Capítulo 7

Dos largas, agotadoras y agonizantes semanas pasaron desde que Vaden recibió la llamada de Némesis y con ello la clara señal de que no la buscara porque él no es eso que ella desea en su vida.

Tristán al igual que el resto, está preocupado por el comportamiento de su amigo, lo que era un hombre feliz y que nada lo mataba, ahora es un ogro oscuro y cruel. Está totalmente aislado del mundo y la única que se le puede acercar es Némesis y la pobre chica recibe un trato bastante feo.

Némesis por su parte, soporta cada grito, cada mal gesto y todo el malhumor que Vaden demuestra porque ella existe. Estar con la bebé calma su corazón y le da esas fuerzas que necesita para soportar a quien es su jefe.

El sepelio de la madre de Stella llegó y Vaden sabía que no podía dejarla sola, así que arreglándose se convenció a sí mismo de que debía salir de casa por lo menos unas horas para apoyar a su amiga como ella lo había estado haciendo, aun cuando él no le permite acercarse.

Némesis miró a la bebé en sus brazos y tras respirar profundamente, tocó la puerta de la habitación, pero como siempre no obtuvo respuesta, así que entró anunciándose a la vez.

―Señor… ―Al verlo sin camisa, inmediatamente giró sobre sus talones. ―Yo lo siento, creí que estaba en el porche. ―Vaden poco caso le hizo, se siguió vistiendo. Ese carácter tan sumiso de la chica le da pereza y no lo soporta.

―¿Qué quieres? ―La voz gruesa la tensó por completo.

―No ha visto a la bebé hoy. ―Habló lo más alto que pudo y eso no era suficiente. ―Debería saludarla todos los días y pasar tiempo con ella. ―Vaden gruñó molesto, parece una esposa odiosa.

―Tú cuidas de ella, no tengo que estar a su lado cada vez que así lo deseas, por algo te pago. ―Némesis se giró para mirarlo.

―Es su hija y ella no tiene culpa de lo que su madre le hizo a usted. ―Vaden se enderezó completamente y la miró desde su altura como si deseara devorar su alma de un bocado, Némesis dio un paso atrás, pero sentir a la bebé removerse entre sus brazos le dio valor. ―Está siendo un mal padre, se supone que usted debe protegerla y no ignorarla todo el tiempo, ¿Cree que por haberme contratado ya la está protegiendo y dándole todo lo que ella necesita? ―Los ojos le ardieron por las lágrimas, no desearía que Vadelyn sufriera lo que ella.

―Lárgate de mi habitación o no respondo. ―Némesis parpadeó varias veces para controlar sus lágrimas, pero sentir el fuerte agarre de Vaden en su brazo izquierdo la asustó como nunca. ―Cuida muy bien tus palabras, si vuelves a hablarme de esa manera te echaré, ¿Lo entiendes? ―Ambas miradas chocaron y se prendaron la una de la otra, el corazón de Némesis se sintió explotar y el de Vaden pareció latir nuevamente.

―Es usted muy cruel. ―Susurró sosteniéndole la mirada. ―No parece ser un amor como todos dicen. ―Aquella palabra obligó a Vaden a soltarla, de su boca le repugnó escucharla.

―Sal de aquí y no quiero verte en todo el maldito día. ―Se apartó totalmente de ella. ―Y más te vale no salir de casa con mi hija o lo lamentarás, tampoco te quiero esforzándote. ―Le dio la espalda. ―No quiero que te pase algo por tu ignorancia y me culpen a mí. ―Realmente dolida y asustada, salió de la habitación.

―¡Es un ogro! ―Chilló en un arranque de rabia.

―Y no te lo he mostrado como deseo. ―Al escucharlo a sus espaldas espabiló y se alejó lo más rápido posible de él sin ni siquiera darle una mirada, entre más lejos esté de él, más a salvo estará. ―Patética. ―Sonrió como no lo había hecho en dos semanas, pero al darse cuenta se puso serio de inmediato.

Stella miró a su amigo y se sintió pésimo al verlo tan demacrado, Vaden es como su karma por no poder hacer nada por él. Entre el sufrimiento por la perdida de su madre, el que le da recordar la mirada de Némesis el día que le confesó lo que era y por ver a su amigo en ese estado, no sabe como lidiar con las cosas.

―Gracias por venir. ―Susurró al sentirlo abrazarla. ―Pero no te voy a perdonar que nos alejes de ti cada día más. ―Lo miró a los ojos. ―Vaden, la vida sigue, debes salir de tu piso y trabajar, no pasar el día entero aterrando a la chica que cuida de tu hija. ―Vaden no le prestó atención, miró al frente para no lidiar con la mirada de ninguno.

―Siempre habías dicho que el amor es para gente cobarde y no podías estar más equivocado. ―Tristán se paró frente a él para que lo mirara. ―El amor es para valientes, ¿Sabes por qué? Porque no cualquiera se pone en pie y sigue su vida con ese dolor asfixiante y agonizante que te consume día con día.

―No estoy de humor. ―Gruñó fastidiado, ya bastante tiene con todo lo que le dijo esa conejita asustadiza. ―Estamos aquí para acompañar a Stella, nada más.

―Esto no durará todo el día. ―Vicky le sacó las llaves del bolsillo. ―No escaparás y nosotros no vamos a perder esta oportunidad. ―Vaden cerró los ojos con fuerza, justo por eso se debatió en sí salir de su piso o no, ahora debe soportarlos y sus palabrerías baratas.

―Me dueles Vaden. ―Pandora lo miró con tristeza, pero como siempre no recibió más que silencio de su parte.

―Te quiero, tío. ―Al sentir el abrazo de su sobrina, sonrió e inmediatamente las palabras de esa conejita se vinieron a su cabeza, pero rápidamente las sacudió.

El sepelio se llevó a cabo, Stella demostró todo su dolor y le pidió perdón a su madre hasta agotar su energía, su mundo como nunca estaba de cabeza y quien la escuchaba y le daba consejos, ya no estaba para sacarla de sus enredos. Vaden, Vicky, Pandora, Tristán, Glenda y Héctor no la dejaron sola y fueron ese apoyo que ella necesitaba.

Al finalizar la honra fúnebre todos decidieron ir a un restaurante para hablar con Vaden y tratar de hacerlo entrar en razón, fueron dos semanas en las que él se negó a verlos y ahora la oportunidad estaba presente y ellos Debian aprovecharla al máximo.

―Cariño, no puedes estar presente en esta conversación. ―Vaden miró a su sobrina a los ojos y sonrió con ternura. ―Sé que quieres quedarte para defenderme, pero prometo que todo estará bien, ¿De acuerdo? ―Glenda no quería entender palabra, ella deseaba quedarse ahí para apoyarlo.