Experimento Rojo peligro (placeres caníbales 1)

12. ¿Le gusta o no le gusta?

12. ¿LE GUSTA O NO LE GUSTA?

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Tercer recuerdo de Pym

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Frente a mí, el hombre de aspecto joven, extendió su mano morena y tomó la cortina blanca para abrirla e invitarme a pasar al cuarto de la sala 9. Y tan solo me adentré, y él lo hizo detrás de mí, mis ojos quedaron clavados en una delgada y alta figura femenina que de alzó rápidamente de la cama individual.

Entré en trance.

—Pym, ella es blanco 09— presentó Ahiren, el examinador del experimento delante de mí.

No había una sola palabra que pudiera explicar cómo estaba sintiéndome en ese momento. Pero mi corazón latía tan desbocadamente asustado y ansioso que parecía a punto de agujerearme el pecho con la necesidad de escapar de la realidad.

Jamás pensé sentirme tan aplastada, comprimida y atrapada entre dos espadas tan filosas que un solo roce producía un profundo corte en mi piel. No sabía cómo tomar la situación, como reaccionar. Lo que si estaba claro era que yo no quería esto...

Yo no quería llevarle la pareja a rojo 09.

Ese experimento femenino que ahora mismo se encontraba frente a mí, de piel blanca y cabellera negra tan perfectamente cortado hasta sus hombros perlados que se alcanzaban a ver a causa de que las mangas se le habían resbalado de su brazo, dándole un toque más sensual a su hermosura.

Porque ella era hermosa.

Se reconstruyó un nudo en la garganta cuando reparé en su perfecto rostro sin una pisca de pecas o manchas, por segunda vez. Observé esa mirada grisácea tan trasparente y cristalina que uno podría quedar embelesado y sin darse cuenta. Repasé en sus carnosos labios de un tamaño delgado y marcado, de comisuras suaves y color rosado. Suaves... Seguramente eran suaves.

Más suaves que los míos.

A rojo 09 le gustaría, eso era seguro, porque no solo parecía hermosa e inocente a primera vista, menos por su cuerpo de curvas delicadas y un buen busto de por medio, un tamaño que incluso sobrepasaba el mío. No, también su forma de pensar o actuar, su examinador, quien fue el que me trajo hasta ella, me dijo que era muy buena en las conversaciones, le gustaba inventar historias y contárselas a él. A rojo 09 también le encantan las historias, escucharlas sobre todo...

Tenían algo en común después de todo.

¿Y por qué eso me producía un mal sabor de boca? Un retorcijón en el estómago y un vuelco espantoso en el pecho que hundía mi ceño solo pensar que ellos se llevarían bien, que a él le gustaría ella como pareja, y que él le susurraría en el oído cuanto quería besarla y abrazarla, tal como lo hizo conmigo alguna vez: cuando me consoló por la muerte de mi pequeño experimento.

Odiaba esos sentimientos.

No me agradaban todas esas sensaciones que por mucho tiempo traté de ignorar y detener y aun en este momento en el que solo faltaban dos días para que rojo 09 fuera incubado por última vez, no lograba eliminarlos. Saber que se iría al bunker, haría su vida al lado de otra mujer y que no volvería a verlo, hizo despertar todos esos sentimientos que traté de ignorar, maquillarlos como causa de las feromonas de rojo 09.

Al principio creí que era eso, que por ser tan escalofriantemente atractivo con su imponente figura y esa mirada depredador estaba atraía por él, sintiéndome tan expuesta y necesitada de un toque, de un beso, de algo más que caricias. Daesy me dijo que las feromonas te embelesaban, te hacían sentir de esa manera tan necesitada y excitada hasta hacerte caer, y por ese momento estaba tan asustada que no sabía cómo actuar con él. Pero con el paso de los meses me di cuenta de que era algo más que carnal lo que sentía por él, lo descubrí una vez cuando después de jugar un buen rato, él quiso leerme una de las historietas que le traje de mi habitación. La forma en que leía con una profundidad que les daba vida a los personajes de la historia, fue lo que me dejó embelesada, no pude dejar de escuchar su voz e imaginar que esa historia y los personajes de los que él hablaba, éramos nosotros.

Entonces lo supe cuando una pregunta llegó a mí, una que tuvo tanto significado que supe que no eran sus feromonas las que hacían efecto solamente en mí. Sino él y lo que era él. ¿Podemos tener juntos una vida? Mi mente se había hecho la fantasía de un nosotros, pero con el paso del tiempo en que aun seguí tratando de esconder esos sentimientos, descubrí que esa pregunta tenía una respuesta tan cruel e insensible que cuando llegaba cada noche a mi habitación las lágrimas brotaba de mis ojos, mojando y quemando la piel de mis mejillas.

Al final él se iría al bunker con su pareja y a mí me pondrían a cuidar de otro infante, y posiblemente nunca lo volvería a ver. Así era como terminaba, pero al menos el bunker era una mejor opción, hasta donde sabía por Daesy, en los bunkers ya no experimentaban con los experimentos, le daban una habitación amueblada, ropa y comida, los dejaban salir de sus cuartos y conocer a otros. Aunque me pregunté cuál era el objetivo de todo eso o la razón de por qué crearon a los experimentos, la idea de que les dieran un poco más de libertad no me molestó.

El mayor deseo de rojo 09 era terminar su última maduración para liberarse de su examinadora y de todo lo que ella le hacía... él quería ir al bunker, así que mi trabajo era cumplir su deseo. Al menos, eso era lo único bueno que podía hacer por él, eso y el tener que elegir una pareja asegurándome de que fuera conforme a sus gustos.

Por otro lado, Jazme —la examinadora a la que contrataron para liberarlo y la cual nunca lo liberó porque 09 se negó— me dijo hace tres días que a él le parecía hermosa su pareja, y que él dijo que ya quería intimar con ella. Apretarse contra su cuerpo y besarla... Básicamente cumplí ese objetivo desde mucho antes de que se conocieran.




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