SKY
—Pensé que no te gustaban estos juegos —le digo a Petal sentándonos en una banca metálica.
Se encoje de hombros. —Pues es cierto, no me gustaban pero si de todas formas… —hace una pausa—, digo, da igual si me subo o no.
Sonrío. —Um, ¿Entonces te subirás conmigo al Precipicio? —El Precipicio es un juego que te eleva a 55 metros y luego te deja caer, eso se repite por varias veces.
Petal muerde su labio. —Se nota que quieres regresar al cielo, ¿no?
Suelto una carcajada. — ¿Crees que vamos a morir? —miro hacia arriba, el sol está radiante—. He escuchado que si te mueres con alguien al mismo tiempo, en su próxima vida se vuelven a conocer.
Arruga la nariz. —Significaría que te volvería a ver.
Junto mis cejas. — ¡Oye! No finjas que no te agrado. —me levanto de un salto y muevo mi cabello hacia atrás—. Ven, vamos al Precipicio, demuéstrame que tan gallina eres.
Chasquea su lengua y se levanta también. —No quiero vomitar.
Hace una mueca. — ¿Por qué no? Si vomitas desde arriba nadie te verá.
Rueda los ojos. —Asco, no digas eso.
Veo a una niña pequeña pasar frente a nosotros con un globo rosado flotando a su lado mientras que el listón estaba amarrado a su muñeca. Eso me da una idea, giro con Petal mientras sonrío. —Ven conmigo, niña de las flores.
— ¿A dónde? —me pregunta entornando sus ojos.
Camino hacia atrás. —Ven aquí, no tengas miedo.
Vamos hasta un puesto con varios globos de colores. El señor que los vende me sonríe cuando me acerco y le pido dos. Uno rosado y uno azul, le pago y regreso con Petal quien me mira confundida.
— ¿Globos?
Le entrego el azul. —Sostenlo mientras te pondré este.
Me acerco a su brazo y lo amarro sin apretarlo mucho en su muñeca. Petal me observa pero no retira su brazo, cuando termino con ella estiro el mío para que haga lo mismo. —Ayúdame.
Suspira. —Sky, pareces un niño, ¿Por qué me amarraste un globo? —pregunta mientras ella hace un nudo.
Levanto mi brazo feliz. —Por si te pierdes, te encontraré rápido.
Rueda los ojos. —Ahora parecemos tan raros.
Niego y miro nuestros globos meciéndose un poco con el viento. —No, nos vemos geniales —señalo hacia el siguiente juego—. Vamos ahí, no te escaparas del Precipicio ahora que estas aceptando subirte.
Ella tira del globo para que deje de flotar en el aire y lo sostiene más cerca de su cuerpo. —Mira eso, ¿son renos?
Entorno mis ojos. Al principio parecían unos renos pero cuando algunas personas se mueven nos damos cuenta que solo son unos perros con diademas de reno. Hay un Santa Claus moderno, pantalones cortos rojos, botas negras, camisa roja de manga corta y lentes de sol.
—Que interesante —dice ella.
Tomo el listón de su globo. —Vamos a tomarnos una foto con Santa, tal vez le puedas pedir algo para navidad.
Nos acercamos y a nuestro alrededor hay muchos niños, somos los únicos adultos aquí. Si es que se nos puede llamar así, o dos personas con globos amarrados a ellos.
Estando cerca vemos que es un tipo de concurso, quien pase a cantar una canción navideña se llevará una camiseta navideña y un cupón doble para almorzar gratis en la cafetería de aquí.
Petal me da una mirada. —Tú eres cantante, ¿Por qué no pasas?
Levanto mi mano, una mujer rubia con lentes sosteniendo una tabla me mira. — ¿Qué se necesita para participar?
Ella señala el micrófono y sonríe. —Tienes que hacer 100 puntos, en la máquina de al lado.
Es como un Karaoke entonces. — ¿Puede ser parejas? —Señalo con mi pulgar a Petal—. Con ella.
Se encoje de hombros. —Sí, ¿los inscribo?
Petal me mira y niega. —No Sky, yo no canto.
Tomo su globo y le golpeo con suavidad la frente. —yo tampoco pero será divertido, ¿Si?
La mujer se acerca a nosotros. —Empezaremos en quince minutos, pueden esperar sentados por allá —señala donde hay unas sillas plásticas verdes—. ¿Cuáles son sus nombres?
—Sky y Petal —afirmo.
Ella entorna sus ojos. — ¿Sus verdaderos nombres? ¿Estas usando un nombre artístico?
Petal resopla. —Son nuestros nombres, me llamo Petal.
Ella escribe algo. —Que nombres tan lindos, bien, los tengo chicos —sonríe—. Mucha suerte.
Ella se aleja, yo volteo a ver uno de los perros que está cerca cuando siento un golpe en la cara. Un globo rosa me golpeó la mejilla. —Oye —rio girando hacia Petal—. ¿Por qué me golpeas?
Vuelve a hacerlo. —Porque me inscribiste en esto.
Yo tiro del listón del mío y le doy un golpe en el hombro. —Vamos a ganar, Petal, no tengas miedo al éxito.
Ahora me golpea el brazo, realmente no siento nada de dolor, es solo un globo pero finjo dolor. —Mala —le devuelvo el golpe en el brazo—. Estas con un profesional, y quiero esa camiseta.
Rueda los ojos mientras seguimos golpeándonos con los globos, ahora los usamos como si fueran espadas hasta que el de ella se revienta. —Rayos —digo yo—. Ahora si te perderé.
Suspira mientras se desamarra el listón. —Sky, ¿Estás seguro que tienes veinticinco años? Pareces de diez.
Tomo el listón del mío y lo giro en su muñeca. —Ahora estas encadenada a mí, no huiras del concurso.
Trata de quitarse el listón pero no la dejo, ella lo intenta varias veces hasta que toma mi globo y lo explota con sus manos. Yo pego un salto y cierro mis ojos, ella ni se mueve.
— ¡Petal! —Reclamo—. Que mala eres.
Sonríe.
Esta sonrisa que muestra es diferente a cualquier otra que ha mostrado, se ve alegre. Eso me hace sonreír a mí también. — ¿Qué canción quieres cantar, Sky?
Me desamarro el listón también. —La más famosa de navidad, ¿sí? Vamos por All I Want for Christmas.
Ella abre sus ojos y niega. — ¿Puedes hacer esa nota alta?
Asiento y enderezo la espalda. —Claro que sí, amiga mía, soy un hombre con muchos talentos y las notas altas se me dan de maravilla.