Miércoles 30 de septiembre– Distrito 6.
Un cierto laboratorio se encontraba en completo silencio, sumido en la oscuridad y hasta un poco sucio. Ya era de noche y no podían escucharse personas fuera, era probable que todos estuvieran en sus casas ya. Este lugar al igual que cientos de otros estaba centrado en el desarrollo de habilidades estrella de ciertos individuos, aunque existía un hecho crucial que diferenciaba este lugar de los demás.
Aquellos centros de desarrollo para poderes estaban directamente relacionados con el departamento de la Fundación Starlight de sus respectivos distritos, sin embargo, existía un pequeño número de estos lugares que no seguían esta regla y eso solo podía significar que estaban relacionados a las profundidades de la ciudad Auroa. Esto podría ser algo “bueno” o algo “malo” ya que a veces se prueban experimentos y métodos que serían ilegales, si la ciudad estaba detrás de esto entonces no habría problema, ya que sería algo “bueno” uno no debía preocuparse de ser atrapado o descubierto ya que el organismo gubernamental de la metrópolis ayudaba a encubrir todo.
Pero si este no era el caso, entonces era algo malo, el mismo gobierno suele llevar a cabo experimentos y métodos poco éticos que serían considerados ilegales si salían al público. Aunque al fin y al cabo el objetivo o resultado de esto llevaría a algo que beneficiaría a toda la ciudad, a pesar de que los métodos no eran correctos, existía un bien común detrás. Pero cuando este no era el caso la situación tomaba un rumbo totalmente diferente, y una organización de las profundidades conocida como “El Culto a la Ciencia” se encargaba de estos asuntos. Ellos regulaban una gran cantidad de proyectos y experimentos de suma importancia, aunque también acababan con aquellos que solo buscaban un bien u objetivo personal a costa de las demás personas.
De un segundo a otro la situación dentro de cierto laboratorio cambio por completo, similar a un cristal al romperse la tranquilidad y quietud se evaporaron en un momento. Un explosivo hizo estallar una pared lo que levanto una cortina de humo, los escombros volaron para todas partes y pequeñas llamas se generaron cerca de un hoyo en la pared.
Una gran cantidad de puntos rojos comenzaron a aparecer entre el humo del polvo levantado, estos puntos se transformaron en líneas que llegaban a la pared y así un grupo de personas armadas y con trajes especiales ingresaron a la instalación siguiendo una formación establecida anteriormente. Apuntando sus armas a todas direcciones para asegurarse de que no hubiera ninguna amenaza, los hombres armados se abrieron paso por los pasillos del laboratorio.
Todos en este grupo parecían exactamente iguales, mismos trajes, mismas armas, hasta tenían reacciones similares…pero de entre todas las cosas parecidas existía una que llamaba la atención. Alguien que estuviera relacionado a las profundidades de la ciudad se percataría al instante de quienes eran estas personas, y todo gracias al símbolo que se encontraba tanto en los trajes como en las armas. Este logo correspondía al modelo atómico convencional que representaba a la ciencia, era el modelo atómico de Bohr, aunque en el centro de los orbitales no se encontraba un núcleo atómico sino un gran ojo abierto que lo observaba todo. Esto solo podía significar que estas personas enviadas aquí pertenecían al Culto de la Ciencia.
El grupo había memorizado el mapa del laboratorio antes de entrar y tenían un plan listo, se separaron en tres grupos más pequeños y comenzaron a revisar cada lugar del complejo en búsqueda de una persona. Pero mientras caminaban por los pasillos y sin darse cuenta una de las personas armadas y con traje piso una placa de presión camuflada que desato un choque eléctrico tan potente que asesino a quien la piso en el acto.
Del interior del traje negro salía una gran cantidad de humo, pero todos ignoraron el cadáver y continuaron su recorrido, aunque ahora más atentos que antes. Una de las personas levanto su mano y detuvo al compañero que iba delante de él –No seas estúpido átomo 12 –dijo refiriéndose a su compañero por su nombre clave.
Esta otra persona nombrada como átomo 12 se detuvo en seco sin entender la situación. Quien se encargó de detenerlo dio un paso al frente y de su cinturón tomó un pequeño tubo metálico, sin dudarlo lo arrojó al pasillo delante de ellos y al caer al suelo una gran cantidad de rayos eléctricos iluminó el lugar por un momento –Es otra trampa de presión.
-Muchas gracias.
En vez de contestar amablemente, quien salvó a su compañero dejó salir un suspiro –Por eso detesto a los novatos, suelen ser más un estorbo que otra cosa.
-Tomemos otro camino –sugirió alguien más del grupo.
Pero antes de que ellos tomaran esa decisión fueron interrumpidos por alguien más, uno de los miembros del grupo que sobresalía del resto por el arma pesada que cargaba. Esta arma era un largo y grueso cañón el cual era sujetado por dos palancas y un cable de alta tensión se conectaban a su espalda. Este circuito en la espalda tenía la apariencia de un cinturon conectado a varios dispositivos negros que funcionaban como electroimanes gigantes.
Esta gran arma era una modificación aumentada de un cañón de Gauss, el cual es un tipo de cañón que utiliza una sucesión de electroimanes para acelerar magnéticamente un proyectil a gran velocidad. Solo que en este caso estaba modificado para poder lanzar un rayo de energía capaz de desintegrar casi cualquier material. Y la persona que lo portaba era nada más ni nada menos que uno de los tres líderes que conforman el triunvirato del Culto a la Ciencia.
La persona de nombre Constantine se sacó su casco para que su cabeza respirara y dejó al descubierto un mechón de pelo gris que sobresalía a la altura de su ojo izquierdo y desentonaba con su cabello castaño –Viajar por el otro camino nos demorara mucho y nada nos asegura que esté libre de trampas.
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Editado: 24.05.2022