Expulsado del equipo del Héroe por tener el pito corto

Capítulo 9 El Guardaespaldas

Se dice que el corazón de la princesa Kharla Dante Rusthia siempre estuvo lleno de malos sentimientos...

Soledad... abandono... odio...

Ser una princesa nunca fue fácil para mí.

Siempre encerrada en el palacio, viviendo a la sombra de mi padre, era horrible... siempre quise ser libre, viajar por el mundo como aventurera. Vivía prácticamente en mis sueños, deseando que mi vida cambiara, pero sin la determinación para cambiarlo por mí misma...

Todo cambió cuando una mujer bestia con poca inteligencia me secuestró sin ninguna razón.

Terminé en medio de un plan para liberar esclavos del bosque élfico.

Me uní a un grupo con una elegante elfa, la tonta mujer bestia y un sacerdote con un aura aterradora.

En verdad, no me gustaba este grupo, pero la elfa Raiza y yo congeniamos muy bien. Me sentí muy cómoda a su lado y me hizo sentir parte del equipo.

Por fin tuve la oportunidad de usar mis habilidades de forma correcta. Al fin las usaba porque yo quería, no por órdenes de mi padre... después llegamos a Cuencas y prácticamente solo me la pasé vacacionando, mientras Ester y Chizze hacían casi todo el trabajo, y yo pasaba mi tiempo libre con Raiza.

Después de uno de los trabajos de Ester, él terminó contratando a un empleado doméstico. Conocí a Trevor y a sus hijos, un padre amoroso con dos hijos adorables. Recibí tanto amor de esa familia, y vi algo que siempre quise ver: un padre dándole amor y cuidados a sus hijos.

Empecé a sentir a todos como parte de mi familia, pero mi sueño era ser una aventurera y mis compañeros tenían planes para viajar a Dredprism. Tuve que despedirme de Trevor y sus hijos; me rompió el corazón despedirme de los niños.

"No se preocupen, ya nos volveremos a ver. Solo sean buenos niños, ya que si se portan mal, los castigaré", fueron las últimas palabras que les dije a los hijos de Trevor.

Los niños asintieron con la cabeza y me despedí de ellos. Noté que mis compañeros se despidieron de forma más casual. Era entendible; ellos ya eran aventureros y, en su camino hasta este lugar, tuvieron que despedirse de muchas personas.

Me pregunto si yo también me acostumbraré a decir adiós...

...

Ahora acabamos de cruzar la frontera y tenemos una misión importante: cuidar a una mujer muy extraña. Noto su cabello blanco debajo de una capucha negra que cubre su cuerpo entero; se nota que no quiere que nadie la descubra...

Estamos escoltando a esta señora en un carruaje. La señorita Raiza y yo estamos dentro del carruaje, mientras el señor Ester y su esclava están manejando el carruaje y nos cuidan desde afuera.

Mi trabajo es usar mis sentidos para detectar si alguien nos sigue.

Es una de mis habilidades únicas, solo debo estar muy concentrada.

Pero…

Me siento incómoda porque las tres personas que estamos en el carruaje no hablan. La señorita Raiza se ve algo incómoda desde que cruzamos la frontera, pero no sé si tengo derecho a preguntarle por sus problemas, si ni siquiera le he contado los mis propios problemas.

La mujer que escoltamos no nos habló ni para saludarnos.

Hasta puedo oír a Chizze y Ester conversando alegremente.

En verdad, preferiría estar afuera con ellos...

Esperen, ¿qué es esto...?

"¡PAREN EL CARRUAJE, NOS ESTÁN ATACANDO!"

Retrocedemos un minuto en el tiempo y seguimos los pensamientos del Sacerdote con guantes blancos, Ester.

Yo acababa de leer la carta del general Darlick. Estábamos de camino a la capital de Dredprism. El camino es largo; creo que, aun yendo a toda velocidad, nos tomará un mes terminar este viaje…

Ahora estábamos en un camino descampado, solo hay algunos árboles a la distancia. Parecía un viaje relajante, cuando de repente escuché a Kharla gritar…

"¡PAREN EL CARRUAJE, NOS ESTÁN ATACANDO!"

Hago caso a mi compañera y detengo inmediatamente el carruaje.

Chizze se pone alerta, se sube al techo del carruaje y dice, "Kharla, usa tu magia, la Conexión Sagrada".

Desde dentro del carruaje, Kharla recitó su conjuro, y Chizze, con sus estadísticas mejoradas, salta del carruaje y comienza a golpear al aire.

No sé a qué está golpeando, pero parece estar peleando contra algo. Como yo no estaba bajo el conjuro de Kharla, no podía ver contra qué cosa peleaba.

Raiza sale del carruaje y se ve muy preocupada.

"Ester, Chizze saldrá herida de esta pelea, no la cures hasta que yo te lo diga, necesitaremos tu curación después."

Chizze sale empujada hacia el carruaje.

Raiza la atrapa en el aire. Se veía muy lastimada; mi instinto era curarla, pero me contuve y esperé a ver qué era esa cosa que lastimó a Chizze.

"Qué manera tan grosera de tratar a una bella dama. Se nota que eres más bestia que mujer... Un momento, una mujer bestia, una mujer alta con un ridículo casco que cuida a dos lindos niños… ¿Por casualidad conocen a Miguel Ángel?"

Creo que fue esa mujer quien peleó contra Chizze.

Era una mujer de largo cabello verde oscuro, su cuerpo estaba cubierto por un elegante traje negro escotado. Esa mujer tenía una vibra de nobleza, resaltando que tenía tatuajes en las manos, no en su cuerpo, solo en sus manos.

"Ese sujeto me comentó que no dijera mucho su nombre porque tenía muchos enemigos. ¿Eres una de ellos?", respondió Raiza.

"Ese idiota es mi hermano. Bueno, medio hermano; tenemos diferente madre. Llámame Eurisia. Solo vine por esa persona que está en el carruaje. Entréguenmela y los dejaré ir en paz."

Raiza aun mirando a Eurisia le habla a la princesita: "Kharla, usa tu magia en mí. Chizze, sé que ahora estás muy herida, pero protege a Kharla. Tú, Ester, protege a las dos y a nuestra clienta. Yo me encargo de esta puta."

Raiza preparó su estoque mientras recibía el conjuro de Kharla.

"Bueno, las negociaciones fracasaron. Miguel Ángel se enojará cuando se entere de que maté a su noviecita."




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.