—Vas muy bien. De hecho, ya lo visualizo hablando.
Se burla Hamza detrás de mi. Ignorando su evidente sarcasmo seguí en lo mío.
—Cuidado y no empiece a hablar francés.
El chico frente a mi, mantenía los ojos en cada pequeño movimiento que realizaramos Hamza o yo. Su lenguaje corporal indicaba que no se sentía en confianza, aunque a decir verdad nadie se sentía en confianza.
Yo intentaba que hablara, utilizando los mismos métodos una y otra vez y así llevaba seis días y nada funcionaba. Hamza aunque pareciera no importarle menos, en ocasiones lo veía a escondidas tratando de hablar con el.
En esos seis días me dí cuenta de lo descabellado de la situación, en mi casa no solo tenía a un desconocido que no hablaba sino a dos por que a Hamza a final de cuentas también era un desconocido para mí, un desconocido en el cual estaba empezando a confiar.
A X, la piel, no habia vuelto a oscurecersele. Era muy obediente, demasiado en realidad. Obedecia a mandatos cortos y concisos sin rechistar. Su única vez hablando había sido ese "No".
A pesar de que no le gustaban otras comidas que no fueran sopa, cuando las tenía en frente se quedaba viendolas por horas sin siquiera tocarlos, ni quejarse, no importaba cuantas veces le explicaba que podía ser ingerido.
Dandome por vencida en la tarde de ese día deje a un lado el cuaderno y el lápiz. Desordene mi pelo, dejandome caer sobre el sofá en el cuál me encontraba frente a X.
Hamza ocupo el lugar a mi lado —Conseguí una radio — Esta frase logró capturar toda mi atención — Y me he aprendido los códigos por lo que podremos saber si pasa algo relacionado a X.
—Suena bien, ¿Cómo lo hiciste? — llena de curiosidad me senté viendolo ahora a el.
—Quizás...intercepte su señal.
—Mmm...quizás. —Hamza asintío —Sabés que es un delito, ¿Verdad?
—Me familiarizo con ellos. Nada grave.
Volví a mi posición inicial.
—He estado pensando, ¿Y si le ponemos un nombre a X? —Voltee a mirarlo, Hamza elevo una ceja — Es que X, no suena como un nombre, suena raro, a...
—¿Una letra?
—Si, es muy soso, ¿Quién le pone así a su hijo?
—Alguien que quiere salir del paso —Entrecerre los ojos en su dirección —¿Qué? Solo digo lo evidente —Expresa poniendose de pie y alzando los brazos en señal de rendición. Lo observo caminar.
–¿A dónde vas? —Me siento erguida para observarle mejor.
—¿No hablaste sobre un nombre para X? —Ocupa lugar en la mess del comedor en donde tengo mi laptop.
—Oh. —Al decir esto me acerque rapidamente a el.
—¿Qué ideas tienes para su nombre? – interroga abrindo la la laptop.
—Mmm...ninguna.
—Interesante — expresa accediendo al navegador.
>> ¿Qué te parece Armando?
Pregunta luego de un rato. En la sala se forma un espeso silencio, mientras nos miramos directamente.
—Es una broma, ¿No?
—No, —Me quedo en silencio viendolo —No es una broma, Armando es un nombre propio de origen alemán, hermaan', que significa El guerrero. Es un buen nombre.
—Armando no será su nombre.
Este rueda los ojos —Entonces, ¿Qué propones?
—Podríamos buscar de acuerdo a sus cualidades.
Haciendo caso, Hamza empieza a teclear en el buscador.
—¿Qué te parece Hisao?
—¿Cómo has buscado ese nombre?
—Nombres para personas mudas.
Entrecierro los ojos en su dirección por segunda vez en la tarde.
—No te gusta nada. —Se queja levantandose de la silla —Busca tú.
—Luego de que prepare algo. Tengo hambre.
Hamza volvio a lo suyo en la laptop y yo camine hacia la cocina en donde prepare palomitas para tres y una sopa de fideos instantanea la cual deje en la cocina. Sali para volver al comedor en donde Hamza seguía concentrado tomando apuntes y X miraba cada movimiento suyo.
—¿Cómo vas? — le pregunte colocando el bol de palomitas a su lado.
—Tengo diez nombres organizados por cualidades.
Informa tomando un puño de palomitas.
—Mmm...
Camino hacia X y le extiendo un bol de palomitas el cual claramente ignora.
—No se ni para que pierdes el tiempo buscare los fideos que seguramente le has preparado.
Desaparece Hamza hacia la cocina.
Afuera habia empezado a oscurecer para cuando Hamza le extiende la sopa.
—Dame eso — toma el otro bol y lo mezcla con el suyo.
Toma asiento en el que anteriormente era mi lugar y yo me siento en la mesa, tomo un puño de palomitas mientras reviso la lista elaborada por Hamza.
—No me gusta ninguno.
—Lo veía venir — Rueda los ojos mientras se mete más palomitas a la boca —¿Qué propones?
Lo pienso un momento, hasta que me llega uno —Axen me gusta.
—Suena bien.
—¿Aprobado?
—Aprobado.
—¿Tú que piensas X? ¿Te gusta Axen? — interrogue mirándolo, Hamza me lanzó una mirada al saber que no me respondería.
—Si.
Un monosílabo. Simple. Un poco forzoso, señal de que le había costado logró que diera un brinco acompañado de un grito ya parecía campana de la emoción.
–¡Ha hablado!
Chille aún de pie señalando mientras miro a Hamza.
—Un monosílabo, no es la primera vez.
Dice sin emocionarse.
—Lo ha hecho sin presión. Me debes dinero.
—No, el no esta hablando, además no le daría mi dinero a alguien vive en una mansión aristocrática.
Lo miro mal y tomo asiento con la intención de hablarle al nuevo Axen.
—¿Vemos una película? — Me interrumpe — no lo presiones.
—Bueno — me paro y tomo asiento ahora a su lado viendo hacia la pantalla, Axen como lo hemos llamado tomo una posición más encorvada y empieza a sorber su sopa con la vista fija en la televisión.
Las imágenes de la película que ha puesto Hamza empiezan a parecerme lejanas en el momento en que empiezo a divagar internamente se que quiero ayudar a X, pero no se como hacerlo y si cuando hable lo que diga es tan fuerte que me encuentre atada de manos. ¿Y si no es ninguna víctima? Me he formulado una imagen en la que es el la víctima, pero Hamza podría tener razón y X es en realidad el malo de la historia. De la historia que no sabía nada.
Editado: 01.12.2024