Extraordinario en la vida ordinaria

Capítulo 12 RESPETO Y HONOR COMO AGRADECIMIENTO AL ESFUERZO Y LA PERSEVERANCIA

destacada entre los estudiantes de la escuela. Su foto fue publicada en el tablero de honor, y todos los que pasaban podían ver sus logros. Pero para Matvey, el principal incentivo para alcanzar logros aún mayores no fue solo la fama, sino también el deseo de avanzar, alcanzar nuevas metas.

Un día, tras otro logro deportivo, el director de la escuela, el afable y estricto Sr. Alexander Ivanovich, invitó a Matvey a su oficina.

"¡Bueno, Matvey, te felicito!", dijo el director sonriendo. "De ahora en adelante, no eres solo un estudiante, sino un verdadero ejemplo para los demás. Con tus logros en el tablero de honor, debemos pensar en tu futuro. Tengo dos opciones para tu desarrollo después de la escuela".

Matvey miró al director con interés, esperando la continuación.

La primera es la Escuela Superior de Deportes de Donetsk. Allí podrás profundizar tus conocimientos deportivos y entrenar, además de trabajar con entrenadores de primer nivel. La segunda opción es el Instituto de Ingenieros de Gestión Hídrica de Rivne. Esta es una oportunidad para obtener una educación superior, que te abre muchas puertas nuevas, y al mismo tiempo podrás mantener tu entrenamiento de boxeo.

Matvey lo pensó. Por un lado, el deporte era su pasión, pero por otro, la educación le brindaba más oportunidades para un futuro estable.

"Elijo la educación superior", dijo, mirando al director a los ojos. "Pero no quiero renunciar al deporte. El entrenamiento seguirá siendo parte de mi vida".

El director asintió y elogió su elección.

"Razonable. Tienes la fuerza de voluntad suficiente para combinar estas dos direcciones. Pero recuerda, necesitas trabajar duro para lograrlo. Debes graduarte de la escuela con un alto nivel y no permitir que tus resultados deportivos disminuyan". Matvey asintió, comprendiendo la importancia del momento. Sabía que le esperaba un camino difícil. Pero esto no lo asustó, sino que le dio más fuerza.

Durante los meses siguientes, Matvey se sumergió por completo en el entrenamiento y la formación. Siempre se levantaba temprano, antes del amanecer, para empezar el día con ejercicios matutinos. Cada mañana incluía tres kilómetros de carrera a campo traviesa, tres rondas de lucha de sombras y ejercicios especiales de boxeo para desarrollar resistencia y fuerza.

"¡Así es, Matvey, no te rindas!", se repetía a sí mismo, intentando infundir aún más fuerza y ​​determinación en sus músculos. "¡Cada paso es un paso hacia la meta!".

Después de entrenar, su cuerpo a menudo se sentía agotado, pero la sensación de fatiga se mezclaba con orgullo. Especialmente placentera era la ducha fría después de entrenar y frotarse con una toalla, cuando sentía que su cuerpo volvía a la normalidad.

Cada tres meses, Matvey iba a Kirovograd durante un mes para un campamento deportivo. Era miembro del equipo regional de boxeo, lo que significaba que tenía que combinar sus estudios con un entrenamiento intenso.

Durante todo este tiempo, a pesar de estudiar para ser conductor de tractor, Matvey sufría un estrés constante por la sobrecarga. No tenía tiempo suficiente para su vida personal, para descansar, ni siquiera para comunicarse con sus amigos. Una vez, durante un descanso, uno de sus compañeros de clase, Viktor, le preguntó:

—Matvey, ¿cómo estás? No llevas tres meses con nosotros, te dedicas a los deportes —preguntó con una sonrisa—. ¿No has pensado que quizás necesites descansar un poco?

Matvey lo miró y sonrió.

—No puedo permitirme descansar ahora. Lo importante ahora es no parar. Y si quiero... Para lograr algo, tengo que trabajar sin descanso.

Víktor, aunque no lo entendía del todo, lo apoyó, sabiendo lo difícil que era para Matvey compaginar estudios y deporte.

—Eres un buen chico —le dijo—. Pero no olvides que, tras alcanzar tu objetivo, es importante no perderse.

Sí, el tiempo pasó, y Matvey logró grandes resultados no solo en el deporte, sino también en los estudios. Se graduó con honores y tuvo la oportunidad de ingresar al instituto. Sus logros deportivos y su capacidad para compaginar el duro entrenamiento con los estudios le valieron el respeto de profesores y compañeros.

Hubo momentos de duda y cansancio en su vida, pero siempre tuvo la esperanza de que cada día lo acercaría un paso más a su objetivo. Y aunque Matvey tenía poca vida personal, sentía que su camino era el correcto, que podía traerle no solo logros, sino también verdadera armonía interior.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.