi cuarto tome mi tarjeta de identificación estudiantil del placar y ahora si podíamos ir a la heladería más cercana.

Era sorprendente lo que las personas de esta ciudad consideraban “normal” ósea yo estaba caminando en medio de la acera, no tenía nada raro era solamente una personas más del montón. Aunque la situación era un poco diferente, a mi costado era seguido de muy cerca por un niño que no aparentaba tener más de 6 años, su larga cabellera roja casi llegaba hasta el suelo y la ropa que vestía le quedaba muy grande y estaba en mal estado, la suma de todos esos factores haría como mínimo que la gente se detuviera un segundo a procesar lo que veía.

Puede ser que yo viví muchísimo tiempo encerrado en un laboratorio bajo tierra y por esa razón no estaba acostumbrado a la normativa de “normalidad” que se respeta por aquí.  Y así toda la gente, adulta y adolescentes caminaban a mi lado y pasaban cerca de ese mocoso sin siquiera dedicarle una mirada –Y después dicen que yo doy miedo –Susurre.