Experimentos Proyecto Virtud

XVII

Es curioso que durante todo el tiempo que estuve dentro de La Zona nunca me interesó saber algo sobre mi pasado y ahora que por fin tenía ese deseo lo estaba pagando con estos extraños sueños que solo me estaban confundiendo. Digo; cómo puede ser posible que, antes de entrar a La Zona, estuve en un lugar donde fui sometido a pruebas que harían ver todo lo que me hicieron los científicos a cargo del proyecto EXPERIMENTOS como un simple dolor de garganta.

—Mi vida —Por no decir que aquí Tano no dejaba de mirarme como sí realmente estuviese preocupada por mi.

Ella nunca me habló así ni la vi hablarle de esa manera a alguien, ni siquiera a quienes realmente lo necesitaban como en aquella prueba en donde la vi ignorar al miembro más joven de nuestra área.

La Sujeto Once.

Recuerdo ese día como sí hubiese sido ayer.

Nos habían sometido a un campo de entrenamiento militar, solo que con algunas diferencias; había ríos de ácido, en lugar de lodo, que debíamos cruzar caminando sobre una cuerda pequeña después nos tocaba escalar una pared de rapel con la compañía de serpientes venenosas que se arrastraban sobre las rocas y para terminar debíamos cruzar en una pista de un kilómetro que conducía hacía la salida sin alguna curva u obstáculo, con la excepción de las flechas que eran disparadas desde las paredes.

Una verdadera estupidez sería tratar de correr a lo tonto, porque solo me basaría en el deseo de sobrevivir, y como miembro de La Zona tenía que demostrar lo que es la evolución, en otra palabras pensar antes de actuar.

Cerré los ojos, respire, concentré mi mente en los sonidos e ignoré todo lo que pasaba a mi alrededor, como sí no me importase que alguna flecha viniese hacia mí. Rafagas cuya entonación era rápida pero a su vez ligera, como sí se tratase del ruido de un látigo.

En cuanto abrí los ojos vi que una flecha aterrizó a dos centímetros de mi pie derecho.

Treinta segundos después noté un segundo sonido.

Una flecha aterrizó a un metro de mi pie izquierdo, luego de otros treinta segundos una más apareció, la diferencia era que esta se dirigía a mi pie derecho al mismo punto que la primera e iba a acompañada de varias que fueron disparadas al mismo tiempo con un metro de distancia. Así me di cuenta de que las flechas seguían un patrón y eran disparadas cada treinta segundos, pero eso no podía garantizarme que terminaría la prueba sin sufrir algún daño ya que el camino constaba de un kilómetro y mi única opción era dirigirme a los puntos vacíos, cuidando de no caerme.

Respiré hondo, miré a ambos lados y en cuanto sentía la presencia de la flecha viniendo hacia mí daba un paso grande, tras otro, dejando atrás todo el campo minado. Cuando menos lo esperé ya estaba afuera, cansado, sediento y obligado a permanecer en silencio luego de ver que Tano Nightingate estaba vigilando la entrada sin dirigirme la mirada.

Típico de ella.

Había expuesto mi vida y en lugar de recibir alguna recompensa tenía que ir al área de descanso, tomar mi termo, usar la toalla y permanecer en silencio, mientras esperaba a los demás, sin hacer menor ruido como sí fuese el participante de un torneo cuyo premio sería el beneficio de ayudar a la humanidad.

Vaya mentira.

Permanecí en silencio, durante casi treinta minutos, sin tener la respuesta de alguien. Dos minutos después Serenity cruzó la salida y, al igual que yo, ella estaba envuelta en sudor. Veinte segundos después apareció Cole, solo que este lucía más agotado, sin embargo pudo ocultar esos sentimientos permaneciendo en silencio pese a que su respiración lo delataba.

En La Zona debíamos actuar en base a la evolución en lugar del humanismo porque eso era lo que realmente significaba progresar.

Resistir.

Odiaba esa norma porque nos obligaba a reprimir emociones naturales solo porque nos hacen ver sensibles en lugar de fuertes.

Sí mostramos algún rasgo de cansancio La Zona nos haría pagar con un castigo que iría desde ser sometido a un tratamiento donde de fortalecimiento, con horribles efectos secundarios, hasta ser desterrados a la Jungla por demostrar humanismo en lugar de evolución.

Nuestro deber era evolucionar, de lo contrario le estaríamos fallando tanto a La Zona como a todos los científicos del proyecto EXPERIMENTOS que invertían miles de horas en nosotros para que pudiéramos convertirnos en los primeros miembros de nuestra raza en dar el siguiente paso en la escala evolutiva.

Un paso en donde el dolor no exista.

Cole tuvo que tomar demasiada agua y respirar constantemente para que su cuerpo pudiera componerse, luego de haber tomado su asiento, lo siguiente que hizo fue sonreír al ver que Serenity y yo también habíamos completado la prueba.

Transcurrieron otros quince minutos, después veinte, treinta, cuarenta, cincuenta y no supimos nada de nadie, hasta el minuto cincuenta y siete.

Kai salió del campo, sin mirar a nuestro entorno, algo muy típico de él porque en esos días él no solía dirigirnos la palabra ya que prefería hablar con el único miembro del grupo que aún no había terminado la prueba.

La Sujeto Once.

Una chica de cabello rubio castaño y piel clara que a simple vista aparentaba tener ocho o quizás diez años de edad a quien Kai solía esperar en la entrada de los campos para abrazarla, y sonreírle como sí se tratase de un hermano mayor, aun cuando este se viera agotado, porque era él único que estaba al pendiente de limpiar sus lágrimas.




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