Experimentos Proyecto Virtud

XIV

¡Lo lograste! sin importar cuánto quisiera gritarle a Cole que no me sentía capaz de seguir con su ridículo juego del optimismo una pequeña parte de mí podía darle la razón Sabía que lo lograrías

Quizás porque me sentía incapaz de mantenerme en pie.

No veía bien y sentía que cada segundo transcurría como sí fuese una hora, todo por culpa de la energía que perdí.

Cargar con el ardor de las flechas, las partes de mi piel que sí llegaron a ser calizadas y los golpes de las rocas fueron el perfecto modo de indicarle a mi ser que debía dejarme caer sobre la fría y plana superficie de metal en la que ahora me encontraba, imaginando que se trataba de un comodo colchon de muelles.

Duerme bien, y esta vez Cole no intentó detenerme Bella durmiente sino todo lo contrario. Me habló con un delicado tono de voz que sentí como una perfecta compañera en el lapso que mi mente hizo a un lado todo rasgo de la nefasta realidad del mundo humano para conducirme a un prado que solo podía ser creado por mi propia subconsciente.

Un viaje que inició en cuanto cerré los ojos. Yo, un simple sujeto de La Zona, me quedé envuelto entre la oscuridad y soledad de un espacio donde no había dolor, tiempo límite ni alguna cosa viniendo hacía mí.

Solo estaba yo sediento ante la debilidad y sorpresa al ver la clásica luz blanca emergiendo de la nada, igual que en las otras veces. Un simple destello que creció convirtiéndose en un resplandor que cubrió todo a su paso en un segundo para que al siguiente esta desapareciera, trayendo consigo otro lugar…

—Wohow — …uno en donde me encontraba volando sobre un prado y sintiendo la fuerza del viento golpeando mi rostro, como sí me hubiese convertido en Peter Pan.

No tenía alas, ni algún aparato, solo elevaba mis brazos y volaba alrededor de los campos que formaban parte de este nuevo escenario. Prados, granjas y paisajes que contemplaba como un camino sin fin.

—Yeah —y me sentía con la misma libertad que un niño perdido. Volando a través de campos sintiendo la fuerza del viento y el brillo del sol sobre mi piel, algo que no había hecho desde que fui capturado.

Era tanta mi alegría y devoción que no le dí importancia a lo que viera, ya sea se trataba de pasto, casas o un borde que a simple vista lucía como una línea que conducía hacía un océano.

El borde tenía una gran línea de división, parecida a la de un risco, que me obligó a descender hacía la orilla y volar sobre el agua, permitiendo ver mi reflejo.

Fue hermoso.

El poder volar, a donde sea, sin correr el riesgo de morir y obligándome a elegir entre subir o descender.

Al final opte por inclinar mi cuerpo en un ángulo de 180 grados para que mi mano derecha pudiera tocar el agua, mientras que la izquierda permanecía seca, luego invertí el movimiento.

Volar sobre el borde del agua me hacía sentir más libertad porque podía tocar el aire y tener la compañía de los delfines y ballenas, que saltaban a mi alrededor mientras veía la luz del sol desaparecer trayendo consigo a la luna.

—Pero qué hermosa —ni siquiera en La Jungla tuve la oportunidad de ver algo como eso.

La luna medía casi diez veces lo que creía conocer, su destello era blanco y al verla me hacía sentir deseoso por ir hacía allá y tocarla con mi mano derecha.

—Que hermosa —sin importarme lo que ocurriera.

Volé hacía ella, sintiendo la fuerza del viento golpeando mi cuerpo, mientras su brillo crecía.

—¡Despertó!—…de pronto todo cambió.




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