Expuestos en vivo

10: Fuga

Cecilia Campbell

¿Debía comenzar a creer en su dichosa divinidad? Porque no hay explicación para mantenerme aún viva sin su intervención. El camino de regreso a la tribu, se asemejó a una pasarela de moda, pero versión selvática. Estaba despeinada, sudada y con barro hasta en el alma, caminando con mi nuevo guardaespaldas: Una cría de jaguar que trotaba feliz conmigo como si lo hubiera adquirido en oferta. Era un bebé, por lo que no ahora comprendía su docibilidad. De todos, Aris lucía contenta y orgullosa por mi supuesto logro.

<<¡La consorte ha domado al jaguar!>> —proclamó sorprendida una dama de alto rango, en tanto nos vio aparecer. Sonreí arrogante, alcé la barbilla y tiré mi cabello hacia atrás.

—Obvio. —declaré, disfrazando mi propia incredulidad. —¿Qué esperaban? Soy Campbell. Dama, influencer y pacifista. El paquete completo. —hice chasquidos como si fuera pan comida. El jaguar, al escuchar los aplausos de la gente, se sentó justo a mi lado y comenzó a lamerse la pata con toda la dignidad del mundo. Sí, como si fuera su desfile de Victoria’s Secret.

Las mujeres se acercaron con flores y frutas, mientras los hombres no se animaban a acercarse a mi pobre criatura. Entonces, Yaván sentenció tras evaluar la peligrosidad del jaguar:

<<Jaguar no mascota, peligro>> —notificó serio, no agradándole mi compañero guardián, pues este se rehusaba a ser tocado. Me sentí conmovida, porque al menos, un animal tenía buen gusto, olvidándome que iba a devorarme hace nada, abracé a mi mascota, defendiéndolo:

—¿Acaso no sabes que sacrificarlo o dejarlo cuando está sano es maltrato animal y es un delito? —tiré la primera piedra. Yaván enarcó una ceja. —Él tiene un contrato exclusivo conmigo. —Le acaricié la cabeza al jaguar, que soltó un ronroneo de motor Harley Davidson—. Además, ¿sabes la cantidad de seguidores que podría conseguir con un gato exótico como este? ¡El engagement se dispara! —pensé en mis negocios. El jefe de la tribu volvió a ser un ignorante que no comprendía mi idioma, por lo que lo simplifiqué: —<<El jaguar es mi recompensa por ser igual a ti>> —por primera vez, pronuncié palabras sencillas a un nativo versado. El cavernícola no dijo nada.

El animal, como si entendiera, se levantó, se acercó a Yaván y le soltó un rugido suavecito, nada más para intimidar. El aludido bufó:

<<Mujer y jaguar ruidosos>> —y dicho eso se fue, dejándome con mi guardián.

Con posterioridad, tras asearme y vestirme, tuve una pequeña reunión de té con las damas que me ofrecieron su saludo esa vez, solo que ahora, ellas venían a felicitarme por aparentemente haber obtenido a un jaguar como guardián. Es más, las mujeres me rodearon como si fuera la mismísima gurú de la selva, luciendo curiosas por el jaguar que jugueteaba con la cría de puerco, a veces parecía que lo veía como bocadillo.

Mientras intercambiábamos historias fantasiosas, algunos estuvieron bordando trapos, chismorreando y un pequeño grupo de mujeres de mi edad no paraba de lanzarme miradas de arriba abajo como si fuera una especie de estatua que no terminaban de aprobar. Yo me acomodé con mi mejor postura de dama de revista de moda: piernas cruzadas, manos en las rodillas, y barbilla ligeramente erguida. Una vez que las damas mayores se retiraron, demostraron su verdadero ser.

<<¡Aris, no puedes permitir que esa mujer siga ofendiendo con su comportamiento el puesto de esposa consorte! ¡Debes hacer algo, Aris! ¡A ti te prepararon toda la vida para servirla, no puedes conformarte con ella!>> —explotaron contra Aris, como si estuvieran desesperadas y bajo presión por verse afectadas, debido a mi creciente influencia y popularidad. Enarqué una ceja, se trataba del mismo grupo de esa vez.

<<¡Si no hubiera sido por ese oráculo, no, el oráculo se equivocó!>> —aferró una muchacha de manos largas, agarrando la falda de Aris. Luego, volvió a chillar la primera chica de nariz tan respingada que parecía olfatear nubes. Y una tercera de ojos bizcos que parecían discutir entre sí hacia dónde mirar, agregó:

<<¡La divinidad se confundió con ella, si no fuera por su presencia, nosotros como candidatas, no incluso tú, Aris pudiste aspirar a… >> —y antes de que yo tradujera mentalmente el nivel avanzado, Aris las cacheteó, y con facilidad, las hizo pegar la frente contra el suelo, rugiendo más fuerte que el jaguar al declarar:

<<¡Oráculo o no, ustedes no tienen derecho a ofender de esta manera a la consorte así hubieran sido candidatas a esposa o no>> —sentenció fastidiada. Yo me sentí como hombre, como cuando una mujer defiende su amor. Casi me enamoro.

<<Pero…>> —el mismo grupo de despechadas se resistieron, mordiendo sus labios para contener el llanto. Asimismo, como coro dijeron:

<<No sabe hilar>> —la primera criticó mi habilidad manual.

<<No sabe cazar>> —la secundó otra.

<<No sabe obedecer>> —expuso mi debilidad. Ugh, toqué mi pecho, experimentando cómo mi corazón se detenía, entonces sonreí y me eché a reír como desquiciada. Aris se volteó a verme junto a ese grupo de despechadas. Recepcioné al instante su mensaje.



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En el texto hay: matrimonio, boda viral, tribu

Editado: 10.10.2025

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