Experimento Rojo peligro (placeres caníbales 1)

La tumba de las bestias

LA TUMBA DE LAS BESTIAS

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No importaba que tan firme me mantuviera, la necesidad de ver detrás de mi hombro y buscar su preciosa mirada azul me consumía. Pero sabía que si lo hacía, que si giraba y la veía una vez más con ese rostro hundido en tristeza no podría subir a la superficie, así que me mantuve, y con cada paso que daba, sintiendo como mi cuerpo comenzaba a pesar. Escuchando como en mi cabeza reproducía con su espléndida y encantadora voz una y otra vez esas palabras que penetraron estremecedora forma todo mi cuerpo, llenándome de impotencia.

Un te amo es más fuerte que un te quiero. Así que sí, te amo.

No conocía el significado de esa palabra, aunque antes la había escuchado salir de sus carnosos y bonitos labios rosados, solo una vez cuando me contaba historias. No le presté atención, ni siquiera me preocupé en ese momento de preguntarle qué significaba. Y que me lo dijera que un te amo era mucho más fuerte que un te quiero en esta posición, había despertado en mí esas frenéticas ganas de besarla con euforia y ahogarme de ella, unas tremendas ganas de no apartarme ni un segundo más de mi mujer.

No quería apartarme de ella, no de la mujer de la que me enamoré, a la que al fin tuve entre mis brazos y tendré siempre para cuidarla y apreciarla como mi más grande tesoro. Pero debía subir, quería saber que arriba no era peligroso para ella. Aquí abajo, también era peligroso, con la única diferencia de que había soldados y más compañeros que la protegerían, así que era un hecho, y quería pensar que ella estaría bien sin mí, solo por unos minutos.

Así que inclinando mi cuerpo un poco, me adentré en uno de los agujeros de la estructura una vez que un soldado me lanzó un arma que pronto atrapé sin problema. Sin más, sin ver atrás, aguardando las ganas que tenia de regresar a ella...

Y lo haría una vez terminado de revisar que arriba era seguro para mi mujer.

Eché una mirada al interior de la estrecha y alta estructura una vez dentro, sintiendo rápidamente la humedad, llena de tubos que se alargaban por cada una de las cuatro paredes, y en un par de ellas, dos largas escalerillas en la que pronto mis compañeros principales se acercaron para empezar a subirlas, sin siquiera esperar.

Con el arma entre mis manos me encaminé a la más cercana, tomando los principales tubos delgados de esta para sentir su espesa estructura oxidada, subí la mirada evaluando unos segundos la escalera que emitía sonidos huecos conforme mis compañeros subían. No tardé tanto cuando también comencé a escalar esa larga escalerilla. Mis pies pisando cada uno de esos delgados tubos que parecían que con un movimiento en falso se partirían en dos por la forma en que resonaban al pisarlas, y no lo dudaba éramos demasiado pesados, pesábamos el triple que los humanos. Subí al igual que el resto lo más sigiloso y cuidadosamente posible, escondiendo mis orbes bajo los parpados para revisar al rededor, que no hubiera otras temperaturas cercanas más que las nuestras únicamente.

No quería que apareciera otra temperatura fría y oscura, sobre todo en el comedor donde ella estaba. Abrí los ojos al no hallar temperatura y me enfoqué en el camino encontrando que uno de mis compañeros había encendido una linterna para iluminar el resto de la larga escalera que no parecía tener final. Debían tener un final, pero la pregunta era saber hacía donde llevaba esta escalera, exactamente.

Nunca conocí otro lugar que no fuera el laboratorio. No podía ni imaginar lo que al final de esta escalera se encontraría, solo esperaba que fuera un lugar seguro para Pym, y nuestro bebé...

...Y nuestro bebé. Esa palabra se reprodujo en mi cabeza provocando un extraño sabor agridulce en mi boca. Cuando sentí por primera vez esa temperatura, apenas cálida en su cuerpo, en su plano y suave vientre, cada pieza de mi cuerpo se heló y me estremecí del frío, del horror al pensar que lo que esa examinadora había dicho se había cumplido, y yo había sido el culpable. Dijo que debía pensar en Pym y no en mí, que debía soportar las ganas que de hacerle el amor—porque todo el tiempo quería intimar con ella, todo el tiempo quería perderme en el sabor de su piel, de sus labios, en el sabor de su delicioso interior, invadirme de ella hasta deshacerme—, porque estando contaminado podría contaminarla a ella también.

Y darme cuenta de que al final había algo muy extraño en su interior, estuve a punto de destruir mi cordura, mi fuerza, mi vida, porque si yo la perdía a ella, perdería mi vida: era todo para mí, Pym brillaba como ninguna otra, producía tantas sensaciones desconocidas que yo quería descubrir, y tenerla a mi lado era como poder respirar. Cuando sentí esa leve temperatura pensé que la había contaminado, estaba en shock, desorientado a punto de cometer la locura de abrir su vientre y sacarle esa cosa sino fuera porque ella me lo explicó. Solo entonces pude volver a respirar, sabiendo que era un bebé, una clase de humano diminuto que no hacía más que comer y dormir.

Un humano diminuto...un ser vivo pequeño creado por nosotros dos que se desarrollaría en su interior por al menos 9 meses, eso me dijo ella. Yo no sabía que podía crear un humano en su interior, que ser fértil significara algo como eso, poder dar vida. Pero a pesar de eso, no sabía cómo debía sentirme con exactitud, eso era definitivamente nuevo para mí, todavía no podía creerlo, entenderlo del todo aun cuando sentí nuevamente su temperatura dentro de ella.

No sabía si me gustaba o no, la verdad solo de saber que yo había creado algo en su interior me preocupaba aún más, tenía muchas dudas ya que yo no era por completo humano por mucho que Pym creyera que sí, era una persona muy parecida a ellos pero mi genética no era como la de ellos, estaba alterada, y por mucho que quisiera negármelo tenía ADN reptil, ¿qué sucedería si nuestro bebé heredaba mi genética? ¿También nacería con la reproducción acelerada de mi sangre? ¿Tendría tensión acumulada? ¿Nacería con esta repugnante mirada? Recordaba que para que yo madurara me enviaban a la incubadora, ¿y sí sucedía igual con nuestro bebé qué sucedería? Además, los primeros días en que me sacaron de mi incubadora, yo no tenía bien desarrolladas mi cuerpo, ni mis piernas, y me hacía falta un dedo de las manos que me salió conformé avanzaba mi crecimiento, y durante ese periodo me abrían el tórax para sacar los órganos que mi propio organismo había creado por error, sacaban huesos repetidos. ¿Ese bebé nacería con las mismas complicaciones que yo tuve?




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