Faith (melodía de amor 1)

Capítulo 2

Faith se cambió de ropa en cuanto terminó su turno en el hospital y se encontró con su compañero Benedit en la entrada principal. 

El chico le sonrió de oreja a oreja, feliz de poder verla antes de que se marchara. Se acercó a ella y la siguió mientras se encaminaba hacia el coche.

—¿Tienes mucha prisa? —Quiso saber él intentando llevar su ritmo sin que le faltara la respiración. 

—Mucha. Me están esperando. ¿Quieres algo? 

—Saber si almorzábamos juntos, pero creo que será otro día. 

—Crees bien. Lo siento, ya llego tarde. 

—No te preocupes. Nos vemos mañana. 

—Hasta mañana —se despidió de él con un movimiento de mano y se montó en el coche.

Arrancó el motor para poner rumbo hacia el hotel y el chico la observó desilusionado hasta que desapareció en una esquina.

Faith bajó hasta el sótano con el rostro preocupado y entró en la sala de ensayo como un torbellino y la respiración agitada por la carrera.

Miró a su alrededor y vio a todo el grupo de pie, alrededor de Kwan. 

Min Ki se acercó a ella y la llevó hasta el chico que estaba sentado en una silla con el semblante serio y los ojos vidriosos.

—¿Qué ha pasado? Me has asustado con el mensaje que me has mandado —le regañó la chica asustada de que le hubiera ocurrido algo malo a alguien. 

—Lo siento. Kwan se ha hecho daño en el tobillo y les he dicho que te esperen para que le eches un vistazo —contestó su amigo manteniendo la calma para no poner nervioso a su compañero.

La joven se arrodilló delante del herido, agarró la pierna para quitar su zapato y observó el tobillo con atención. Lo dejó apoyado en su regazo, se frotó las manos para calentarlas y palpó la zona dolorida que el chico le había indicado con una mueca de dolor. 

—Tienes un esguince. No es grave, aunque no te va a gustar lo que te voy a aconsejar —le anunció sacando una crema y una venda de su bolso. 

—¿Cuál es el consejo? —Quiso saber él temiendo lo peor. 

—Te aconsejo que lo dejes descansar unos días. Si lo haces, te prometo que estarás en forma para el concierto del sábado. 

—¿Crees que podré bailar en el concierto? 

—Por supuesto, siempre que hagas caso a mis indicaciones —le aseguró vendando el tobillo con delicadeza. 

—De acuerdo, confiaré en ti. 

—No te arrepentirás —le dedicó una sonrisa amable—. ¿Me puede traer alguien una silla? 

Eun-Ji la trajo en menos de cinco segundos y la joven puso el pie del lesionado en el asiento con suavidad. 

—Mantenlo en alto siempre que puedas, no lo plantes en el suelo y, sobre todo, no bailes —le ordenó la fisioterapeuta quitando la crema impregnada en sus manos con una toallita húmeda.

—Nos aseguraremos de que obedezca —le confirmó Eun-Ji con el rostro serio—. Gracias por la ayuda. 

—No hay de qué, es mi trabajo —las mejillas de la muchacha se sonrojaron ante aquella minúscula conversación y la mirada fija de él. 

—Al final vamos a necesitar una fisioterapeuta privada —comentó Min Ki viendo cómo una bombilla se encendió en el cerebro de su compañero. 

La chica se quedó al lado del lesionado durante todo el ensayo y conversó con todos, incluidos los del equipo, cuando llegó la comida que pidieron al restaurante del hotel. 

Se estaba ganando la amistad de todos los presentes y la admiración de más de uno. 

Los minutos pasaron rápidamente al lado del grupo y se entristeció al darse cuenta de que debía regresar a su casa para descansar.

***

En cuanto Faith se marchó, Eun-Ji se acercó a sus compañeros para comentarles una idea que pasaba por su mente. 

—¿Qué os parece? ¿Creéis que aceptarán? —Preguntó el chico con inseguridad en la voz.

—Creo que sí. Podemos hacerles ver que es imprescindible para todos y no lo dudarán —contestó Min Ki mientras Kwan asentía para darle la razón. 

—Y, además, es guapa. No se puede decir eso de todos los médicos —agregó el lesionado con una sonrisa coqueta. 

La mano del integrante mayor del grupo acabó plantada con fuerza en el pie vendado haciendo que su compañero aullara de dolor. 

—No hables así de ella en su presencia. Le gusta —le explicó Min Ki para excusar el comportamiento de su amigo. 

—Ya lo sabemos. Se nota a leguas. Era solo una broma —se quejó Kwan apartando el pie del alcance de su compañero. 

—Te apoyaremos con tu idea. Habla con nuestro mánager —le aseguró Dae-Hyun guiándolo hasta el hombre que hablaba por teléfono.

Eun-Ji respiró hondo, le pidió a su mánager que conversaran sobre un asunto y salieron al pasillo para hablarlo con tranquilidad. 

Después de varios minutos, los seis miembros del grupo clavaron sus miradas marrones en su compañero y en su representante. 

Ninguno expresaba nada en el rostro y no les pareció muy buena señal. Esperaron con expectación a que su amigo contara algo, pero Eun-Ji solo sonrió de oreja a oreja y alzó los brazos en señal de victoria. 

Los seis gritaron eufóricos y saltaron abrazándolo. 

—El sábado será la última prueba. Si Kwan consigue bailar durante todo el concierto le harán el contrato para todas las giras que hagamos —les informó parando el jale que habían montado. 

—Más te vale hacer caso a todo lo que ella diga —le advirtió Dae-Hyun al lesionado con un dedo amenazador.

Kwan asintió con la cabeza con energía y levantó la mano para prometerlo.

***

Min Ki entró en su habitación, se recostó en la cama bocarriba y sacó su móvil del bolsillo de su pantalón para mandarle un mensaje a la fisioterapeuta. Lo estaba escribiendo cuando alguien llamó al timbre.

Se acercó a la puerta y abrió para encontrar a Eun-Ji delante de él. Lo miró esperando que dijera a lo que había venido y su compañero entró empujándolo hasta el interior. 




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