Expulsado del equipo del Héroe por tener el pito corto

Capítulo 12 Los verdaderos demonios

Raiza y yo fuimos corriendo al centro de la ciudad, pero lo que vi en el camino me llenó de una mezcla de miedo y asco: robos, secuestros, peleas entre civiles…

Incluso la policía militar, en un absurdo intento de detener estos altercados, estaba atacando a matar a los ciudadanos bajo el efecto del orbe de la lujuria, como si esto fuera un campo de batalla.

Los militares cometían asesinatos como si fuera lo más normal del mundo; la gente también se defendía de ellos, por lo que también recurrían a la violencia, resultando en la muerte de algunos policías.

Pero la escena que me hizo vomitar… por la diosa… vi a un hombre adulto intentando violar a una niña pequeña, y antes de poder intervenir, un niño muy parecido a la niña comenzó a apuñalar al hombre en la espalda hasta matarlo.

Aunque el hombre estaba muerto, el niño seguía apuñalándolo, y la niña decía:

"Hermano, deja de hacerle daño a papá".

No pude soportar las ganas de vomitar. Raiza me limpió la cara, me llevó en su espalda y nos alejamos de esa horrorosa escena sin mirar atrás.

Apenas tuve tiempo de quitarme el mal sabor de la boca cuando llegamos al centro de la ciudad.

Allí vimos a dos enormes soldados comiendo un banquete rodeado de cuerpos de otros policías militares.

Detrás de ellos estaba el orbe de la lujuria flotando sobre la fuente de agua en el centro de la ciudad, como si fuera una simple decoración.

Era obvio que esos gigantes estaban protegiendo el orbe de cualquiera que se acercara.

"Hermano menor, hay una chica cargando un niño" dijo uno de los soldados.

"Sí, hermano mayor, es una mujer muy fea con ese casco, pero parece fuerte. Eso me excita, hermano, ¿y a ti?" respondió el otro soldado.

"A mí ella no me excita, hermano menor, pero el chico en su espalda me llama la atención. Quiero destrozarlo, hermano" dijo el primero.

Escupí para quitar el sabor del vómito de mi boca y me preparé para la pelea.

El hermano mayor sacó un escudo y el hermano menor sacó dos espadas cortas.

Raiza lanzó un ataque directo al escudo del hermano mayor.

Aunque no rompió el escudo, lo tumbó al suelo.

El hermano menor atacó directamente a Raiza; fue muy rápido y casi la parte por la mitad.

Pero ella llevaba la armadura de Ellen, que era más dura que las espadas del hermano menor, rompiéndolas.

Entonces, desde detrás de Raiza, hice el mismo movimiento que tantas veces practiqué con Chizze.

Usé la espalda de Raiza como trampolín y salté encima de la cabeza del hermano menor. Me paré con las manos sobre su cabeza y recité:

"Magia Degenerativa: DESTRUCCIÓN CELULAR".

La cabeza del hermano menor comenzó a pudrirse, ya que este conjuro en la cabeza destruye el cerebro, generando un gran colapso en el cuerpo.

El hombre cayó muerto.

El hermano mayor, al ver esto, gritó:

"¡Hermano! ¿Qué le hicieron a mi hermano? ¡Hijos de puta, los mataré!"

El hombre se abalanzó sobre mí y me agarró entre sus gigantescas manos.

"Magia Degenerativa: Paralizar SISTEMA NERVIOSO."

El hombre se retorció en el suelo mientras lloraba al ver el cuerpo inerte de su hermano.

Grité: "¡Raiza, toma el orbe!"

En silencio, Raiza tomó el orbe con su mano izquierda.

El orbe tenía tanto poder que quemó la mano de Raiza, pero ella logró tomarlo, y a su vez lo desactivo.

La barrera que rodeaba la ciudad desapareció y por ende también desapareció el efecto que el orbe de la lujuria tenía en los ciudadanos de Nessy.

Me acerqué a Raiza, tomé su mano junto al orbe y curé su cuerpo con mi magia. Pero extrañamente no me sentí desgastado.

"Ester, notaste eso: el orbe reaccionó a tu curación. A diferencia de mí, el orbe no te rechaza" dijo Raiza.

Tomé el orbe y noté que era verdad: el orbe no quemaba mi cuerpo. Así que lo guardé en mi traje.

Me acerqué al hermano mayor.

"Dime cuáles son tus últimas palabras".

Aún aturdido, el hombre me escupió y gritó:

"Tú morirás en dolor por matar a mi hermano. El señor Blodsai es mucho más fuerte que ustedes dos…"

La cabeza del hermano mayor salió volando por los aires y comenzó a arder en llamas.

"Siempre pensé que ustedes dos eran un par de idiotas. No pudieron cuidar ese orbe ni siquiera por una hora. Fue mi error confiar en ustedes…" dijo una voz, revelando a un soldado de baja estatura con piel pálida.

Su cabello era largo en la parte superior y sin cabello en el resto de su cabeza, un corte de pelo militar que destacaba por su armadura de caballero sagrado.

Pero lo que me llamó la atención era la espada en su mano, que, entre la hoja y el mango, era un poco más grande que la estatura del mismo soldado.

El mango de esa espada era muy largo y se dividía en tres partes.

"Esa es la espada de la dama del lago" grité, sorprendido al ver esa arma.

"Oh, tenemos un sacerdote aquí. Te equivocas. La dama del lago nunca otorgó su espada a los humanos, pero un humano hizo su propia espada copiando la espada real.

¡Qué sacrilegio tomar algo sagrado y hacer una vil copia!" dijo el hombre que sostenía la espada, un humano que claramente odiaba a su propia raza.

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El caballero sagrado Blodsai era un fiel creyente de la palabra sagrada, proveniente de una familia acomodada.

Sus hermanos murieron en la guerra contra el rey demonio en Amster, salvándose él solo por servir a la iglesia y quedándose a vivir en la ciudad de Nessy.

Blodsai desarrolló un odio hacia la gente de esta ciudad. Ellos vivían bien, no sufrían los estragos de la guerra, y además eran muy desagradecidos con el Rey y con la Diosa.

Así lo veía Blodsai. Para él, lo único sagrado era la Diosa, y al ver que la Diosa no destruía al rey demonio, llegó a pensar que tal vez los humanos merecían morir a manos de los demonios.

Blodsai estaba haciendo guardia nocturna en los patios de la iglesia de su ciudad, mientras su corazón, lleno de rencor, se desbordaba por cumplir esa tarea tan repetitiva...




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