—Yo también te amo, Mika —se lo repetí con firmeza.
Ella se tendió sobre mí, besándome con suavidad mientras posaba sus manos sobre mis mejillas.
Entonces, Elliot nos apartó con una sonrisa tan burlona como incómoda:
—Bueno, ejem… calmémonos, por favor.
Todos se rieron.
Fue entonces cuando vi a Liam marchándose.
¿A dónde iba? Ya estábamos de vuelta en casa, pero… algo en mí sabía que Mika no me dejaría tranquila tan fácilmente. Y tampoco estaba segura de quererlo.
—Vamos, ven —dijo Mika, mirándome con seriedad.—No seas boba, Nozomi —añadió más suave—. Solo quiero hablar contigo.
—Vale —respondí, entrando con ella en su habitación.
—Cuéntame, ¿qué es lo que te preocupa?
Me senté en su cama, apoyando la espalda contra el cabecero. Mika se acercó y apoyó su cabeza en mi regazo.
—Nozomi… creo que deberíamos contarles la verdad —susurró—. Estoy harta de que me traten como a un chico, cuando no lo soy.
***
Hace seis años…
—No, no quiero que te vayas, Mika —dije, llorando desconsolada—. No te vayas, yo… yo…
—Tranquila, Nozomi. Nos volveremos a ver —dijo Mika, con los ojos llenos de lágrimas.
Pegó su frente a la mía y susurró:
—No me olvides.
Se alejó hacia el coche. Corrí tras ella, desesperada.
—¡Eres mi mejor amiga! ¡No puedes marcharte!
—Yo te quiero, Hope, querida —intervino Spencer con una voz dulzona, casi burlona—. Mika estará bien. Es un joven muy inteligente. Mis experimentos no se los pienso atribuir a una niñata. Tendríais demasiados logros, las dos.
Spencer no solo la obligaba a vestirse como él quería. La llamaba "experimento fallido" cuando nadie miraba.
—¿¡Cómo te atreves!? —grité, furiosa.
Vi cómo un hombre alto y misterioso se acercaba y le daba un golpe a Mika. Se la llevó.
—¡No, Mika! ¡Déjala!
—Es una niñata inútil y desagradecida… como su madre. ¡Nos marchamos! ¡Vámonos, YA! —el semblante de Spencer se tornó serio y casi sin alma.
***
—Mika, ya hemos tenido esta conversación y siempre acabamos igual. Yo te digo que lo contemos… y al final te acabas rajando.
—Nozomi... —Puso los ojos en blanco, claramente molesta.
—Tarde o temprano te desarrollarás más. Esos jerseys ya no te van a servir. Ojalá pase pronto —le dije con una sonrisa traviesa.
—¿Nozomi? —susurró.
Mika se ruborizó, bajó la mirada a mi pecho y luego me miró a los ojos. Nos quedamos en silencio. Su piel tomó un tono verde un poco más oscuro.
—Te amo —le dije—. Me da igual lo que piensen de nosotras.
Mika sonrió tímidamente y apoyó su frente en la mía.
—Yo también te amo.
Nos quedamos abrazadas un buen rato. La besé con fuerza, como si con ese beso pudiera protegerla de todo.Sentía su corazón latir contra el mío. Pero no importaba cuánto la abrazara, el pasado seguía mordiéndola por dentro. La herida seguía abierta… y su silencio también dolía.
—Ya no te puede hacer daño —le susurré—. Dentro de unos días, a Spencer lo ejecutarán y…
Intentaba consolarla, pero no surgía efecto. Mika se dio la vuelta en la cama, dándome la espalda.
—Bueno… como quieras. Será mejor que me vaya.
Me levanté y salí de su cuarto, caminando hacia el salón.
Pero me detuve en seco al ver a Liam y Tammy hablando en voz baja. Liam lloraba. Tammy lo abrazaba, intentando consolarlo.
—¿Se aman? —preguntó Liam entre lágrimas—. Llevo cinco años intentando que Hope me haga caso, que se fije en mí… ¿Y qué he conseguido? Nada. Aparece Mika y, de buenas a primeras, se enamoran.
—No seas egoísta, hermanito —le dijo Tammy, con un tono sereno—. Han pasado por mucho. Se conocen desde que eran niñas. Se criaron juntas. Incluso separadas, se salvaron mutuamente. Se han intentado salvar.
Liam se limpió las lágrimas, confuso.
—¿Separadas?
—Y claro que sabía que Mika era una chica. Es obvio, se está desarrollando, su cuerpo cambia… ¿Nunca te preguntaste por qué lleva tantos jerseys? Además, se nota cuando cambia la voz.
—Ya decía yo que había algo raro con “él”… o ella —dijo Liam.
Tammy bajó la voz.—Liam… ella no solo la salvó. Mika se dejó dañar por protegerla. No te imaginas lo que ha vivido.
—¿De qué habláis, chicos? —interrumpió Elliot, entrando a la estancia.
Iba de la mano de Lily, y ambos traían bolsas de la compra. Elliot llevaba traje y barba, mientras que Lily vestía un vestido floral. Su cabello estaba recogido en un moño mañanero y sus labios teñidos de rosa.
—¿A qué viene eso de que mi hijo es una chica? —preguntó Lily, sin mostrar sorpresa.
—¿Lo sabías? —pregunté, saliendo de mi escondite.
—Sí. Lo sabía —confirmó.
Entonces, les conté la verdad.
—¿Y por qué se hace pasar por un chico? —preguntó Elliot, desconcertado.
—Si me hubieras escuchado... no se hace pasar por un chico. Su padre la…
Pero no pude terminar la frase.
De repente, varios Glandorfs irrumpieron por la puerta principal, destrozándola a golpes.
Y ocurrió lo que jamás pensé que volvería a suceder.
Mika salió de su cuarto……y sus ojos se tornaron inhumanos. Su piel comenzó a cambiar. Frente a todos, se transformó en un Glandorf.
Todo iba de mal en peor. El aire olía a metal quemado. El rugido de los Glandorfs resonaba como si el mundo se estuviera partiendo en dos.
Los Glandorfs comenzaron a atacar. Uno de ellos lanzó un zarpazo a Elliot, otro atravesó la puerta como si fuera papel. Mi familia intentaba defenderse como podía, entre gritos, golpes y desesperación.
Me asomé por la ventana y vi a vecinos huyendo de sus casas, gritando.
¿Cómo hemos llegado a un punto donde el dolor y el sufrimiento son la manera de mostrar amor? Los más inocentes se vuelven peones y el monarca es el único que posee el tablero.
—¡Tammy!
Un Glandorf le dio un zarpazo brutal. Corrimos a socorrerla… pero justo entonces vimos un rostro conocido entre los atacantes.
Editado: 01.09.2025