Kai
Tres horas antes
—Ya se fueron —aunque mi actuación no fue del todo buena por lo menos logró convencerlos de que necesitaba la medicina.
—¿Se lo creyeron?
—Sí —Por fin Holly y yo estábamos solos.
—Siempre funciona —gracias a ese viejo truco.
Holly colocaba un par de hojas, a las que yo soy alérgico, en mi infusión para crearme una reacción que a simple vista pudiera lucir terrible cuando solamente se trataba de algo a lo que ella podía curar untando unas cuantas gotas de roció sobre mi cuello.
Eso era lo que más amaba de Holly.
Conocía plantas que con solo untarlas, respirarlas o morderlas podían darnos el mismo resultado de cualquier medicina que La Zona hubiese creado.
—¿Cómo te sientes?
—Igual que un galán.
—Tonto.
Holly y yo solíamos crear esa escena para obtener algo de privacidad.
El roció que podía curarme provenía de una flor color morado que crecían cerca del Lago de La Rosa, un viaje de casi dos horas al que Holly prevenía cortando algunas muestras.
Fingir no era fácil pero podía darnos algo de tiempo a solas.
Eso hacía que el dolor valiera la pena.
Holly solía recostarse sobre mi y besarme al ritmo que ella acariciaba mi espalda.
Suaves caricias que le daban paso a mis manos tocando con delicadeza su cuerpo.
—Vamos —toqué su piel...— No te detengas—...acaricie el cabello...—Holly—...y mis manos estaban listas para hacer contacto con la ropa que cubría su piel...—¿Holly? —....pero hoy algo que no estaba bien.
Holly solo me besó.
—De veras lo siento —después solo se apartó.
—¿Holly? —fue tan rápido.
¿Qué rayos estaba pasando?
Era nuestra primera vez solos en mucho tiempo.
¿Por qué Holly no lo quiso disfrutar?
¿Acaso fue algo que dije?
¡No!
¡Ella no era así!
Holly siempre tenía energía.
Entonces porqué esta era la primera vez en que la veía apartándose de mi.
—¿Te ocurre algo? —caminó hacía la entrada, sin decir una sola palabra.
—No es nada —sus palabras no eran las mismas de siempre.
Normalmente Holly me hablaba directo pero ahora lo hacía lento, como sí estuviesen reprimiendo algo.
—¿Holly? —Su mirada permanecía perdida en el exterior—¿Te sientes bien?
—No —como sí algo le hubiese arrebatado la chispa.
—¿Ocurre algo? —No me respondió —¿Holly?
—De veras lo siento —cuando por fin logró liberar el dolor de sus palabras reprimidas comenzó a llorar...
—Oh Holly —...y yo me vi obligado a acercarme— ¿Qué hiciste?.
—Deberás lo siento —En cuanto volteó a verme me abrazó.
—¿Qué paso?
—Es difícil decirlo.
—Solo dilo.
—Siento que te traicioné.
—¿Por qué? —y volvió el silencio— Holly.
No quería jugar más a esto.
Holly se mantenía callada, como sí no pudiera evitar más el dolor.
—Por favor —toqué su barbilla y la elevé—. Dime qué hiciste.
Holly cerró los ojos.
—Dímelo —pero yo me sentía deseoso por saberlo.
—Es algo que no vas a poder entenderlo.
—Puedo intentarlo.
—No tienes idea de lo que hice.
—Todos cometemos errores.
—Pero es mucho más que un error —y volví a sonreírle—. Kai —de modo que ella no pudiera resistir mi encanto—. De veras lo siento.
—¿Qué pasó?
Solo guardo silencio unos cuantos segundos más...
—Lex —...y por fin habló— me pidió que te drogara.
—¿Qué? —de pronto mi sentí como sí estuviese en el planeta equivocado.
—De veras lo siento.
Holly me miró arrepentida...
...y yo me sentí confundido.
—¡Kai! —Solté a Holly y me aparté de ella, esperando a que pudiera comprender lo que paso.
—¿Qué rayos acababas de decir?
—Lex me pidió que te drogara.
—¿No estás hablando en serio?,
—Me temo que sí —sus palabras se oían más detenidas—. Deberás lo siento—, incluso trató de tocarme— ¡Kai! —pero no la dejé.
—¿Cómo que lo sientes?
—Lex me pidió que lo hiciera y no pude evitarlo.
—¿A qué te refieres?
—Era necesario.
—¿De qué rayos hablas? No me digas que acaso ella... —y al verla llorar supe que no era necesario una respuesta— ¿Desde cuándo lo supo?
—Desde siempre.
—¿Qué?
—Siempre lo supieron; Trent supo qué...
—¡Aguarda!. ¿Dijiste Trent?
—Sí.
—¿Entonces él también lo sabía?
—Fingían creernos.
—¿Por qué?
—Para darnos un momento de intimidad.
—¿Y tú lo sabías?
—Sí —me sentí como un completo estúpido.
No podía creerlo.
Todo este tiempo que Holly me estuvo drogando lo hacía a pesar de que Trent y Lex lo sabían la verdad.
— ¿Y por qué lo hacías?
—Era divertido.
—¿Drogarme?
—¡No!
—Todo este tiempo me has estado envenenando por nada.
—Lo hacía por la intimidad.
—Pero pudiste haberme matado.
—Siempre tuve la cura.
—Pero y sí no.
—Lex cortaba algunas hojas por sí acaso y yo...
—¡Por favor no digas más mentiras! —ella no podía ser la Holly que yo conocía.
—No estoy mintiendo. Ellos iban por las hierbas y también aprovechaban el tiempo para estar juntos.
—Entonces solo fui un juguete.
—¡No!
—¡Me estuviste usando para decirle a esos dos que se fueran...!; ¡Pero ese no es el punto!
—¿De qué hablas?
—Dijiste que Lex te pidió drogarme.
—Así es.
—¿Por qué?
—Ella quería estar a solas con Doce y sabía que la única forma de hacerlo era a nuestro estilo.
—¿Y por qué lo hiciste?
—¡Me insistió demasiado!
—Pudiste decirle que no.
—¡Conoces a Lex!
—¡Y hace solo unos segundos también creí conocer a mi novia!
—¡Me conoces muy bien!
—Los novios no se guardan secretos.
—¡Nunca te he escondido nada!
—Entonces por qué no dejas de llorar.
—¿Qué?