Experimentos x (danger #1)

08

—Reitero; pésima idea.

Comente utilizando la linterna para iluminar el cableado que Hamza estaba intentando averíar.

—Silencio.

Pidió este y yo solo le hice caso arropandome mejor con mi abrigo, hacia mucho frío, era de noche y parecía que iba a llover.

Minutos después la energía abandonó la calle en la que estábamos de forma masiva y inmediatamente pasó Hamza me tomo de la mano alejándome del lugar corriendo.

Nos paramos a un lado de la comisaría tras unos arbustos camuflandonos con ellos y con la noche.

—Esperaremos que salgan.

Comenta y yo solo me quedo mirando la puerta fijamente.

La tensión en el aire era palpable. La oscuridad nos envolvía, y el único sonido era el leve murmullo del viento entre las ramas. Hamza se agachó un poco, tratando de hacer menos ruido, y su respiración se aceleraba mientras sus ojos se movían nerviosamente, escaneando el área.

—¿Crees que funcionará? —pregunté, aunque sabía que estaba más asustada de lo que quería admitir.

—Si todo sale como lo planeamos, sí —respondió, manteniendo la mirada fija en la entrada de la comisaría.

El tiempo parecía estar detenido. Cada segundo se sentía como una eternidad, y la incertidumbre aumentaba. De repente, un grupo de policías salió de la comisaría, hablando entre ellos con gestos enérgicos. Hamza me apretó la mano, y sentí que su pulso aumentaba.

—Ahora —susurró, y ambos comenzamos a movernos lentamente, manteniéndonos ocultos tras los arbustos.

Con cada paso que dábamos, mi corazón latía más rápido. La adrenalina me recorría, y el frío que antes sentía se desvanecía en la vorágine de la acción. Hamza se detuvo y me hizo una señal para que lo siguiera.

—Tenemos que salir antes de que se den cuenta de que estamos aquí —dijo en voz baja, su expresión decidida.

A medida que nos acercábamos, la luz de la luna iluminaba nuestro camino, pero también nuestro posible destino. El ruido de afuera desvanecía a medida que nos adentrábamos en la oscuridad.

—¿Lista? —preguntó Hamza, y yo asentí, sintiendo que el momento decisivo se acercaba.

El frío volvió a apoderarse de mí, pero esta vez era diferente, era un frío de anticipación. La noche estaba lejos de terminar y desde mi perspectiva las sombras ocultaban tanto secretos como peligros.

Quizás era por que tenía miedo, lo más probable.No era miedo de que nos atraparan, era miedo de ensuciar con algo más mi apellido.

Una vez estuvimos dentro como era de esperarse adentro estaba oscuro por el corte de electricidad, a paso precavido ambos pasamos de recepción, las oficinas de los oficiales hasta dar con "Archivos".

Dentro de esa sección de la comisaría estaba más oscuro que cualquier otro lado, mala suerte nuestra.

—Hazlo rápido.

Pedí mientras utilizaba una pequeña linterna cuidando de no llamar la atención con la luz, ya que seguramente estaban ocupados intentando arreglar el cableado.

—No me presiones.

Se queja Hamza mientras se sentaba frente al computador, era algo antiguo. Por mi parte yo revisaba los estantes llenos de documentación por si acaso había algo, buscaba por todas partes, pero me concentraba más en la X.

X.

Pensar en esa letra me llevo a recordar lo último que había pasado hace un rato cuando intente convencer a Axen de venir con nosotros.

Se había negado rotundamente, y por instantes leí miedo en sus ojos, la primera vez que le vi una emoción.

Se negó a salir de la casa.

Hace una hora.

Tanto como Hamza como yo nos estábamos alistando para irnos luego de que este llegara en la tarde con un plan que entre los dos terminamos de dar forma.

La parte complicada fue cuando pedimos a Axen que nos acompañará, bueno, yo lo hice, no quería dejarlo solo. A Hamza le daba igual.

—Es un adulto, Jeanne. Sabrá cuidarse por si solo.

Lo mire, para Hamza lo era, para mi también, pero despertaba en mi un instinto de protección.

Axen, vamos.

Dije extendiendole mi mano y este ahora negó con la cabeza. Tome yo su mano qué no importaba la temperatura siempre estaba fría y lo jale hacia la puerta, pero este se negó, incluso forcejeo conmigo.

—Ponte los zapatos.

Exigí y por primera vez no me obedeció, siempre andaba descalzo, y ahora que le pedía ponerse algo en los pies se negó.

Personalmente le puse los zapatos y este me miró con expresión neutra, pero algo me decía que por dentro me estaba maldiciendo. Pensamientos míos.

Así tomados de la mano lo lleve afuera de la casa, es decir a la calle y en cuanto esté estuvo fuera no paso medio segundo cuando lo mire a los ojos y se escuchó el sonido de un auto y este volvió adentro corriendo.

Lo seguí sorprendida, estaba escondido tras el sofá con la cabeza metida entre los pies.

Mi corazón se encogió, la culpa me hizo querer inclinarme hacia el, pero Hamza me tomo del brazo.

—Hay que irnos antes de que se vaya la oportunidad.

Con el corazón pequeño asentí y decidí salir afuera en donde ambos subimos a mi auto, aunque seguía con los ojos disparejos de Axen cargados de miedo.

Y un nuevo sentimiento de culpa surgió, yo lo había causado.




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