— ¿Y qué has hecho con tu vida? —mi hermano pregunta.
Su hijo Matty y su esposa están visitando a sus abuelos maternos. La verdad no me he relacionado mucho con su esposa y a su hijo solo lo vi cuando tenía tres años, ya no creo que se acurde de mí.
Entierro mis uñas en el brazo. —Bueno…
Papá suspira. —Petal no ha hecho nada, al menos ha hablado sobre regresar a la universidad.
Bajo la mirada, mi hermano suelta un risa. — ¿Ah, sí? Bueno, al menos volverás. Ya perdiste mucho tiempo.
A siete días de la navidad me pregunto por qué no me fui a algún hotel lejos y pasas los días. ¿Porque tuve que regresar con mi familia? Tal vez, una parte de mi esperaba que sucediera algo como en las películas, que se dieran cuenta lo mal que estoy y me ayudaran. Que me aceptaran tal y como soy.
Pero ni siquiera yo me acepto.
He intentado ser fuerte con todo esto pero es difícil. Me he preguntado constantemente si algún día esto podría cambiar. Mi vida entera. Pero es cansado esperar por algo, muy cansado.
—Pero ahora si tendrás que trabajar —papá avisa—. Nada de dinero por mi parte, ya te di la oportunidad y la desperdiciaste.
Ya lo sé. Por eso estaba trabajando.
Respiro profundo, solo unos días más.
—Papá, yo solo… esa carrera no era para mí —respondo sabiendo que estoy empeorando las cosas pero ya estoy cansada de lo mismo una y otra vez.
Papá suelta una carcajada. —Lo que pasa es que no entiendes que en este mundo hay que ser fuertes, ¡Allá afuera es una jungla! No todo se te servirá en bandeja, no puedo creer que hayas terminado de esta forma.
No hay nada que me moleste más que cuando ellos me piden que sea fuerte, ¿Acaso no lo he sido desde niña? ¿Acaso olvidan cada cosa dolorosa que he tenido que aguantar? Aparentemente si, lo han olvidado.
Mamá entra pero no dice nada, solo coloca la taza de café y se sienta. —Ya déjenla —mi hermano habla—. Cuando la vida la golpee realmente entenderá todo lo malo que ha hecho.
¿Es enserio?
Papá bufa. —No entiendo cómo pudiste decepcionarnos de esta forma, ¡Te hemos dado todo lo que necesitas! De haber sabido que ibas a terminar como una fracasada jamás hubiera ahorrado ni un centavo para tu universidad, me hubiera ido meses de viaje por Europa.
Tiro de mi cabello, solo quiero que esto termine.
—Yo te llevaré a Europa, papá —dice mi hermano—. Petal, papá tiene razón. ¿Cómo no puedes agradecer su sacrificio?
Miro a mamá, ella solo desvía la mirada.
Ella prefiere evitar los conflictos a defenderme. Siempre ha sido así, ¿No puede siquiera intentarlo? Quiero que me proteja una vez. Pero no. Yo he aprendido a defenderme por mi misma, he aprendido a depender de nadie. No puedo confiar en nadie, ni siquiera en mi propia familia.
Esto es todo. Ya no aguanto estar aquí.
—Y si tan solo… —papá comienza de nuevo.
Yo me levanto de la silla y aprieto los puños. —Ya me voy, ¿bien? Si tanto me odian tranquilos, jamás volverán a verme.
Papá frunce el ceño. — ¿Ah, sí? ¿A dónde iras? Tú no puedes depender por ti misma, Petal.
No quiero llorar frente a ellos. —Lo sé, pero mi hermano dice que no he pasado por nada duro, ¿De verdad, Andy? ¿De verdad nunca nadie me lastimó? —Le grito con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Acaso tu papá algún día llegó contigo y…?
Mamá me interrumpe. —Petal, por favor, ya no hables de eso.
Y ahora sí, comienzo a llorar. — ¿Saben qué? —Niego enojada—. Estoy harta de ustedes, nacer en esta familia no ha sido nada fácil y sé que tú me odias porque no soy tu hija —señalo a papá—. Él sí, ¿no? Pero mamá tiene que aceptarlo aunque no es de ella, pero tú no me puedes aceptar a mí.
Aprieta la mandíbula. — ¿No te he aceptado? He pagado por todo, tus medicinas, por tu operación y…
— ¡Has pagados! —Tiro con fuerza de mi cabello—. No me quieres, nunca me vas a querer y yo ya estoy cansada de ocultar todo solo para que sean la familia perfecta. Tranquilos, estoy dispuesta a matarme si eso los hará felices.
Salgo de ahí y corro a mi habitación. Ya no puedo más, es el final. Ellos me odian, jamás seré suficiente. Mamá no quiere hablar sobre mi padre biológico y lo que me hacía, lo que me hizo. Mi hermano ama sentirse superior y mi papá jamás ha sido realmente mi papá.
Me odio tanto. Soy un error. ¿Para que nací?
Tiro toda la ropa de nuevo en mi maleta, guardo las pocas cosas que quedan y mi vista está nublada por las lágrimas. Odio esto. Odio mi vida. Odio existir. Quiero morirme. Quiero olvidarme de todo ahora mismo.
¿Por qué no me dejan en paz?
¿Por qué no se dan cuenta de que me estoy muriendo en vida?
Cuando termino de guardar todo, mamá está abajo, al final de las escaleras con los brazos cruzados. —Petal, no hagas esto por favor, la navidad ya viene y somos una familia.
No lo somos, tal vez ellos sí lo son pero no son mi familia. —Ya me voy, adiós mamá —me despido de ella sin verla.
No tengo idea a donde iré, tal vez pueda acelerar mi huida. Da igual si espero unos días o si lo hago más rápido de lo planeado, solo quiero alejarme de esto.
Tomo mi teléfono y busco la aplicación para llamar un auto, antes de abrirla me detengo.
Oh no.
Sky… ¿Qué pasará ahora? Bueno, no importa, solo tengo que irme. Sky y yo nos acabamos de conocer y de todas formas ya no nos veremos de nuevo, es mejor alejarme sin decirle nada, él intentará arreglar esto. No puedo pensar en él o querré quedarme.
Rayos, ¿De verdad estoy dudando por culpa de un chico que acabo de conocer?
No.
Me iré.
No importa si lastimo a Sky por no decirle ni siquiera adiós, por no decirle nada. Solo tengo que irme ahora, olvidarme de todos y dejar esta vida en el pasado.
Abro la aplicación y mientras selecciono todo, una lágrima cae sobre la pantalla. Me limpio la cara con el dorso de mi mano, no importa. No debo pensar en nada más que irme.