Sky acaricia mi cabello mientras estoy recostada en su pecho.
— ¿Necesitas agua? —me pregunta.
No, solo quiero esto. Ahora, es lo que necesito. —Estoy bien.
Sky acaricia mi rostro, mi mejilla izquierda y aunque se siente extraño porque es un área de mi cuerpo que siempre escondí de todos, él me hace sentir mucho mejor. Me gusta sentir sus dedos contra mi piel y me gusta que no la evite, que la acepte.
—Fue mi papá —susurro.
Sky mueve su rostro para verme. — ¿Qué?
Señalo la cicatriz. —Fue mi papá, mi papá biológico —le explico—. El hombre que conoces no es mi papá realmente, él es mi padrastro y mi papá biológico me hizo esto. Mamá me tuvo y él no me conoció hasta los cinco años pero ese hombre…
Odio este recuerdo.
Respiro profundo y continuo. —Él murió hace unos años pero estuvo en la cárcel por… algo muy malo, con niños.
Siento a Sky tensarse. —Petal, ¿Te hizo algo?
Asiento lentamente. —Me tomó fotografías… ya sabes qué fotografías.
Sky me atrae a su cuerpo y besa mi frente dos veces. —Lo siento tanto. Qué horror, lo siento tanto —cierro mis ojos—. Lo siento demasiado.
Sonrío levemente. —No digas que lo sientes, pero bueno. El punto es que él solía llevarme a su casa un par de veces al mes supuestamente para cuidarme pero un día me caí y me corté la barbilla, él se enojó porque dijo que eso le arruinaba las fotos de los clientes —trago saliva—. Y bueno… descubrí que si me lastimaba ya no me tomaba esas fotos.
Sky sigue acariciando mi cabello. —Aparte de esas fotos, ¿te hizo algo? ¿Te tocó?
—Dicen que no —expreso—. Pero para ser honesta no lo sé, recuerdo esos momentos en su sótano pero no recuerdo el resto. No sé si lo hizo, puede que si… por eso tal vez tengo miedo a muchas cosas, no sé.
Sky pasa su mano por su cara. —Esto es horrible, Petal. Qué horror, ¿Todo esto lo sabe tu familia?
—Mi hermano no —afirmo—. Papá… no sé, creo que sabe que él tomaba esas fotografías pero no sé, mi mamá se ha encargado de mantenerlo en secreto. Mi familia cree que yo me caí o algo por la cicatriz, lo que pasó realmente fue que un día llegué con un morete en la mejilla y él se enfureció, me gritó que si quería seguir llegando lastimada que lo hiciera bien.
—Y te cortó —Sky complementa la historia.
—Sí, quebró una botella y me hizo eso. No sé qué quería hacer, no sé… solo sé que la señora de al lado llegó porque me escuchó llorar y bueno, el resto es historia —afirmo—. Le encontraron muchas fotografías, no solo mías. La policía… le aseguró a mi mamá que las iban a destruir después de la investigación pero estoy segura que algún asqueroso aún tiene algo mío.
Sky me envuelve entre sus brazos y besa mi frente. —No tengo palabras, eres tan fuerte, Petal. Estoy admirado de tu fuerza, de todo lo que has soportado. Esto que me dices es algo horrible, no puedo creerlo. Me alegra que él ya no esté aquí.
A mi también.
—Nunca se lo había dicho a nadie —afirmo—. Pensé que eso me lo llevaría a mi tumba pero aquí estoy, diciéndotelo.
—Gracias por confiar en mí —se mueve un poco y se separa—. Petal, si estoy haciendo algo para incomodarte dime.
Sonrío un poco y me acerco a él. —No haces nada para incomodarme, me gustas mucho Sky. No sé porque, no sé como pero me gustas mucho y es un error que estés conmigo y soy un desastre pero estoy tan feliz que estés ahora conmigo.
Sky mueve mi cabello hacia atrás, estar expuesta de esta forma se siente como si me quitaran mi escudo de protección. No dejo que nadie me vea la cara, a veces ni siquiera dejo a mi familia porque tengo la esperanza que olviden la existencia de mi cicatriz.
—No es un error —se acerca para besar mi mejilla—. Es un milagro, tu y yo, eso somos. Un milagro.
Veo su rostro, él también ha pasado por muchas cosas dolorosas. Él ha estado en el fondo del abismo, en ese oscuro lugar donde piensas que nadie te rescatará por has caído demasiado profundo. Pero aun entre cuevas, entre abismos y entre oscuridad, llega la luz.
Tal vez lo somos, un milagro.
Sky me sostuvo entre sus brazos por el resto de la noche, de pronto tener una sola cama ya no era un problema. Él durmió después de terminar nuestra conversación pero yo aún no podía dormir. Mi mente daba vueltas y vueltas, me preguntaba si realmente estaba renunciando a mi plan de acabar con mi vida.
Lo que Sky leyó fue una hoja donde explicaba porque lo había hecho. Hace diez años cuando las cosas comenzaban a estar mal, y aun no había pasado por mis peores momentos, comencé a tener pensamientos suicidas. Poco a poco fueron creciendo y puse como límite los veinticinco años. Me prometí a mí misma no vivir más tiempo que eso, si las cosas no se arreglaban en lo más mínimo durante ese tiempo ya no valdría la pena seguir con la vida.
Pero ahora, no sé qué pensar.
Nunca imaginé, después de Gust, que me volvería a sentir así. Yo me encargué de alejarme emocionalmente de todos y de no dejar que nadie entrara a mi corazón de nuevo. Me intentaba convencer que no necesitaba a nadie más, que sola estaba mucho mejor, pero siempre sentí el peso de la soledad cuando algo malo sucedía y no tenía a nadie con quien hablar.
No solo eso. Cuando veía una película que me gustaba o tomaba una fotografía linda de algún atardecer no tenía a quien mostrárselo. Nadie preguntaba sobre mis sueños y a nadie le importaba nada sobre mí porque dejé de mostrar mis sentimientos y dejé de responder con honestidad cuando me preguntaban “¿Cómo estás?”
No sé en qué pensar ahora, solo sé que Sky es la persona que me ha hecho dudar sobre dejar todo esto. No tengo idea si, lo que sea que hay entre nosotros, pueda llegar a ser algo real.
Pero ahora se siente como tal.
Volteo mi rostro y lo veo entre la oscuridad. Siempre pensé que la cercanía física con alguien iba a ser algo imposible, no solo por lo que ocurrió con mi padre biológico sino también por mi cicatriz y todas mis inseguridades acumuladas con los años, pero con él, es diferente.