Experimentos Proyecto Escape

XVI

—Ten cuidado de donde pisas, algunos de estos caminos pueden tener sorpresas y no sería algo muy bonito que digamos.

    —¿Cómo cuáles?

    —Arenas movedizas, espinas y hiedras venenosas. Estos lugares son muy diferentes durante la noche. Cambian constantemente, así que deberás tener suficiente cuidado, amigo.

    Quería contradecir a Trent ya que recordaba todo de una manera diferente, pero la verdad era que no podía porque Trent era un experto en la jungla y yo solo era un idiota caminando al lado suyo, escuchando cada una de dichas advertencias acerca de los caminos y lo que debía decir después.

    Entendía su intensión, pero para ser sincero me era muy aburrido escuchar esos ridículos consejos ya que Trent no parecía ser una persona capaz de tomar las cosas con una seriedad. Sus bromas eran tan molestas, que le quitaban el sentido a la misión y me convertían en un simple peón. Sin llevar al menos una linterna en mi propiedad, ya los aborígenes podían encontrarnos durante el recorrido. Eso hacía que el camino fuera una completa pesadilla, algo tan desesperante.

    «Recuerda que es por los muchachos», dije a mí mismo. «Ellos tienen derecho a saber toda la verdad», pensé por segunda vez. Pero hacerlo era difícil. No podía distinguir semejantes lugares, estaba obligado a ser silencioso y Trent hablaba tanto, que por un momento imaginé que la única forma de hacerlo callar era si alguien se atrevía a cubrir su boca con una cinta adhesiva, y no contábamos ninguno con ella.

    Él era insoportable.

    —¿Trent? –dije, notando que también era un chico tan misterioso.

    Repentinamente Trent se detuvo en medio de un punto donde no había muchos árboles, aunque sí varios arbustos grandes. Y verlo detenido hacía que me sintiera demasiado incómodo.

    En ningún momento el chico dejó de hablar y de hacer bromas. Pero se había detenido, como si alguien hubiera robado su voz.

    —Trent, ¿sucede algo? —pregunté, quería saberlo pero él permanecía en silencio—. ¿Trent? —llamé de nuevo, tan temeroso.

    —Cállate.

    —¿Cómo dices?

    —Dije que te calles —gruñó, pero siendo moderado con su voz.

    —¿Por qué?, ¿qué es lo que ocurre? —no sabía que estaba pasando.

    —Solo hazlo.

    Sabía que algo no andaba bien. Trent permanecía firme, como una estatua, sin decir una sola palabra, mientras yo comenzaba a dejarme llevar por la inseguridad en esos momentos.

    ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué se había detenido como si nada?

    —Oye, Doce —me dijo, ahora escuchar su voz solo me aterraba más.

   —¿Sí?

    —Recuerdas la advertencia que te dije momentos antes, sobre qué hacer en caso de que estuviéramos en un gran problema.

    —Sí…

    —Es bueno que lo recuerdes.

    —¿Por qué lo dices? —pregunté, tratando de comprender aunque…

    —En unos segundos vas a saber por qué te dije que este lugar esconde muchas sorpresas en las noches —dijo, con seriedad.

    —Pero, Trent —dije, deseaba tanto saber lo que estaba pasando como para dejarme controlar por una simple limitación—, ¿de qué estas hablan...? —pero el destino me tenía preparado de otra manera como para explicarme qué sucedía.

    Todo comenzó de manera repentina. Todos los arbustos comenzaron a moverse de manera extraña, como si algo estuviera caminando entre ellos en lugar de estarlos aplastando, al mismo tiempo que comencé a percibir unos extraños ruidos.

    ¡GJJJJJJJJ!

    El sonido era extraño. Era como una especie de zumbido, como cobras venenosas, sólo que con una intensidad aún mayor, como si pertenecieran a una criatura mucho más grande.

    Fue cuando comencé a asustarme. Miraba hacia todas partes, sin saber qué hacer, mientras que Trent preparaba varios boomerangs para emprender lo que era un posible ataque.

    —Doce, recuerda lo que te dije. Debes seguir sin importar cualquier cosa —dijo, preparándose para lo que estuviera llegando.

    —De acuerdo —dije, nada convencido, pero siendo tan valiente.

    —Y no te detengas —Trent cubrió mi espalda—. Solo ve hacia el frente —y luego de decirme, ambos estuvimos en silencio.

    «Rayos»

    Yo permanecía en silencio, sintiendo cómo el miedo congelaba cada una de mis venas, mientras Trent estaba dedicándose a vigilar cada ángulo que me rodeaba, como esperando a que yo no fuera a ser atacado. Solo me estaba protegiendo.

    En la jungla existían miles de criaturas que en algún momento llegaron existir. Y verlos con mis propios ojos me hacía desear vivir en la época en la que éstos se habían extinguido.

    Entre los arbustos aparecieron las figuras de cinco seres cuyas cabezas tenían forma ovalada, poseían ojos grandes y brillosos, una gran hilera de dientes, garras y una postura similar a la de un T-Rex. Pero éstos no eran grandes, sus estaturas eran pequeñas, como si midieran lo mismo que nosotros.



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En el texto hay: mentiras, dinosaurios, jungla

Editado: 18.10.2020

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