Expulsado del equipo del Héroe por tener el pito corto

Capítulo 1 Queriendo cruzar la frontera

Cuando salimos de la zona de monstruos a un lugar con el cielo azul y el aire más limpio, pensé que por fin conoceríamos el Imperio de Dredprism, pero no…

Llegamos a la guarida de los bandidos fuera de la zona de monstruos. Allí estaban todos los demás cómplices de los bandidos que capturamos.

“Chicos, no hagan ningún movimiento en falso; estos tipos son muy fuertes. Si los desafiamos, nos matarán.”

“Nos dijeron que si los ayudamos a cruzar a Dredprism, nos dejarán vivir”, dijo uno de los tres bandidos que teníamos secuestrados.

Un hombre de piel morena, cabello oscuro y lleno de tatuajes, parecía ser su jefe y dijo:

“Vaya, debieron ser muy fuertes para derrotar a mis primos. En otras circunstancias, yo mismo mataría a esos tres idiotas por meternos en este problema, pero mi querida tía se enfadaría si les pasara algo a esos idiotas, y por respeto a ella, les salvaré el culo… Tú, la chica con ese casco, debes ser la líder de tu grupo, descartando a esa esclava y los dos niños pequeños que traes contigo.”

Sí, Raiza, aun a estas alturas, sigue usando ese casco para ocultar su identidad…

“Tranquilo, no les haremos nada a tus primos. Solo queremos llegar a Dredprism”, respondió la elfa.

El jefe bandido dijo: “Me encantaría ayudarte, pero cruzar las fronteras de Dredprism es muy complicado… Escúchenme, extranjeros. El Imperio de Dredprism es una potencia económica y militar. Mucha gente de otros países busca emigrar para trabajar allí, especialmente desde el país agrícola de Khisphe, que es donde, por cierto, están ahora.”

Hasta ahora recién lo noto; nunca antes he estado en este país. No estaba en los planes de mi antiguo equipo pasar por aquí, tampoco pensábamos pasar por Dredprism para llegar a la zona de guerra… Creo que mi maestro sabía lo difícil que sería entrar al país.

Raiza dice: “Debe haber una forma de entrar al país, ¿o me equivoco?”

El bandido saca un cigarrillo y dice:

“Son varias. Primero, conseguir la ciudadanía solicitándola o formando una familia con un residente de Dredprism. La segunda es conseguir un contrato de comercio para compra y venta de productos entre los países. Y la última es el contrabando ilegal, ya sea de bienes ilegales, drogas o personas, pero aun así tampoco será fácil; las fronteras del país están fuertemente custodiadas, y si intentas abrirte paso por la fuerza, deberías estar preparado para mancharte las manos de sangre.”

Interrumpo su conversación diciendo:

“No podríamos buscar trabajo con una empresa con lazos comerciales con Dredprism y cruzar la frontera como sus empleados.”

“No es mala idea, niño, pero necesitarías conexiones o ganarte un nombre en el país para lograr que ellos te busquen contratar. Si piensan tomar esa ruta, hay tres empresas que tienen eso… Primero, la compañía Abraham, que exporta hierbas medicinales. Segundo, la empresa Yansai S.A., que suele exportar alimentos. Y por último, la empresa mercenaria nacional de Khisphe, que exporta mercenarios. Aunque, en teoría, son tres empresas que suelen trabajar juntas, así que solo deben infiltrarse en una y podrán cruzar la frontera cómodamente. Pero si se cansan, por una pequeña comisión podría contactarlos con los traficantes de personas.”

Ese bandido nos dio muy buena información. El hombre prende su cigarrillo y dice mientras bota humo de su boca:

“Por cierto, señorita del casco, ¿cuál es su nombre?”

Ese bandido, durante todo ese intercambio, solo tenía interés en Raiza; los demás fuimos prácticamente invisibles.

“Llámame Victoria”, dijo Raiza con voz tranquila.

“Victoria, lindo nombre. Yo me llamo Miguel Ángel. Tengo varios apodos, pero tú llámame por mi nombre. Solo ten cuidado cuando lo menciones, ya que tengo algunos enemigos regados en el país.”

Miguel Ángel chasqueó sus dedos, llamando a uno de sus secuaces y dándole una orden.

“Tú, el de la cara de perro, prepara el carruaje y lleva a Victoria y sus amigos a las afueras de la ciudad fronteriza de Cuencas. Ten cuidado de que no te sigan de regreso al escondite. Señorita Victoria, espero que nos volvamos a ver muy pronto”, dijo Miguel Ángel con una sonrisa descarada en su rostro.

Sin mediar más palabras, nos subimos al carruaje de los bandidos y nos marchamos hacia la ciudad fronteriza con Dredprism.

El camino hacia la ciudad de Cuencas fue curioso, por decir lo menos… Pasamos por pequeños pueblos que no parecían querer mirar nuestro carruaje por miedo a meterse en problemas. También cruzamos puentes escondidos entre la maleza; no era el camino más convencional para viajar, aunque es obvio que los utilizan para transportar drogas u otras cosas ilegales. Intenté no pensar en eso…

Me acosté en la carreta y disfruté del viaje. Chizze puso su cabeza en mi regazo y también se acostó, mientras que Karla seguía pegada a Raiza… Me pregunto si a Karla le gustarán las mujeres…

Después de lo que parecieron cinco horas de viaje, el conductor de la carreta se detuvo y dijo:

“Muy bien, chicos, hasta aquí llega mi amor. Ya bájense”, nos dijo el empleado de Miguel Ángel. Bajó de la carreta y vi que aún estábamos a una gran distancia de la ciudad que se veía en el horizonte.




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