Faith (melodía de amor 1)

Capítulo 9

Los días pasaban con lentitud, pero Faith intentaba mantenerse ocupada para no notarlos.

Ya era domingo y su hermana Maedow tenía un partido de tenis en el que tendría muchas posibilidades de poder entrar en los Juegos Olímpicos de Valterra para representar a la isla. Ese día debía darlo todo y más para poder conseguir uno de sus sueños. 

Todos estaban preparados, excepto Hyacinth que no encontraba sus botas de media caña. 

Sus padres se marcharon con Maedow para que la joven pudiera calentar antes, mientras que Faith y Summer esperaban a su hermana. 

La mayor y la más pequeña estaban sentadas en el sofá, aburridas de tanto esperar. Faith se levantó y se acercó a la escalera para llamarla:

—¡Hyacinth, vamos!

—Cojo tus botas. No encuentro las mías —le avisó entrando en la habitación de su hermana mayor. 

—Date prisa o llegaremos tarde. 

En menos de un minuto, la jugadora de voleibol bajó colgando su bolso en el hombro y salieron de la casa para montarse en el coche. 

Llegaron a la pista de tenis y corrieron hacia las gradas donde sus padres les habían reservado los asientos. 

Maedow empezó a lanzar algunas pelotas para calentar y el móvil de Faith sonó en su mochila. Lo sacó y vio que era una llamada de Eun-Ji. Descolgó y contestó:

—Dime, amor. 

—Mm, amor. Suena bien. ¿Cómo estás? —Dijo el chico por el otro lado del auricular. 

—Bien, en plena calle. Maedow tiene un partido importante y estoy aquí con mi familia. ¿Qué tal vosotros? ¿Y el vuelo? 

—Hemos llegado sanos y salvos. ¿De qué es el partido? 

—De tenis. Si gana puede ir a los Juegos Olímpicos y representar a la isla —le informó la chica emocionada al ver que ya empezaba—. Allá vamos. 

—Espera, te hago una video-llamada. Quiero verlo —le dijo él colgando para volver a llamar, pero con la cara tapada por una mascarilla para que nadie pudiera reconocerlo si miraban la pantalla. 

—¿La ves? —Le preguntó la joven acercando la boca al micrófono después de cambiar la cámara. 

—Perfectamente. No sabía que tenía unas cuñadas tan deportivas. ¡Vamos, Maedow!

Los padres de la muchacha miraron hacia atrás y vieron a Eun-Ji en la pantalla del móvil. Lo saludaron con un movimiento de mano y una sonrisa en los labios. 

—Hola, yerno —añadió Horace sorprendido por la actitud del chico. 

—Hola, suegro. ¡Sí, punto! —gritó el cantante con todas sus fuerzas. 

***

Eun-Ji estaba incorporado y saltando en la cama, gritando como un histérico a la pantalla de su móvil cuando sus compañeros de habitación entraron. Se asustaron al verlo de esa manera y se acercaron preocupados. 

—¿Qué ocurre? ¿Estás peleando con Faith? —Quiso saber TaeYang con el rostro descompuesto. 

—¿Qué estás diciendo, loco? Estoy viendo el partido de Maedow —contestó el cantante sin apartar la mirada del teléfono. 

—¿Un partido de qué? —Se interesó Seung saltando a la cama para quedar sentado en el flanco derecho de su amigo. 

—Tenis. Va ganando, pero su oponente también es buena. ¡Vamos, pequeña! ¡Puedes con ella!

—¿Pequeña? ¿A qué viene eso? —Los celos afloraron en el integrante más joven del grupo, aunque nunca pensó que sería con uno de sus mejores amigos. 

—Así la llama la familia. Yo soy parte de la familia ahora, dicho por mis suegros —agregó emocionado por el saque que su cuñada había hecho. 

—¡Ánimo, puedes remontar! —vociferaron Eun-Ji y TaeYang al unísono cuando el último se sentó en el flanco izquierdo del primero. 

La chica se preparó para un nuevo saque y los tres se quedaron expectantes, al igual que los espectadores en las gradas. Ese sería el punto que decidiría el punto de juego y estaban nerviosos. 

Todo estaba en silencio cuando la joven lanzó la pelota hacia arriba y le dio con la raqueta para enviarla a su oponente con una fuerza sorprendente. 

Los tres chicos siguieron la pelota de un lado a otro hasta que el adversario no pudo llegar a ella haciendo que Maedow ganara el punto de partido. Saltaron en la cama gritando de emoción y alegría, y se abrazaron entre ellos, ya que no podían hacerlo con las chicas. 

—¡Esa es mi cuñada! —exclamó Eun-Ji con orgullo—. ¡Vamos, pequeña, a los Juegos Olímpicos!

—¿Juegos Olímpicos? —Preguntaron asombrados sus compañeros. 

—Si gana irá a los Juegos Olímpicos para representar a la isla. ¡Y lo va a conseguir!

—¡Tú puedes, pequeña! —corearon Seung y TaeYang saltando de rodillas detrás de su compañero. 

La joven miró hacia las gradas para ver a su familia y entrecerró los ojos para ver los que estaban en la pantalla del móvil de su hermana mayor. Se sorprendió al reconocerlos debajo de las mascarillas, les dedicó una sonrisa con un asentimiento de cabeza para saludarlos y se concentró en el saque de su oponente. 

—Nos ha visto y saludado —dijo Seung emocionado—. ¿Cómo nos ha reconocido? 

—Se lo habrá imaginado al ver el móvil de su hermana, mi novia —contestó Eun-Ji sin darle importancia a ese hecho. 

Los chicos se quedaron en silencio, expectantes ante el nuevo set que empezaba. La pelota volaba de un lado a otro de la pista y solo se escuchaba los sonidos de esfuerzo de las tenistas. 

Maedow le hizo un revés a su contrincante y ganó el primer set. El segundo no tardó mucho en llegar y el tercero casi estaba listo. 

Los nervios de los chicos y de la familia estaban a flor de piel. Aquel era el punto decisivo y no podían apartar la mirada ni de la pista ni de la jugadora. 

La adversaria sacó y la muchacha se movió por la pista con rapidez para recibir todos los pases hasta que vio la oportunidad para ganar. Se acercó a la red y, al ver a su oponente a lo lejos, le dio un golpe muy suave a la pelota para que no llegara más allá de un metro. 




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