Experimentos Proyecto Escape

XVIII

«¿Le eres fiel a “la Zona” o no?», esa gran duda comenzó rápidamente a rondar sobre mi cabeza, igual que un eco ensordecedor, el cual me recordaba la triste realidad que sucedía.

    —Estoy esperando tu respuesta, Doce —dijo, aunque el temor que yo sentía en mi interior era grande al creer que podrían desterrarme del sitio que era mi hogar, mi techo, sustento.

    Y no sabía qué hacer. Era Tano Nightingate quien yacía delante de mí, viéndome igual que a un pequeño roedor, confundido por no saber si lo correcto era caer en lo que parecía ser su trampa. Solo quería negarme a responderle aquello.

    Podía decirle «no» por temor a creer que todo lo que Serenity me había dicho pudiera ser cierto, pero también estaba esa extraña sensación que me obligaba a decirle un «Sí»...

    Mi gran deseo era poder obtener el nivel de EXCELSOR. Aquel grado por el que había estado sufriendo durante esos cinco años. Todas esas pruebas, golpes y marcas que viví pasaron por mi cabeza como un recuerdo de que era una realidad.

    Yo era un sujeto deseoso por progresar. ¿Y acaso iba a perder una oferta de ese nivel solo porque una chica había dicho que el sistema más benévolo del planeta era un… régimen conspirativo?

    —¿Qué pasa, Doce? ¿Acaso no te sientes listo para tener grandeza?

    El tiempo se me estaba acabando.

    Tenía pocas opciones y sabía que debía hacer que era correcto para mí en ese momento. Así que despegué mis labios:

    —Sí, señorita Nightingate —la decisión era solo de entregarse—. Lo haré —y afirmé, porque no tenía más elecciones.

     Serenity estaba perdida, yo me encontraba caminando sobre una cuerda floja y no quería ser exiliado. Ella debía arreglárselas por traicionar y hacer a un lado la confianza.  Quería ser tomado en cuenta y tenía que responder con afirmaciones.

    —Muy bien, Doce —dijo Tano—. Entonces será mejor que nos preparemos, porque el proceso es muy lento —asintió, autoritativa.

    —Sí, señorita Nightingate —afirmé cada palabra, como soldado.

    —Te advierto que es muy doloroso, pero todo sea por tu bien.

 

 

—¡Ah! —grité, despertando y sintiendo cómo el poder de la realidad hacía contacto sobre mi mente. Un radical cambio repentino que no tenía en mente, luego de aquella extraña noche.

    No estaba en el bosque, como tampoco en un lugar peligroso.

    —¡Está despertando! —al oír esa voz pude darme cuenta entonces de que había regresado a la cueva— ¡Doce! ¡Estás vivo! —dijeron, solo que no recordaba cómo lo había conseguido.

     Una vez más había llegado ahí sin tener idea de cómo ocurrió.

    Delante de mí estaba Holly, mirándome detenidamente como si fuera la última persona en el mundo a la que quería ver.

    Y no estaba sola. A su izquierda se encontraba Kai mirándome con apreciación, como si mi presencia hubiera alegrado más su corazón. Al lado se encontraba Lex, quien parecía no dejar de mirarme con desagrado; no mostró empatía.

    —Regresaste —dijo Holly, quien más me demostraba su apego—. Nos alegra tanto que hayas vuelto, Doce. Nos preocupaste.

    —Me da gusto verte de nuevo, Holly —le dije, pero no estaba seguro de cómo responder sin que me viera tan sospechoso.

    Mi último recuerdo fue haber escuchado esa extraña voz dentro de mi cabeza, una que me decía que estaba con nosotros, de nuestro lado, luego de ver a los raptores siendo asesinados entre las sombras. Después me dormí y ahora estaba en la cueva sintiendo como Holly usaba los abrazos para estrangularme como señal de afecto. Era la Holly que recordaba.

    —Nos alegra mucho verte, Doce —dijo Kai—. No sabes lo preocupados que estábamos cuando desapareciste de donde pescábamos.

     —¿Ustedes estaban preocupados?

    —Sí —continuó Holly, amable—. Estuviste cinco días desaparecido. De hecho creíamos que habías muerto. Nos asustamos.

    —Pero no lo está —intervino Lex—. Regresó con vida y ahora está recostado sobre la piel del jaguar que yo casé anteriormente.

    —No seas mala, Lex. Recuerda que Doce tuvo un largo camino.

    —No estoy siendo mala con el chico, sino razonable. En serio.

    —¿A qué te refieres?

    —A que por fin comprobé mi teoría —dijo Lex, siendo antipática.

    —¿Cuál? —dije, tragando saliva luego de saber lo que mencionaría.

    —Que Trent debe seguir con vida —dijo Lex, demasiado segura.

    Kai y Holly solo vitaron decir alguna palabra para no enfurecerla.

    Lex no parecía estar dispuesta a compartir los mismos sentimientos que el resto de sus amigos. Ella me miraba molesta, como sí hubiera esperado que Trent estuviera en mi lugar.

    —Bueno, eso no importa —dijo Holly, no quiso echar a perder el momento—. Lo importante es que has regresado, Doce. Nos tenías preocupados.



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En el texto hay: mentiras, dinosaurios, jungla

Editado: 18.10.2020

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