Exyevelion

3 BAJO ATAQUE

Estoy sentado en la mesa, pienso en los desafortunados momentos que nos tocaron vivir, reflexionó en la noche que casi perdemos a papá, fue difícil, pensé que esta vez era el final.

 Me llevo la mano a la frente, el dolor me recuerda el corte, tomo una cuchara intentando verme en el reflejo, diablos, estoy sucio y mi pelo grasiento, tengo la cara hinchada del corte y del golpe, sentía dolor, no imaginé ver mi rostro así.

 

—Príncipe— escucho una vos a mi espalda.

 Doy media vuelta, y Zaragor estaba detrás de mí, le sonrió, es un título tonto, cosas del pasado pienso.

 

—No llames a alguien, que intento desesperada mente sobrevivir estos meses de esa manera. Es un título anticuado, solo llámame Miguel, por mi nombre—. Le hago una mueca y vuelvo a mirar mi plato que por cierto no había probado alimento.

 

Tomo el cuchillo y el tenedor, corto el primer trozo de carne fría, y me lo llevo a la boca, sentí estupor, estaba exquisito.

 

 Él se sienta frente a mí, me mira.

—Solo dilo—, anunció.

—Sí, lo tengo en la punta de mi lengua— manifiesta— quiero enseñarte una cosa.

 

—Me tomas por sorpresa, creí que me dirías, bueno, olvídalo. — me sorprende, — ¿mostrarme algo?

—Por supuesto, estoy ansioso, quiero enseñarte todo en realidad—. Sus ojos estaban abiertos como luna llena.

 

Otra vos se hace notar, miro por detrás de Zaragor, y aparece Talderion, alto y fornido como lo recordaba en la noche, la luz lo aclara y veo su rostro duro y nariz puntiaguda.

 

— Deseamos mostrarte un lugar—, expresa Talderion, mueve sus manos con rapidez sobre la mesa — Pero primero saciaremos nuestra hambre.

Él se sienta y comienza a ingerir. Noto que ya no puedo seguir, acabo de comer una porción.

 

— Fueron días malos— me dice Talderion, — deja que tu cuerpo se acostumbre, pasaron semanas hasta que probaste algo así, come despacio.

 

— ¿Ya me intrigan, que es lo que veremos? — pregunto curioso.

 

— Ya lo verás, ciudades enteras destruidas, y esta casa bajo tierra es lo único —, pausa, Talderion no puede describir el sentimiento.

 

Quedo en silencio, rememoró que gracias a nuestra llegada su civilización fue demacrada, las batallas de los setenta años limito la democracia.

 

—En fin—. Prorrumpe el silencio Zaragor. Se sentía ansioso— Si terminamos. Podríamos levantarnos y comenzar la aventura.

— ¿Nuestro viaje? — doy media vuelta, papá está acompaño de Taros y Mamá.

 

 Taros capta enseguida lo que estamos a punto de hacer — Le mostraran la vieja ciudad, una villa derruida, sin peligros, rey.

 

 Papá voltea con un hormigueo en el cuerpo, se acerca y me dice en el oído— Sabes lo que tienes que hacer si hay problemas—, dijo tajante. Se va de la sala con mamá y Taros.

 

— Hay asuntos, más importantes—. Me dice Talderion.

 

 Lo miro y les pregunto sobre el viaje — ¿hay cosas en las cuales deba temer?, ¿un Yoku, algún Orlinak, Ruka?

 

 Ellos se miran, comenzando a ponerse rojos, y luego de unos minutos de silencio, intentando no reírse. — Eres bueno haciendo chistes. Cosas peores que esos animales domésticos nos podríamos llegar a cruzar. Estamos bien custodiados, si el príncipe camino a nuestro costado, ¿algo malo podría pasarnos?

 

 Los dos comenzaron a reír, haciendo morisquetas, saltando de un lado al otro. Si nos franqueara algo fuera de mi imaginación.

 

 Ya comienzo a inquietarme, muevo mi pierna impaciente, me cruzo de brazos, y luego de unos minutos, sede tienen, dando se cuenta, que no me había reído con ellos.

 

 Talderion sé inca y pide disculpas.

 

— Tal vez, perdí el sentido de humor en este periodo—. No porque me haya vuelto osco, estoy aturdido, sin dudas.

—Estos meses maduraron tu carácter—, comenta Zaragor— con la edad aprenderás que cada tiempo tiene su recompensa.

 Talderion fijo su mirada sobre los míos. Apuesto que sonroje, sus ojos azules intensificaron su rostro duro.

— Creo, que al final lo puedo decir—. Me dice Talderion, — una gran similitud, encuentro en ti y el pequeño Darío.

 

Lo miro, recuerdo que Taros comento del rey Darío. Pienso si pelearon a su lado. ¿Cómo puede ser? Me pregunto, capto enseguida, ellos lo vieron y caminaron con él.




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