Exsecratio Plumarum

Cuando las almas se pierden

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Cuando llegué a la casa con Kennedy estábamos cansados y tocamos la puerta esperando que la bisabuela de mi amigo abriera. Miré hacia todos lados asegurándome que nadie nos estuviera observando, pero la calle estaba despejada, miré mi reloj y era las 6.00 p.m. y desde lejos veía el atardecer de colores hermosos que se desvanecían con la llegada del anochecer colores que transmitía la tranquilidad y el silencio del vecindario, todo estaba tranquilo y nadie en la calle porque desde sus ventanas disfrutaban el calor del hogar, pero afuera llegaba el frio hacia temblar mis manos. Las froté varias veces acercándolas al calor de mi aliento para mantener mis manos en calor. Cuando la bisabuela abrió la puerta con aquella preocupación en su rostro y tristeza en la mirada abrazó fuerte a Kennedy como una madre que duró una eternidad sin ver a su querido hijo que nunca quedó en el olvido, al sentir un nudo en la garganta desvié la mirada porque sabía que estaba en mi momento incomodo de ser observado, miraba mi reflejo en la ventana y habían gotas que se deslizaban en el cristal empañando las ventanas sin poder ver bien mi reflejo confundido si en realidad eran mis lágrimas. De pronto sentí que jalaron mi mano recibiendo un abrazo inesperado eran los brazos cálidos sueves llenos de dulzura que guardaba la bisabuela de Kennedy y después sentí el abrazo de mi amigo me sentí con una bienvenida acogedora.

-entren a casa mis niños que el frio despiadado me los congela.

Kennedy se sentó a mi lado en el sofá y en la mesa había galletas con chispas de chocolate y dos tazas de chocolate caliente que desprendía el humo en el aire como una nube que se deshacía.

Miré el fuego ardiente de la chimenea y solo veía el rostro marcado de mis padres que se formaba con el humo del fuego. Caminé hacia la habitación y procedí a buscar ropa, me vestí y puse mi abrigo, mi gorro y mi bufanda, cuando estaba en la sala la bisabuela me detuvo, agarró mis manos hasta ponerme guantes, su mirada era nostálgica como si supiera a que destino me dirigía. Salí a la calle y fui camino directo a la casa de mis padres, me senté sobre una banca bajo las ramas de un árbol y con mi soledad solo podía ver desde lejos a mis padres a través de la ventana sentados disfrutaban de su cena con tranquilidad, me preguntaba si en verdad me habían olvidado o aun me extrañaban. Me levanté de la banca y di pasos lentos acercándome a la casa, los vi comer estaban tomados de la mano de pronto vi que mi madre desvió la mirada y me vio, nervioso volteé hacia otro lado y caminé alejándome con las manos guardadas en mis bolsillos avergonzado. Volteé a mirar hacia atrás, pero no había sucedido nada quizás estaba esperando mucho que ellos me buscaran, pero en realidad eso no sucedió. Caminé de regreso a la casa de la bisabuela y al llegar ella estaba sentada reposando su cabeza sobre una almohada de pelusas blancas. Cuando estaba parado en la entrada guinde mi bufanda y mi abrigo en perchero y quite mis zapatos dejándolos en el zapatero. Ella estaba profundamente dormida, pero caminé en puntillas evitando hacer el más mínimo ruido sin despertarla, cuando abrí la puerta de la habitación Kennedy estaba sentado sobre mi cama leyendo el libro, me acerqué y me senté en la piecera de la cama y el solo me dijo.

-acabo de descubrir que todo lo que nos sucedió esta escrito en este libro, siento que esto no es un simple libro de cosas extrañas también relatan algo oscuro que guarda secretos que aun no conocemos.

Al escuchar eso despertó mi curiosidad y me acerqué a el mirando las paginas del libro, no solo había texto también imágenes que mostraban las características físicas exactas de las criaturas extrañas con plumas negras, al parecer había varios espectros igual, pero algunos con cualidades físicas distintas, en ese momento recordé que el espectro que había visto antes aquel que atacó aquella niña era igual, pero sus ojos eran más rojizos un rojo que podía resaltar hasta en la noche mas oscura, sus garras eran un poco más encorvadas con el plumaje mas antiguo, después recordé el espectro al que habíamos sobrevivido Kennedy y yo, pero no se comparaba con el tamaño de aquel espectro. Seguí pasando la pagina del libro y pude ver un pueblo donde había muchos espectros llevándose los niños mientras había unas festividades de Halloween, miré a Kennedy y nuestras miradas eran obvias que sabíamos que era lo que probablemente podría suceder, de pronto el viento soplo fuerte y algunas hojas cayeron sobre la cama, pero al verlas detalladamente tenían gotas que eran carmesís cuyas manchaban la ensuciaban la sabana dejando manchas rojas. Cerré el libro y caminé hacia la ventana me asomé, pero no había nadie solo los árboles que bailaban con las corrientes del viento así que aproveché y cerré las ventanas también las cortinas y debajo de las cortinas encontré símbolos extraños pintados del mismo color carmesís que estaba en las hojas, tomé la hoja y la puse sobre la cama y le pedí a Kennedy que pasara pagina por pagina hasta encontrar el mismo símbolo extraño, de repente recordé en que parte del libro había visto mi rostro el mismo rostro de aquel chico que saboteaba mi identidad el culpable que arruino mi vida haciendo que me escondiera como una rata huyendo de los gatos que era la justicia. Vi la pagina en blanco, pero con el mismo símbolo extraño que decía en la hoja, era extraño no encontrar información sobre nada, me levanté de la cama pensativo ya que con comprendía nada, pero Kennedy observaba detalladamente cada detalle mínimo del libro.

-tenemos que buscar una lampara con luz ultravioleta- dijo Kennedy buscando en los cajones de las mesas de noche.




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