Trent
“Por favor Trent” me repetía a mí mismo “No pienses en ella” como una melodía que debía mantener atrapada en lo más profundo de mi subconsciente para obligarme a ignorar cualquier deseo por rescatarla.
¡Esto no podía ser real!
¡Lex!
La chica que perdí en el día que uní al plan de Xavier y miraba diariamente por el monitor deseando volver a verla y acariciar su sedoso cabello castaño que toqué cada mañana en que despertaba a su lado ahora estaba en peligro.
Y todo por culpa del idiota de Doce.
¡Sí se hubiera apegado al maldito plan tal y como se lo dije nada de esto habría pasado!
¡¿Por qué no me puso atención?!
Lex puede ser demasiado astuta cuando habla con un mentiroso, más sí es alguien que no sabe cómo hacerlo bien; por esa razón sabía que matar a ese tigre no la convencería de haber sobrevivido tanto tiempo en la Jungla sin su cuchillo.
¡Incluso le sugerí a Cero que no hablara durante ese encuentro!
¡Dejar que Doce improvisara o solo muriera pudo evitarnos este problema!
Pero Cero estaba obsesionada con que sobreviviera Doce.
Sí ella no lo hubiera ayudado tal vez no estaríamos en esto.
Trent, de veras lo siento, y ahora las consecuencias permanecían plasmadas ante nuestros ojos.
Lex estaba en peligro y yo no podía dejar de pensar en ella.
Deseaba tanto poder volver a tenerla en mis brazos y besarla apasionadamente como solíamos hacerlo en los días que nos escapábamos al lago de la Rosa a nadar desnudos en compañía de la luna.
Un épico momento que deseaba tanto poder revivir y ahora solo se hacía cenizas…
¡Trent! …como todo por lo que habíamos estado trabajando.
Ahora la Zona sabía la verdad.
Doce no estaba muerto, a pesar de que el sistema decía lo contrario; y sí eso probó una falla entonces también se darían cuenta de las demás…
Trent, …como era mi caso.
Tenía demasiado miedo por ser capturado y admito que escuchar a Cero solo me hacía sentir más asustado porque ahora teníamos menos tiempo.
La Zona podía encontrar a los otros o esta base.
Por favor, Trent, tienes que calmarte.
—¿Estás hablando en serio?
¡Sí!. Necesitas relajarte.
—¿Después de todo lo que pasó?
Así es.
—¿Por qué?
Hay cosas más importantes en de qué preocuparte.
—¿Cómo qué?
Solo mira.
—No puede ser —Scott me advirtió que la Zona podía ser impredecible— ¿Me estas jodiendo?
Me temo que no, Trent …pero nunca me imaginé que lo fuera tanto.
Desearía no haber leído ese libro de Stephen King.
Recuerda que esto no fue culpa de Doce.
—No, pero desearía que lo fuera.
La Jungla en sí no es un habitad “natural” sino un escenario con diversos ecosistemas basados en las selvas de Brasil que podían ser alterados con solo oprimir un botón. Así era como teníamos días, noches, vientos, tormentas o incluso nieve. Pero nunca usaron el que podría ser la peor desventaja para nosotros.
—¿Por qué tenias que recomendarme ese estúpido libro, Scott?. — La niebla.
La perfecta creación de un nuevo escenario.
Los arboles eran envueltos por nubes blancas; algunos de los pájaros volaban y otros solo permanecían en suspenso como los raptores que habitaban por las áreas de los aborígenes.
Ellos permanecían en calma, a diferencia de los “humanos”.
Trent.
—Sí, Cero. No tienes que decírmelo —ellos eran capaces de dejarse guiar por el miedo…—¡Mierda! —o el hambre.
Fue como ver los inicios de La Zona destruyéndolo todo.
Los Raptores ingresaron a la aldea y los aborígenes atacaron, solo que ellos no podían ver a donde arrojaban sus lanzas, a diferencia de los raptores que eran rápidos y poseían un mejor instinto del olfato.
—No puede ser —era difícil de describir la situación.
Ambos bandos peleaban o huían a ciegas en medio de una jungla donde había más bestias alteradas.
—Esto será más difícil de lo que pensé.
La jungla estaba siendo cubierta por la niebla; eso hacía que las bestias se reaccionaran y corrieran por distintas partes, ya sea para cazar o sobrevivir, y yo tenía la obligación de salir por los dos únicos miembros que, por el momento, eran más importantes que Lex.
Debes ir por Kai y Holly.
—¡Eso ya lo sé! —Ahora todo dependía de mi.