Extraño Milagro De Navidad

10

SKY:

Deje a Petal en su casa hace un rato.

Mi hermana y James aun no habían regresado, me avisaron que fueron a comer por su aniversario o algo así. Como siempre, se llevaron a sus perros. Yo tenía un poco de hambre así que fui caminando a la tienda de conveniencia y me compré unos Doritos, una sopa instantánea y una soda de fresa.

Cuando iba de regreso vi que Petal estaba caminando hacia atrás mientras miraba a su casa, como si estuviera huyendo de ahí.

Me acerqué. — ¿Petal?

Ella voltea y abre los ojos. —Ah… Sky —mira de nuevo a su casa.

Miro hacia la casa, se ve normal. — ¿Todo bien?

Pero ella no se ve bien, luce asustada. —Sky…

Estiro mi mano hacia ella. — ¿Necesitas mi ayuda? ¿Qué pasa?

Petal se detiene a observar mi mano. — ¿Estas ocupado? ¿Puedes llevarme a otro lugar?

Asiento sin pensarlo, no tengo idea que pudo ocurrir pero ella no se ve nada bien. —Ven conmigo —le pido.

Caminamos hasta la casa de mi hermana y dejo que entre, enciendo la luz de la sala de estar y dejo la bolsa plástica con mis compras sobre la mesa. — ¿Estas bien, Petal? ¿Qué pasa?

Ella baja el rostro y se abraza. —Es que… allá hay alguien que no quiero ver.

Petal no se ve bien, pareciera que el color se ha desvanecido de su rostro. ¿Está asustada? —Petal —me acerco—. ¿Puedes explicarme? ¿Necesitas algo?

Ella se sienta en el sofá, coloca sus codos sobre sus piernas y se cubre el rostro. —En la universidad conocí a alguien —me explica—. Me gustaba, yo pensé que… él me hizo pensar que le gustaba, me invitó a salir un par de veces y todo iba bien pero luego me invitó a su departamento, no quería ir… no sé, pero me gustaba y yo… he estado mucho tiempo sola, solo quería algo, alguien.

Me siento a su lado. —Entiendo.

Suspira, sigue con sus manos sobre su cara pero no está llorando. —El punto es que fui a su apartamento, fui una idiota por hacer eso, yo… cuando llegué él estaba con alguien más…

Permanezco en silencio esperando que continúe hablando pero ya no dice nada más. —Petal, ¿estas diciéndome que él está ahí? ¿En tu casa?

Se separa de sus manos y asiente. —Sí… ahora sale con mi prima Carmen… —vuelve a abrazar su cuerpo cruzando los brazos—. Yo, lo siento, no sé porque te estoy diciendo esto... perdóname, no quiero…

—Petal —la detengo—. Puedes hablar conmigo, de verdad.

Exhala. —Sky, yo… soy una cobarde, cuando lo vi solo salí corriendo.

Estiro mi mano hacia ella de nuevo. — ¿Puedo tomar tu mano?

Me mira sin mover su cabeza. — ¿Mi mano?

La acerco mas no la toco. —Sí, solo quiero que te sientas segura.

Ella no lo hace inmediatamente, acerca su mano hacia la mía lentamente. Sus dedos son delgados y su mano está fría a pesar que el clima es todo lo contrario. —Gust, así se llama, él… me llamó a su apartamento solo para que lo encontrara con otra chica, luego me dijo que yo no era más que… —su voz se apaga.

Estrecho su mano. —Gust suena como un inmaduro, ¿está ahora con tu prima?

Asiente. —Mi mamá me dijo que ella llegaría con su novio y cuando entraron yo estaba en la otra habitación, no creo que me hayan notado —afirma—. Es algo bueno ser invisible, dudo que me extrañen allá.

Solo tengo su mano pero quisiera darle un abrazo. —Petal —con mi pulgar acaricio su mano un poco—. Quédate aquí si lo necesitas, ¿sí?

Niega. —Debería irme, solo, necesitaba recomponerme —se levanta del sofá—. Yo… no quiero estar aquí cuando James regrese, no quiero estorbar.

Pero no puede regresar allá, ese chico la humilló de una forma muy horrible. — ¿Quieres ir a otro lado? A donde quieras, ¿sí?

Suelta mi mano y niega. —Sky, no quiero que me cuides como una niña pequeña, lo siento —comienza a caminar hacia la puerta—. Tú y yo somos extraños, no debería estar aquí.

Me acerco un poco. —No Petal, somos amigos, ¿no? —sonrío—. No tienes que regresar a un lugar donde no te sientes bien, hablo enserio, podemos hacer algo más. O solo conducir, si no quieres caminar.

—Gracias Sky… —tira de su cabello—. Perdón.

Niego dos veces. —No Petal, no digas que lo sientes, ¿Quieres comer algo?

Señala la bolsa sobre la mesa. —te interrumpí, ¿no? Ibas a comer algo.

Tomo la bolsa y la levanto. —Eso haremos, un picnic, ¿quieres?

Junta sus cejas. — ¿Picnic? ¿Dónde?

—Vamos al parque —sugiero—. Solo déjame traer otra bebida, ¿te gustan los Doritos? Le robaré unas galletas a mi hermana, luego se las repongo.

Petal rasca su brazo. —Um… si quieres, podemos… pasar por comida, ¿quieres? Yo pago.

—Si quiero —afirmo—. Entonces, ¿Lista? Déjame salir primero para verificar que todo esté bien.

Petal baja el rostro, ocultándose detrás de su cabello.

 

—Entonces, ¿Qué estudiaste en la universidad? —le pregunto.

Petal y yo estamos sentados en una mesa de madera en el parque a unas cuadras de las casas. Todavía hay algunas personas aquí, un grupo de adolescentes, dos personas con perros, unas ancianas sentadas en otra mesa y un hombre leyendo un libro.

Suspira. —Estuve en la escuela de leyes pero la dejé —afirma.

Asiento mientras abro la bolsa de McDonald’s, le entrego una hamburguesa a ella y una a mí. Dejo las papas en la bolsa para que las comamos ahí sin que se caigan. — ¿Cuando fue eso?

Hace una mueca. —La dejé hace unos tres años, más o menos.

Asiento. — ¿Por qué? —doy una mordida, siento el sabor de los pepinillos y la carne.

Ella se encoje de hombros. —Porque era mala con todo eso, nunca serví para las leyes —afirma mientras adentra su mano en la bolsa y saca varias papas a la vez—. Mientras todos mis compañeros se veían motivados y decididos en que eso querían hacer con su vida yo me sentía miserable, completamente miserable.

Hago un gesto. —Te entiendo, yo pasé por la universidad también —admito—. Iba a medicina pero no es para mí, la dejé.



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En el texto hay: navidad, milagros, navidad y romance

Editado: 22.12.2022

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