Hace años atrás, un grupo de científicos creo lo que iba a hacer que el ejército de los estados unidos ganara la guerra en un futuro próximo. Al principio no contaban con los recursos necesarios para hacer al “nuevo ejército”, solo contaban con un prototipo a escala, además de necesitar la aprobación del presidente. Aprovechando la amenaza de uno de los países enemigos, el mayor encargado de las fuerzas armadas de todo el país, logró convencer al presidente de dar la autorización para comenzar con los planes antes de que se diera inicio a la guerra.
Fue así, con acceso a todos los recursos necesario que crearon a unas monstruosidades, más grandes y anchos que cualquier hombre. Una vez listos, fueron enviados a países enemigos y, por supuesto, ganaron. Cuando regresaron al país, recibieron peticiones de otros países solicitando ser sus aliados y pagar enormes cantidades de dinero para obtener a esos inmensos seres. Luego de aceptar, les fueron enviados con cierta modificación, estos ahora podrían reproducirse y así reemplazar al ejército.
Después de tener a las crías de aquellas horribles criaturas, estudiaron detenidamente su desarrollo y crecimiento, y descubrieron una falla en todo su sistema, no se explicaban el porqué de tal cosa, por lo que intentaron hacer modificaciones para cambiar su código genético y así tener control sobre ellos como en las primeras criaturas, sin embargo fue un error fatal.
Tras el cambio genético aquellas criaturas fueron aún más monstruosas y fuertes que las anteriores, e hicieron lo que les fue ordenado en un principio: matar a cualquier ser viviente que los atacase, sin distinguir a los enemigos, iniciando así la casi extinción de la humanidad. Los que se les enfrentaron, sabían que sería una misión suicida, pero lograron acabar con ellos y salvaron a un grupo reducido de personas.
Al no tener rastro de ellos ya estarían a salvo, o al menos eso creían.
—Estén muy alerta — anunció el líder del grupo mediante el monitor que tenemos para poder comunicarnos — hoy están más cerca que nunca — todos nos pusimos en guardia, atentos a cualquier sonido.
Estamos en un día de vigilancia fuera de los muros de la ciudad, es turno de nuestro escuadrón hacerlo, ya que cada semana se turna a uno diferente. Es la primera vez que estamos fuera, y admito que siempre quise salir, pero no de esta manera, creí que no había nada acá afuera, pero estaba muy equivocada.
Hemos estado ya por lo menos una hora vigilando sin que pase nada, pero es muy importante que no abandonemos nuestro puesto, a pesar de encontrarnos solos en este momento, cualquier cosa podría pasar. Estamos a seis millas de la ciudad, es lo más lejos que se nos permite alejarnos.
Unos minutos después, todo se quedó en un silencio abrumador, parecía que incluso el viento hubiese dejado de soplar. Solo se pueden escuchar nuestros pies contra el suelo al caminar y los latidos de nuestro corazón. Mi hermano está al lado de mí, y de repente me envolvió un nerviosismo mesclado con miedo.
—¡Corran, corran, corran! — avisa el líder — ¡dispérsense, no sean un blanco fácil! — yo me sentí confundida ante tal advertencia.
No fue hasta que voltee y los vi, que comprendí la urgencia en su voz, a lo lejos, venían los malditos Përbindësh. Es la primera vez que los veo en persona, y son aterradores. Así que todos comenzamos a correr en diferentes direcciones, lo más lejos posible, para que no pudieran dar con la ciudad en caso de que nos persigan. Esa es la orden que nos dieron, sacrificarnos si es necesario.
Mi respiración está agitada, el miedo y la adrenalina corren por todo mi sistema. Al asegurarme de estar lejos del lugar donde nos encontrábamos y en un lugar poco visible, me doy cuenta de que estoy sola, no tuve tiempo de asegurarme estar cerca de Axel.
Doy un vistazo a mí alrededor tratando de encontrar a mis compañeros, pero en especial a mi hermano, sin embargo no veo a nadie. ¿A dónde fueron todos? ¿Tan lejos estoy? El miedo comienza a aumentar a cada segundo, no debí separarme de él, de nadie. Subo rápido la gran montaña de rocas que se encuentra frente a mí, esperando poder ver algo desde ahí.
Al llegar a la sima, veo en todas direcciones, tratando de encontrar un rastro de él, pero nada. Me siento cada vez más angustiada y mi corazón late con demasiada fuerza.
—¿Dónde estás?— susurro una y otra vez.
Después de unos minutos, lo veo. Está en la parte baja, escondiéndose también, me tranquilizo un poco al saber que está bien y no tan lejos de mí. Vuelvo a observar en la dirección donde se encuentra, esperando a que se encuentre despejado y poder acercarme a él. Pero mi corazón se paraliza al ver a una de esas cosas muy cerca suyo.
—No te muevas — susurro para mí, como si él pudiera oírme — no te mmuevas— pareciera que me escucha, pues se queda quieto en ese lugar.
Me quedo observando cada uno de los movimientos de ambos. La horrible criatura se está acercando cada vez más a él y mi corazón amenaza con salirse.
Segundos después está justo atrás, veo como en la cara de mi hermano se refleja el miedo. Mi corazón late más rápido, como si fuera posible y comienzo a temblar.
Entonces pasa lo que más me temía.
Editado: 28.08.2019